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Por Adolfo Mallea. Vecino /Arquitecto
En nuestro distrito Chacras de Coria, por acciones de la gestión pública, hemos visto avances, aunque perfectibles, en los recorridos de ómnibus y micro-buses, en el cambio de sentido de la circulación vehicular, en la implementación de ciclovías, etcétera.
Sin embargo, recientes intervenciones que afectan especialmente al arbolado público, han generado honda preocupación y rechazo entre los vecinos y la población en general.
La Ciudad de Mendoza, como ciudad de oasis, se ha basado en la cultura del arbolado y de los espacios verdes. La calidad de vida de sus habitantes depende de eso y cualquier daño a un ejemplar es un daño a la visión de vida que tenemos los mendocinos.
Muchas veces se trata de justificar estas acciones con cierta idea de progreso, que consiste en darle más auge al auto y mayor fluidez al tráfico, medidas que sólo complican el ritmo de las ciudades.
En cualquier intervención urbana habría que tener en cuenta, de forma integral, una serie de factores que hacen a la convivencia y participación social, al patrimonio cultural y ambiental… y a todas las condiciones que le dan identidad a un lugar. Si se analiza y toma como referencia a otras ciudades en las que ha habido intervenciones para recuperar sustentablemente la calidad de vida (Ej. Medellín, Curitiba, Guanajuato) observamos que se han basado en estos valores.
En cuanto a nuestro distrito, Chacras de Coria tuvo siempre un trazado espontáneo de calles con tránsito limitado y sitios especiales, que hemos elegido quienes vivimos acá y que hacen a los valores propios. Si ello no fue considerado en las intervenciones actuales, sería importante “rebobinar” para preservar la condición urbana de los espacios tranquilos.
Es injustificable eliminar un solo árbol y ni hablar de tantos ejemplares en beneficio de calles vehiculares que van en contra de la visión de Chacras como cuña verde y que, inexorablemente fragmentarán lo que hoy es un trazado homogéneo.
Estamos destruyendo el Distrito con estas intervenciones, y los habitantes no queremos ser parte de estas decisiones, por no responder a nuestras expectativas; propiciamos, más bien, una gestión participativa.
Hoy cobran especial significado y vigencia los argumentos que, con palabras sencillas y de gran sabiduría, nos transmitiera Don Víctor Delhez, ante la posibilidad de abrir una calle, que evaluábamos desde la gestión municipal. El habitante ilustre de Chacras de Coria, nos decía “he elegido este lugar para vivir con mi familia por sus condiciones de tranquilidad, por poseer remansos de paz y por estar rodeado de árboles… por ello no quisiera resignar llegar caminando unos metros a mi casa”. Obviamente no abrimos la calle; nunca lo olvidaré.
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