Categoría | Destacados, Info general

La falta de una política de estado de arbolado está matando nuestro patrimonio forestal

El desastre que dejó el último viento zonda en nuestra provincia, con la gran cantidad de forestales caídos y accidentes ocasionados, dejó en evidencia el estado terminal en que se encuentra nuestro arbolado público.

Es verdad que el Zonda del 21 de julio fue muy fuerte. Pero también se debe asumir que los daños ocasionados fueron desproporcionados.

Lo que da más pena es que varios periodistas reconocidos salieron a clamar por el replante de árboles para evitar que este desastre vuelva a ocurrir. Cabe entonces la pregunta: ¿para qué replantar si con la falta de cuidados a que serán sometidos esos nuevos ejemplares les va a ocurrir los mismo?

La solución más bien viene de la mano de nuestra dirigencia a quien evidentemente no le interesa el patrimonio forestal de ninguna manera -un viejo problema que lleva varias décadas-. Es más, hasta pareciera que este tema le molesta, porque no existe ninguna política que atienda en serio esta problemática. Hace unos años, en 2008, hubo un amago de tomar cartas en el asunto con la aprobación de tres leyes que intentaron solucionar la emergencia del estado forestal, pero nunca se trabajó en ponerlas en práctica, salvo ocasionales situaciones. Se desentienden del problema. Y así estamos.

Es muy claro: los árboles para crecer y mantenerse firmes necesitan tres cosas fundamentales: agua, podas correctas y curaciones periódicas. Sin esas tres simples cosas, obviamente que se irán debilitando en el tiempo hasta convertirse en peligrosos.

Ahora bien: cabe preguntarse ¿es lícito dejar pasar que el patrimonio forestal y cultural mendocino (que tanto esfuerzo y recursos costó), no sea cuidado y protegido por quienes vinieron después a gobernar, quienes debieron y deben hacerse responsables del legado que recibieron y como tal, mantenerlo y cuidarlo como corresponde para las futuras generaciones?

Política de Estado Ya

Cien años atrás el arbolado público fue una política de estado, fruto de la creatividad de aquellos visionarios estadistas que gobernaban nuestra provincia y que, en trabajo mancomunado con los científicos, lo crearon para enfrentar las epidemias y el clima desértico de nuestra provincia, algo fundamental para nuestra calidad de vida. No existe de forma natural, como muchos hoy creen porque siempre lo vieron allí. Costó mucho trabajo y recursos de todo tipo.

Estaría bueno, entonces, que de una vez por todas nuestros funcionarios tomen la iniciativa y se pongan ya a diseñar, implementar y ejecutar una política de estado que salve del gravísimo estado en que se encuentra nuestro arbolado público. Sus hijos y los nuestros se lo van a gradecer.

Cuando las raíces de los árboles son cortadas -generalmente para obras de zanjas, cloacas, etc- el daño es inevitable si éstas no se hacen teniendo en cuenta la sustentabilidad del árbol. Esta amputación de su base de sustentación, afecta obviamente su posterior estabilidad.

En calle Guardia Vieja, llama la atención que la mayoría de los árboles caídos sean del margen oeste, todos con su sistema radicular dañado, lo que les desestabiliza su sustrato de arraigo. En el margen este de Guardia Vieja se contaron sólo dos árboles caídos, que tenían sus raíces expuestas. Esto hace que el árbol se descalce y se torne riesgoso.

“Es políticamente incorrecto, desagradable, va en contra de tanta sustentabilidad pregonada por todas partes. Pero mientras los discursos hablan de sustentabilidad, lo que se hace en el día a día está en las antípodas. Entre una ciclovía hecha con financiamiento internacional, y la conservación de una acequia de riego, se prioriza la ciclovía y se tapa la acequia. Así se ha “resuelto” la falta de espacio en alguna calle”. Arq. Roberto Dabul. MDZol

Deje su comentario