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Drogas, Cerebro y Comportamiento

“Bajo el efecto de las drogas no te importa nada, sólo quieres aislarte del mundo y conseguir una paz interior que no se consigue en estado normal”, confesó Kurt Cobain. Las drogas alteran la conducta, pero, ¿todas las drogas tienen el mismo efecto en nuestro cerebro?

Por Lic. Cecilia C. Ortiz – Neuropsicóloga y Mgter. en Neurociencias*

Sin lugar a dudas este tema agobia nuestra cotidianeidad y es que, lamentablemente, cada vez más jóvenes, y no tan jóvenes, recurren a ella. Pero ¿qué es, o qué denota la palabra “droga”? La OMS dice que es “cualquier sustancia que, en el interior de un organismo viviente, puede modificar su percepción y estado de ánimo, la facultad de procesar información a partir de la percepción, la característica subjetiva de valorar la información y la conducta”.

Es decir que droga es cualquier elemento ajeno a nuestro cuerpo que, una vez incorporado, genera cambios en nuestra manera de concebir la realidad y de comportarnos conforme a ella.

Desde el punto de vista jurídico, y siempre teniendo en cuenta que todas las drogas son nocivas para nosotros, se distingue entre drogas legales e ilegales. El primer grupo incluye aquellas sustancias cuya producción y comercialización está contemplada por las leyes, es el caso del alcohol y del tabaco. Dentro del segundo grupo, están las sustancias cuya producción y compraventa es ilegal y clandestina.

En general, las drogas generan dependencia física y psicológica y, de acuerdo al efecto que tienen, pueden dividirse en tres grandes grupos:

-          Depresoras: Enlentecen el funcionamiento del cerebro, inclusive pudiendo conducir al coma a través de un proceso de “adormecimiento” de las funciones cognitivas. Es el caso de: alcohol, ansiolíticos (alprazolam, diazepam, lorazepam), opiáceos (morfina, codeína), hipnóticos, solventes.

-          Estimulantes: Aceleran el funcionamiento cerebral, induciendo a una aceleración del pensamiento que puede desembocar en hiperactividad, como las anfetaminas y la cocaína y, en menor grado, la cafeína y la nicotina.

-          Alucinógenos: Alteran el funcionamiento del cerebro, dando lugar a distorsiones perceptivas y/o alucinaciones, como el LSD, los hongos alucinógenos, floripón y algunos derivados químicos del cannabis.

Al hablar de drogas es importante revisar algunos conceptos:

Si tenemos algún padecimiento físico o psicológico, el médico nos receta una droga. Nosotros hacemos un uso prescrito de esa sustancia, que estipula una dosis (debidamente planificada por el especialista) y un tiempo determinado. La finalidad es mejorar la dolencia.

Cuando se pierde el control sobre el uso de la sustancia, se despierta un ansia, es decir, un impulso intenso e indominable para incorporarla. La persona se ha hecho adicta al efecto de la droga en su cuerpo. Esto conduce al abuso, patrón desadaptativo de ingesta, que se manifiesta por una conducta compulsiva y recurrente a consumir. Muchas veces conduce a evadir obligaciones y a someterse a problemas interpersonales, sociales y legales.

Cuando, a pesar de la aparición de problemas significativos asociados al consumo, la persona reincide autoadministrándose la droga, hablamos de dependencia, lo que señala que se ha perdido la voluntad y el control. La dependencia abre el círculo vicioso de abstinencia – ansia / compulsión – abuso.

La dependencia física implica intensas alteraciones en la fisiología y en la neurotransmisión que conducen a que nuestro organismo necesite la sustancia adictiva para mantener su homeostasis.

La dependencia psicológica supone una sensación de satisfacción y motivación psíquica que ayuda a evadirse de una realidad muchas veces dolorosa, generando sensación de placer y evitación de sensaciones desagradables.

El abordaje siempre es interdisciplinario y, en algunas circunstancias, requiere internación, sobre todo si hay riesgo de vida para el paciente.

Sin lugar a dudas es un tema complejo, multicausal, que afecta no solamente al paciente, sino también a su grupo familiar y social próximo. Salir no es fácil, pero tampoco imposible. Como siempre digo, la realidad es dolorosa, pero nosotros podemos optar por no sufrir, depende de dónde elijamos posicionarnos.

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