El día de ayer , nos dejo nuestro amigo y colaborar Mario del Campo. La familia Correveidile lo despide con mucho cariño.
El día de ayer , nos dejo nuestro amigo y colaborar Mario del Campo. La familia Correveidile lo despide con mucho cariño.
28 de Junio de 1938 – 24 de Octubre de 2021
Querido vecino, que vivía feliz en Chacras, la tierra de su madre Malisani y siempre agradecido a su gente. Palabras de su hija Jimena, también su colega arquitecta.
MI PAPA
Mi Refugio
Mi Maestro
Mi Socio
Mi Compinche
Mi Referente
Mi Orgullo
Sus amigos, mis amigos
Mis amigos, sus amigos
Familia – Estudio
Lo mismo
Estudio – Profesión – Pasión
Lo mismo
Sin Límites Sin Tiempo
Sin Espacio Sin Pausa
Todo fue Arquitectura
Nuestras eternas
Y pasionales discusiones
A ver quien daba el brazo a torcer
Súper sangre vasca a full
Tus anécdotas maravillosas
Tus imitaciones
Tus chistes que tus nietas reían a morir
Histriónico y cómico por naturaleza
Cantor de tango,
Profesión frustrada como decías
Futbolero nato
Tu amada Córdoba
Tu amada Villa Nueva
Tu amada Raquelita
Tus amados hermanos
Pelado – Negro – Chicho
Tu amada familia
Tus grandes dolores
Que los supiste llevar como un valiente
Sin perder la marcha ni la alegría
A los 78 años falleció nuestro vecino Carlos Gil Aceituno, un recordado centro delantero de Gimnasia y Esgrima en las décadas del 60 y del 70. Fue popularmente conocido como el Cachorro, desde sus comienzos en el semillero del Lobo. Autor del histórico gol que en 1969 clasificó al conjunto del parque a su primer Nacional en 1970 al derrotar 1 a 0 al Atlético San Martín tras dos recordadas finales que se jugaron apenas en 24 horas. También formó parte del equipo que jugó los Nacionales de 1971 y 1972 y resultó campeón en las temporadas de 1964 y 1969. Junto a quienes fueran sus compañeros Víctor Antonio Legrotaglie, el Bolita Alfredo Angel Sosa y el Polaco Alfredo Victorino Torres integró el grupo que se conoció como “los compadres” unidos porque eran inseparables, plenos de optimismo y alegría, espíritu ganador y su condición de líderes. En su querido Gimnasia también trabajó como preparador físico, carrera que completó en su época de futbolista. En el fútbol mendocino dejó su huella de buen jugador, mejor persona y se lo recordará siempre con gratitud, admiración y respeto. ¡Descansa en paz, Cachorro!
Ernesto Puig, nació en Salta el 15 de marzo de 1949. Ha fallecido -al final de una larga e intensa enfermedad- en Chacras, el 25 de enero de 2021. Desde niño mostró una clara vocación por la carrera militar, la que abrazó y desarrolló con dedicación ejemplar como oficial del Ejército. Estuvo destinado en unidades de infantería de paracaidistas, de monte, de montaña, y mecanizada y en Comandos a lo largo y ancho del país, se graduó como Oficial de Estado Mayor y participó como Observador Militar en 1995, en el conflicto armado entre Perú y Ecuador. Fue Director del Liceo Militar General Espejo de Mendoza y se retiró del servicio activo con el grado de Coronel. Se preocupó por la educación integral de sus cuadros y soldados, buscando formarlos tanto en la defensa de la Patria como en sus almas. Igualmente a los cadetes del Liceo. En su vida civil continuó desarrollando su vocación docente en distintos ámbitos e instituciones de nuestra provincia En la Universidad Austral cursó la Tecnicatura de Orientación Familiar, dedicándose desde su egreso a los aspectos ineludibles en la vida de las jóvenes parejas, impulsándolas a la armonía matrimonial, intentando que vivieran virtuosamente, proponiéndoles futuros en unión y alegría. Fue formador de formadores, a través de su acción como Tutor a Distancia de la Universidad Austral. Su matrimonio con Fernanda Barrera Oro y ejemplo como padre de Agustin, Florencia y Rocío, le permitió trasmitir naturalmente virtudes aleccionadoras. Fue un miembro activo en nuestra comunidad, promoviendo acciones patrióticas y solidarias, integrando, por ejemplo, el Consejo Parroquial de Asuntos Económicos (CAE) en nuestra Parroquia del Perpetuo Socorro. Su vida social -a la que se le incorporan una legión de amigos- acompañó sus participaciones en representaciones teatrales o con su bombo y su dotada voz -cuyo tono sobresalía- en conjuntos folclóricos, a los que transmitió el estilo y tradición de su origen salteño. Pero no es solamente este tránsito paradigmático -pero humilde- lo que descolla. Lo relevante, aunque eminentemente privado, es su intensa y profunda vida espiritual (causa de lo anterior), producto de lo cultual y de una sólida formación clásica de los fundamentos teológicos y filosóficos de la vida cristiana. La Fe y Esperanza en acto lo llevó a hacer y ser lo que era. La Caridad, a llegar a donde está.
