Hace varios meses decidimos no ocuparnos en este espacio del Covid-19. Fue a mediados del 2019. Todos estábamos saturados de noticias, datos, imágenes y comentarios sobre la pandemia. Informaciones contradictorias desde el sector sanitario. Barbijos sí, barbijos no, clases presenciales sí o no… Meses de mucho desconcierto. Nadie sabía a ciencia cierta qué era lo adecuado o lo mejor ante esta situación cada día más crítica.

Sin embargo, hoy, en mayo de 2021, la realidad nos impone volver sobre el tema para intentar reflexionar juntos. No tenemos soluciones ni mágicos consejos para afrontar esta enfermedad. Sólo algunos pensamientos para compartir.

Durante el verano vivimos con cierta despreocupación, presintiendo que todo iba mejor. Después de tantos meses de encierro y con tantas prohibiciones veíamos una luz al final del tenebroso túnel. Los contagios del coronavirus habían disminuido, los hospitales contaban con más camas de terapia intensiva…

Sin embargo estamos ahora frente a un escenario más peligroso que el del año pasado. Este mes tiene el récord de fallecidos desde el inicio de la pandemia.

Como si alguien de repente hubiera abierto la Caja de Pandora. Esta caja proviene de un mito o leyenda griega. Pandora fue la primera mujer creada por Hefesto por orden de Zeus. Resulta que éste quería vengarse de Prometeo por haber robado el fuego y dárselo a los humanos.

Entonces le presentó Pandora a Epimeteo, hermano de Prometeo, con quien se casó. Pandora recibió un misterioso regalo: una caja con instrucciones de no abrirla nunca. Un día, Pandora llevada por su gran curiosidad abrió la caja para ver qué había adentro. Al hacerlo escaparon de su interior todos los males del mundo que a los dioses les había llevado siglos vencer: la vejez, la fatiga, la enfermedad, la locura, el vicio y la pasión.

Muchos compatriotas deben sentir algo parecido. Se nos vinieron todos los males juntos. Es que vivimos en una Argentina muy rara, llena de incertidumbres y contradicciones. Hoy nos vuelven a la Fase 1 por 9 días y todos nos preguntamos cuántos 9 días más se agregarán.

Ya vivimos una cuarentena de muchos meses que se renovaba cada15 días.

Las promesas de vacunas que demoran en llegar, los vacunatorios VIP para amigos del poder, el desempleo, la pobreza, la imparable inflación, el aumento de los combustibles, las peleas por la salud llevadas al barro de las chicanas baratas y hasta la guerra por la educación presencial o virtual… En fin, cómo no pensar en que alguien liberó a todos los males juntos.

A los ciudadanos comunes sólo nos queda cuidarnos lo mejor que podamos. Todos sabemos lo que se puede y lo que no. La salud nunca puede convertirse en un botín de guerra. Nuestros dirigentes políticos deberían dar un ejemplo de sensatez, de unidad y procurar dejar de lado diferencias ideológicas por el bien común de todos los argentinos.

Dicen que cuando Pandora logró cerrar la caja, adentro sólo quedó la esperanza, el único bien que los dioses habían depositado en ella.

Por eso “la esperanza es lo último que se pierde”.