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El arte de sanar

A su regreso de un viaje por Perú, la artista Laura Hart comparte un fragmento de lo vivido en un encuentro de curanderos que reunió a maestros de la región para compartir sus enseñanzas.


Dice Roberto Follari que Laura Hart apuesta a la memoria, esa “luz de conciencia en el decurso ciego del devenir de la materia”. El rasgo humano puesto sobre el pasado, afirma él. La clave silenciada del presente, explica. Esta mañana nublada, Laura Hart recibe a Correveidile en su casa-taller de Vistalba, con un café caliente y el relato de sus últimos recorridos por una búsqueda que inspira su obra y alimenta su vida.

Estudiosa del arte rupestre en Cuyo y creadora de una obra que le rinde homenaje, Laura indagó en las tradiciones andinas chamánicas y viajó en 2013 a un encuentro de curanderos sudamericanos en Cajamarca, Perú, donde fue parte de sus saberes y rituales ancestrales. Maestros de la selva amazónica, de la sierra y de la costa peruana compartieron con invitados de Brasil, México, Argentina, Chile y Estados Unidos su filosofía de la sanación.

“Allí fue donde el maestro Agustín Guzmán me mostró una de sus grandes herramientas para recuperar el camino trascendente: el arte; la pintura como sanación. La creación como expresión del alma y conexión con los espíritus que indica el verdadero rumbo. El maestro me dijo: el hombre se enferma solo o recibe algún daño. Hay que expandir la conciencia, el universo… Allí está la sabiduría: en la tierra de las plantas, en los animales”, recuerda esta vecina de Vistalba, docente y creadora de una obra que incluye pinturas y murales de pájaros, pueblos y signos.

El comienzo del encuentro consistió en un “pago al agua” en Los Baños del Inca, donde los participantes volcaron en un cuenco común el agua oriunda de sus regiones, que bebieron y ofrendaron a la Pachamama en el ritual de despedida. Durante las jornadas hubo exposiciones de los maestros sobre modos de curar, experiencias y filosofías. Fue el caso del antropólogo cajamarquino Alfredo Mires, quien ofreció una charla sobre “Agua, curanderismo y culturas originarias en el Perú” en el que repasó las realidades campesinas desde un pensamiento profundo y crítico.

La artista Laura Hart también participó de la inauguración de una muestra pictórica sobre los sueños amazónicos de la Escuela Nyi de Iquitos, integrada por niños y jóvenes que hacen del arte una primavera. Sobre el final, los participantes se despidieron en Cumbemayo, una zona arqueológica a 3500 sobre el nivel del mar en un ritual inolvidable. “Todavía me conmueve pensar en todo ese amor a la Naturaleza y sus criaturas, a los congéneres, a los abuelitos que enseñaron tanto. Pienso en esa forma de la ver la vida más integrada al cosmos, más equilibrada, seguramente más sana que lo vertiginoso de las grandes ciudades movidas por el materialismo y el individualismo”, considera.

El arte es para nuestra vecina una posibilidad de sanación, un estado de armonía, un camino hacia el interior del ser que interrumpe la vorágine mental en la que vivimos. De las últimas enseñanzas ancestrales, Laura Hart conserva una profunda admiración por los curanderos que la lleva a pintar sobre temas vinculados al chamanismo sin abandonar el “signo”, que desarrolla hasta sus últimas consecuencias. “Todo lo mío está escrito acá”, dice sobre los trazos que habitan sus lienzos. Madre de tres hijos y abuela de cinco nietos, Laura estudió fotografía, serigrafía, dibujo, pintura y escultura. Ha sido curadora de galerías, directora del Museo de Arte Moderno de Mendoza, trabajadora del Museo del Área Fundacional y viajera incansable en los últimos años. Es también documentalista y coordina un taller de arte en su casa que invita a descubrir la imagen interior.

Más datos de la artista en: www.laurahart.com.ar

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