Nació en Palermo, Buenos Aires, un 29 de agosto de 1938. Alguna vez escribió sobre su lugar natal: “Había en mi niñez una pared para cada madreselva, un definido lugar para el perfume en la calle de piedras…”
Por Ester Vida, Coordinadora del grupo literario “La Trampa” – Junio 2020
Siempre comentó que vivía muy cerca de Jorge Luis Borges. Fue una niña curiosa, intrépida, llena de anécdotas para contar. Capaz de rememorar a sus abuelas y sus consejos. Su padre, gendarme, viajaba por distintos lugares del país. Yuyi compartió su niñez con dos hermanos, Alicia y Darío. Ya en Mendoza, estudió, se recibió de maestra y ejerció en la escuela Teresa O’Connor y luego en la Escuela Comandante Torres de Ciudad de Luján. Sembrando enseñanzas, recuerdos, emociones, siempre dispuesta a hacer reír, a escuchar, a escribir, a contar.
Estas palabras de unas colegas de “la Yuyi”, Petty y Susana, nos dicen mucho:
“Se fue la Yuyi pero, los personajes como la Yuyi ¿se van realmente? ¿Cómo se va a ir esa esposa, más “compinche” que esposa del queridísimo Carlos? Esa madre y esa abuela tan original. Ese ser humano que tenía la capacidad de convertir sus tragedias en un sainete. Esa maestra que sentaba sobre sus rodillas al pequeño de primer grado que no quería escribir. Esa “seño” inolvidable que logró que los niños se divirtieran en sus clases. Esa guía de los talleres más productivos y simpáticos que los lujaninos disfrutaron durante muchos años. Esa compañera de trabajo irremplazable. Esa docente luchadora, que aún mojada con agua azulada y llorando, podía burlarse de su aspecto. Esa escritora genial. Esa incansable soñadora de un mundo mejor. Esa mujer extraordinaria y feliz, que es nuestra amiga, se irá cuando en este mundo se termine la ternura, la risa y la alegría. Hasta que nos volvamos a encontrar, hermana del corazón”.
Su trayectoria en las letras la llevó a ser distinguida en el país y en el extranjero, recibiendo más de 40 premios por su labor poética. Su producción también como autora de libretos y guiones vendimiales de Luján y Jurado provincial de libretos y certámenes literarios. Publicó varios libros de poemas, participó en antologías con otros autores, poetas y narradores, dejándonos esta valiosa herencia de bellas palabras y esmerados versos, para seguir disfrutando su creación.
La charla con Yuyi se convertía en un placer por su generosidad para hablar, con su alma maestra, sus saberes, una animadora especial como Coordinadora del Grupo Literario “La Trampa”, cuya trayectoria de más de 28 años, ofreciendo su casa y su palabra poética, como así también su alegría en la risa franca.
El camino que ha recorrido en sus 81 años de vida fue entre poemas, perfección en la palabra y enseñar a sonreír con el otro. El arte de escribir es saber sacar de la vida las mejores páginas para contarlas. En ese legado están sus hijos Analía y Alejandro, con Juan y María Amalia y sus cinco nietos.
Yuyi se dejó inspirar por el acontecimiento, por la vida, por el amor y su familia, y lo fue transmitiendo por todos los senderos.
Despedir a una amiga no es fácil, porque los ojos se inundan de lágrimas y las emociones se tiñen de recuerdos. Ese 4 de junio le escribí: “Hoy has partido a reencontrarte con los tuyos, aquellos que viajaron antes, pero nos dejás tu sonrisa y cariño, tus pícaras respuestas y esa imagen de mujer profunda y emprendedora. Un abrazo del alma…hasta siempre…
Uno de sus poemas, del libro “Así decimos” (1988)
La palabra
Y todavía
queda la palabra:
susurro
grito
redoble
tañido de campanas;
cáliz ritual
retrocedido,
liberta y libertaria.
Incontrolable manantial precipitado
que albergo en la garganta.
todavía hoy
monodiando su inescrutable migración
queda
la palabra.
Lía Ruth Truglio Farina
Amparos Campos de Sconfienza no recorrerá más las calles que la separaban desde su casa de siempre hasta donde funciona el Centro de Jubilados que ayudó a crecer y que tuviera su casa propia.
Esta comunidad de chacrenses la extrañará mucho, a pesar de que sus jóvenes 93 años fueron atravesados por un cansancio repentino de vejez que nos hacía presuponer su partida.
Ya no cuidará de su jardín ni jugará con sus bisnietos, como solía hacerlo por las tardes.
