Por MONICA ITOIZ -arquitecta y docente, vecina de Chacras-
“La arquitectura cobija un espacio donde las personas residen y hacen su vida, pero es interesante -en función de la intención del nuevo equipo de trabajo municipal- poner en práctica algunos conceptos de urbanismo. Eso es valioso y elogiable, sobre todo el hecho de que lo que se proponga cuente con el consenso de la población. (En relación al proyecto presentado por De Marchi)
En este sentido hay una tarea que resulta esencial y es que se conozca y difunda la historia y las características de esta localidad. Cada lugar depende del sitio, del momento y de quienes viven allí y si uno recorre los orígenes de Chacras de Coria encuentra rasgos sumamente especiales. En esta zona, que puede estar acompañada de Vistalba y La Puntilla, si nos referimos a un área mayor, existen antecedentes de localización desde los Huarpes y luego los españoles, y es precisamente por esto que se distingue: en este punto, el agua del Río Mendoza tiene su primera derivación, por lo tanto, existe agua pura. Además, si uno compara esta zona en relación a la Ciudad, es alta y eso supone frescura.
Hay un libro de Ricardo Ponte, “De los caciques del agua a la Mendoza de las acequias”, en el que muestra claramente los mapas de localización de cada uno. Sumado al agua y la altura, otro aspecto de valor por el cual estas poblaciones eligieron este lugar es que forma parte del Pedemonte, de la falda de la Cordillera, y eso representa una calidad de suelo excepcional.
Estas condiciones hacen que Chacras de Coria y sus alrededores sean un oasis verde, un oasis sumamente amable para la vida. Esas poblaciones de antaño, más las que vivieron a lo largo de las distintas épocas, se fueron localizando aquí y dejando sus huellas a través de sus construcciones, del uso del lugar, de su agricultura y demás. Estos aspectos hacen que esta zona tenga una riqueza cultural e histórica particular que es preciso conocer, porque en la medida que entendamos el valor del lugar en el que vivimos, seremos los primeros en defender y preservar los elementos de calidad que continúan presentes. Para desarrollar esa actitud futura, la tarea de difusión de los valores del lugar, sumado al aporte de sus habitantes, resulta fundamental.
Calle Victor Delhez
La arquitectura planteada a lo largo del tiempo es la que cierra ese espacio y define los ámbitos de cada uno de los grupos que viven y vivieron aquí. Este encuadre de base permite pensar luego algo tan particular como la arquitectura.
Esta vendría a constituirse como una huella, como una pisada que dejaron quienes residieron aquí, en sus espacios abiertos y libres.
La arquitectura está constituida por momentos, como si fueran capas superpuestas; personas que vivieron en distintas épocas, con distintas realidades y propósitos, con intereses culturales diversos, con lo cual las respuestas son también diversas. Allí se suma un valor más: la diversidad en un mismo sitio.
En un análisis más particular, se podría pensar en quiénes estuvieron aquí y entonces, de acuerdo a su origen, trabajo o función, detallar esas situaciones. La arquitectura es el reflejo de esa variedad de situaciones; entonces es preciso comprender primero el contexto y la simbología de la arquitectura dentro de él. En ese sentido, la huella no es borrada a través del tiempo y persiste con el paso de los años a través de sus construcciones.
Entre los aspectos generales que también hay que considerar antes de hablar de lo puntual de la arquitectura, podemos ver que, comparando Chacras, Vistalba y La Puntilla, tienen una conformación claramente diferente. Vistalba o La Puntilla no tienen un centro, una plaza que constituyan el núcleo para la vida del pueblo como sí sucede aquí en los terrenos donados por Mazzolari.
Cuando llegué a Chacras de Coria, en 1967, alcancé a vivir en Chacras desligada de Mendoza, cosa que ahora no se puede distinguir, pero en aquel momento, en este lugar, había que autoabastecerse con una iglesia, un correo, la policía, la escuela, el banco y esos edificios institucionales, su farmacia, su centro de salud, configuraron también la identidad del lugar.
Calle Almirante Brown
Recorrer la historia de este lugar permite entender su estructura pasada y actual. Cuando no había transporte, salvo un colectivo con horarios pautados, ni gas natural, ni teléfono, no resultaba apetecible vivir aquí salvo para quienes habían nacido en estas tierras y para aquellas familias dedicadas a la agricultura, hasta que empezó a darse la situación de algunas personas que vivían en la Ciudad y estaban bien posicionadas económicamente que decidieron hacer sus casas de veraneo. Ahí se dio una simbiosis entre el agricultor, quien vivía todo el año y aquel que venía en determinados momentos a gozar de las características del lugar. Cuando se instalan esas personas, empiezan también a influir en el lugar.
Los valores de conjunto están dados a su vez por las personas que han vivido en Chacras de Coria. Este era un pueblo con integrantes importantes para su grupo social; en ese sentido, el doctor Levy, las maestras de la escuela, el enfermero, las hermanas Crescini, el bicicletero, el peluquero, era un pueblo que tenía la riqueza de esas personas que eran claves en el día a día: Galina Tolmacheva, creadora de la escuela de Teatro de la UNCuyo, Edmundo Correas, primer rector de la Universidad, personas que sentaron antecedentes a través de sus construcciones, sus espacios, y siguieron matizando lo que era la sociedad de este lugar hasta entonces. También la confluencia de artistas, Delhez, Pardo, la familia Rossell que tocaba la flauta, la familia De Borbón que tenía un coro familiar; habitantes que le dieron una riqueza especial a este lugar gracias a que eligieron vivir aquí. En la calle Besares vivieron las maestras traídas por Sarmiento. Cuando empezás a sumar esto te das cuenta de que es un lugar singular, único e irrepetible, y por eso uno llega a enamorarse y a ponerlo en valor con todos los matices que realmente tiene. Ese es el único camino para poder avanzar en tareas a futuro: formar e informar sobre esa conciencia a través de una sucesión de situaciones que en síntesis estaría dado por el lugar, el tiempo y las personas.
Por eso me parece a mí que recuperar sitios patrimoniales es en realidad observar la envoltura de quien vivía allí dentro y eso es inseparable de su contexto, teniendo en cuenta que la arquitectura es la representación o la huella de quien habitó en ese momento ese lugar, y de ahí considerar su capacidad constructiva, el manejo de los espacios, su uso, su tamaño.
Muchas veces el hecho de impactarlo negativamente, y que sucede de muchos modos, no es estrictamente por un interés monetario o de posesión sino ignorancia: no haber comprendido los valores del lugar”.