El 24 de marzo no fue una fecha cualquiera. Señala el inicio del período más oscuro, triste y sangriento de nuestra historia: el golpe militar, que fue el inicio de la dictadura (aunque en realidad se empezó a gestar bastante antes). Muchos políticos de casi todos los partidos, empresarios, eclesiásticos, comerciantes, industriales desfilaron en los cuarteles azuzando a los militares para derrocar al gobierno de Isabel Perón. Sólo dos partidos salieron abiertamente a defender el Estado democrático: el Partido Comunista Revolucionario -fundado por Otto Vargas- y el Frente de Izquierda Popular -de Abelardo Ramos-. Todos los demás apoyaron el golpe, incluido el Partido Comunista.
Para la dictadura, el 24 de marzo fue una fecha fundacional: una ceremonia desde el Estado, a cargo de jefes militares, autoridades civiles y diplomáticos, con misa solemne de acción de gracias y editoriales de respaldo de diarios importantes. Se invocó a la memoria en nombre de la Nación para rechazar un pasado que no debía repetirse. El ritual buscó reforzar valores, objetivos y liderazgos del régimen y se basó en lo que exhibía como sus victorias mayores: la derrota de la subversión y el orden político y económico que dejaba atrás el desgobierno y la corrupción.
En los últimos años de la dictadura la fecha ya no evocó ninguna victoria. Desde la sociedad, por la acción de organismos de familiares y de algunos políticos e intelectuales, nació una nueva narración sintetizada en los crímenes de Estado y la figura trágica del desaparecido. Los jefes militares se mostraron ahora a la defensiva en su intento de justificar sus acciones: la “victoria contra la subversión” pasó a ser “la guerra sucia”.
El 2 de abril de 1982 tropas argentinas desembarcaron en las Islas Malvinas con el fin de recuperar la soberanía que en 1883 había sido arrebatada por las Fuerzas Armadas de Gran Bretaña. A pocos días de desembarco y toma de las Islas, la por entonces primera ministra de Inglaterra, Margaret Thatcher, envió una dotación de militares ingleses para dar respuesta y desplazar a los militares argentinos. El conflicto militar, si bien fue corto, duró dos meses y medio, y tuvo resultados trágicos: 649 bajas argentinas y más de 500 suicidios motivados por secuelas y traumas de posguerra. También murieron 255 británicos y 3 isleños.
El desalentador escenario político, social y económico que Argentina protagonizó en ese entonces, funcionó como principal motivación para que la dictadura militar, de manera apresurada y sin mayores estrategias, realizara un acto patriótico y heroico que mejorara su imagen de gobierno. Sin embargo, el fracaso y la derrota de las tropas argentinas, deterioraron más su imagen.
La guerra terminó el 14 de junio de 1982. Renunció Galtieri y dejó al Gral. Reynaldo Bignone, quien debió convocar de inmediato a elecciones democráticas.
El 2 de abril fue y es el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Sendas fechas son feriados nacionales inamovibles.
El periodista y escritor Sergio Bufano se pregunta: “¿Día de fiesta o día de duelo?”. El origen del término feriado proviene del latín, ‘festa’: celebrar. El diccionario de la RAE define: “es un acto o conjunto de actos organizados para la diversión o disfrute de una colectividad”. El feriado es diversión y regocijo.
En estas fechas no hay que celebrar. Y propone que debería declararse, en cambio, Día de Duelo Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Simultáneamente, habrá que declarar como feriado nacional al 10 de diciembre, fecha en que se recuperaron las instituciones democráticas y finalizó la dictadura militar. Será entonces una jornada de alegría y celebración.