El 3 de abril, esta vecina ilustre de Chacras de Coria, decidió convertirse en una estrella de luz para sus hijos Andrés y Stella Maris, sus cinco nietos y sus tres bisnietos.
Ya junto a su marido, Federico “Perico” Sconfienza, quien también era un hombre comprometido con la vida vecinal, social y cultural de Chacras de Coria, seguro nos seguirá acompañando -desde ese plano que algunos llaman Cielo- a quienes la quisimos y admiramos.
Gracias por todo, Amparito. Ha sido un placer. Ya trabajó bastante para su familia y su Chacras de Coria. Descanse en paz.
Gabriela Figueroa
Maestra, escritora y poeta, Lía Ruth “Yuyi” Truglio, murió los 82 años. “Sus compañeras, docentes de la Escuela Teresa O’Connor, recuerdan con mucho cariño a Yuyi Farina. Enviamos un cálido abrazo a sus familiares y el agradecimiento por haber compartido con ella años felices de docentes comprometidas con el prójimo”.
Nacida en Buenos Aires y lujanina por adopción, su compañero fue Carlos Farina, con quien tuvo un hijo y una hija, además de cinco nietos. Dio clases en la Escuela Teresa O’ Connor y en la Comandante Saturnino Torres, de Luján de Cuyo. Su obra obtuvo el reconocimiento de diversos círculos literarios y fue subdirectora de Cultura de la Municipalidad. La Cámara de Diputados de Mendoza la distinguió por su trayectoria en las letras y también lo hizo el Concejo Deliberante. Más de 40 reconocimiento obtuvo a lo largo de su trayectoria y a nivel internacional; fue parte de círculos literarios destacados y escribió libretos de la Fiesta de la Vendimia.
Hijo del dirigente socialista de nombre Benito, fue un hombre sensible y versátil que atendió en zonas rurales, brindó asistencia gratuita y fue un ejemplo de acciones positivas.
Médico y psiquiatra, reconocido por su perfeccionamiento en reflexología y neurofisiología, pionero de la medicina forense, de la neurobiología y precursor del estudio de la emoción violenta. Además de su actividad profesional, docente y científica, Marianetti desarrolló su faceta artística en distintas expresiones, como canto lírico, pintura y literatura. En esta faceta, su participación plena en el libro “Historia de Luján por Lujaninos” fue una intervención muy importante para el círculo de letras local, entre otras tantas publicaciones realizadas por su autoría.
Hace un tiempo, la vecina Onelia Cobos escribió el texto que compartimos a continuación:
¿Qué resaltar primero, su sapiencia y humor o sus orígenes brillantes, a los que ha respondido con creces?
La calle Cubillos es angosta. Se puede acceder a ella por Besares. Esta arteria guarda la casa que fuera del gran Benito Marianetti, su padre, “el señor de los cerezos en flor”, como lo llamó el poeta Nicolás Guillén.
Enrique vive en ese hogar diseñado por el arquitecto Aubone Videla desde 1940, en la que fue, para su familia, la casa de verano, la de las abejas, las uvas maduras, el viento meciendo las hojas de parra en las tardes frescas del microclima chacrense después de las siestas ardientes.
Fue comprada por Benito con una sola cosecha del viñedo circundante. Estuvo destinada a albergar la excelencia, los valores poderosos del ser humano.
Por allí pasaron Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda, la música y el canto de Mercedes Sosa, Daniel Talquenca, Tejada Gómez…
Enrique Marianetti sigue viviendo en ella sin haber modificado su estructura básica. La completísima biblioteca del altillo parece guardar la antigua atmósfera de luchas ideológicas y visitas ilustres.
Enrique suele subir para ser envuelto por una energía que no ha desparecido del espacio y en esa aparente soledad, vuelve a sentir el abrazo fraterno de los padres y a escuchar “el acorde y las melodías del piano de su madre y la nostálgica mandolina de su abuelo”.
Enrique, doctor en Medicina, legista, psiquiatra, máster en criminología, profesor secundario y universitario, es un espíritu conectado con el profundo significado de la vida, un buscador denodado del mejoramiento de la humanidad y el servicio destinado a los otros.
Poeta, pintor, escritor, su mente lúcida en la adultez mayor, le permite conservar la capacidad de soñar, que junto a su fino humor lo hacen un ser especialmente sensible.
Su preocupación sobre el tiempo presente es la muerte de la sensibilidad. Sigue pensando que en la educación está la esperanza del futuro para derrotar el desastre de la deshumanización.
Dolor y alegría de saber que hasta tus últimos días de tu paso por la tierra demostraste entereza y humor, viendo la cosecha de tu siembra de amor y cariño, privilegio de transitarlos con el afecto de tu incondicional mujer, de tus hijos y de los amigos que pudieron estar con vos en tus momentos de despedida.