En estos tiempos de crisis donde reina la violencia, la agresión aparece ante cualquier situación, el dinero no alcanza, y el tiempo… “no tengo”, nos suele pasar que nos encontramos sobrepasados y el estrés del día a día nos hace notar que… “ya no me acuerdo tan bien de las cosas”.
Por la Dra. Eliana Gaglio
Muchas personas mayores y a veces no tan mayores, se olvidan el nombre de los objetos, o dónde pusieron las llaves. Bien, este tipo de olvido es normal, puede que la persona esté estresada o simplemente sea distraída, pero cuando el olvido implica cómo llegar a casa, o repite una y otra vez la misma pregunta, esto ya no es tan normal y pueden ser señales de que algo más está pasando. El problema de la enfermedad de Alzheimer es que al principio la persona no sabe que la tiene y culpa a la vejez de su falta de memoria, hasta que el problema empeora cada vez más.
El Alzheimer es una enfermedad progresiva y degenerativa en la que mueren neuronas que afectan zonas cerebrales que involucran memoria, pensamiento, lenguaje y conducta. Es la forma más común de demencia. Suele comenzar después de los 60 años y va avanzando a medida que pasa el tiempo. El olvido es uno de los signos que más caracterizan la enfermedad, pero es un síntoma que también puede ser causado por otras condiciones médicas, como por ejemplo, reacción a ciertos fármacos, depresión, estrés, y otras enfermedades. Si bien hoy en día existen fármacos que ayudan a retrasar el avance de los síntomas por un tiempo y con mejores resultados en etapas iniciales de la enfermedad, no existe todavía un fármaco o tratamiento que la cure.
Una de las frases que surge cuando hablamos de esta enfermedad, es “yo no quisiera terminar así”, en donde la persona enferma ya no es consciente de sus actos, y a veces tiene lapsos en los cuales se da cuenta de su deterioro mental. Además nadie quiere generar un estrés ni ser una carga para la familia. Es una enfermedad que afecta directamente tanto al paciente como a su entorno, por lo cual las personas encargadas del paciente deben estar bien informadas sobre los cuidados del mismo, que no son pocos. Es necesario que estas personas consulten a los grupos especializados en la enfermedad, para recibir ayuda tanto informativa como de contención. A su vez es muy importante que esta persona no descuide su propia vida por cuidar a ese pariente, porque puede llevarlo a bajar sus defensas y enfermar, deprimirse, estresarse y de esta manera no ayuda al paciente ni a sí mismo.
Uno de los aspectos más importantes a la hora de prevenir, es consultar al médico cuando notamos que algo no anda bien, por ejemplo cuando la falta de memoria está interfiriendo en la rutina normal. Cuando una persona inicialmente comienza a tener problemas de memoria es de vital importancia que el médico ayude a encontrar lo que está causando el olvido, con lo cual si se diagnostica la enfermedad de Alzheimer ayuda tanto al enfermo como a los parientes a planear el tratamiento y los cuidados de la mejor manera.
Por todo esto sería interesante estar atentos y conocer un poco más acerca de cómo tratar de “prevenir” el daño neuronal. Cuando pensamos en prevenir la enfermedad, se dice que hay que hacer ejercicios mentales como los crucigramas, o hacer actividades con la mano contraria a la que usamos todo el tiempo. También se dice que hay que tratar de llevar una vida sana, por ejemplo hacer ejercicio, tener una buena alimentación, siendo estas conductas costumbres que debiéramos tomar como rutinarias, ya que en general hacen bien y ayudan a mejorar nuestra calidad de vida. Evitar las grasas en exceso, consumir alimentos sanos, meditar, hacer ejercicio, tienen un efecto antiinflamatorio y antioxidante que ayuda al mejor funcionamiento neuronal, evitando el deterioro temprano.
Pero ¿cuánto de esto realmente funciona?, ¿qué se ha logrado a nivel científico respecto al conocimiento del desarrollo y cura de esta enfermedad?
Estudios científicos muestran los avances conseguidos hasta el momento tratando de resolver el comportamiento de las moléculas. Hay estudios con células madre y estudios clínicos que muestran un mejoramiento social de los enfermos.
Varios estudios argumentan que trabajar con música no sólo es un recurso que puede aumentar las funciones sociales y de comunicación de los enfermos, sino que combinado con ejercicio físico estimula la función cognitiva.
También hay estudios donde observan que la estimulación cognitiva con ejercicios de memoria para adultos con demencia ayuda a mantener las neuronas en actividad por más tiempo.
Otros estudios hablan de estrategias preventivas para personas de mediana edad o más jóvenes, en la cual combinando tres técnicas de reducción de riesgos se puede elevar el umbral clínico de la aparición de síntomas cognitivos y reducción de la extensión de la patología: 1) reducir riesgo cerebrovascular mediado por hipertensión, diabetes, cigarrillos e hiperlipidemia, 2) estimulación mental relacionada con actividades de tiempo libre, ocupación y compromiso social, 3) ejercicio aeróbico regular.
Las centros de investigación científica promueven la participación en estudios clínicos de aquellas personas con y sin antecedentes familiares, enfermas o no para ayudar a combatir la enfermedad. Por eso es de vital importancia que aquellas personas que tienen la posibilidad colaboren, ya sea incorporándose a un estudio clínico o aportando donaciones a los institutos de investigación. De esta manera entre todos y con el tiempo podremos tratar de dilucidar los mecanismos implicados en la enfermedad para buscar tratamientos más efectivos, que realmente frenen la neurodegeneración y en el mejor de los casos que pueda revertir estos efectos, cosa que hoy en día, todavía no se consigue.
Por lo tanto hasta el momento, como no hay avances significativos en el desarrollo de drogas, lo más recomendable es tratar de prevenir el deterioro neuronal practicando una vida más sana y relajada, evitando la rutina, para hacer trabajar más nuestras neuronas. Un cerebro más activo, un cerebro sano por más tiempo.
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