Por Gabriel Gallar
DÃas atrás estuve de paseo en Catamarca. Coincidió mi visita con la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho. Para los catamarqueños este festejo equivale a lo que para los mendocinos es la Fiesta de la Vendimia. Es el festejo catamarqueño por excelencia. La fiesta comienza el 11 y finaliza el 20 de julio. Los 18 departamentos catamarqueños presentan a su candidata a Reina del Poncho. Un jurado decide cuál de las chicas es la más bella y le entrega su corona y su poncho real.
El predio ferial es inmenso. Sectores para comer y guitarrear, muchos destinados a los artesanos, que vienen desde todos las provincias argentinas a ofrecer sus obras y también chilenos, peruanos, bolivianos que aportan sus creaciones. Y, lógicamente un inmenso salón donde actúan los músicos y bailarines, todos de primer nivel. Los artesanos se agrupan en diferentes galerÃas según el rubro: madera, metal, tejidos, vidrio.
Entré a uno que ofrecÃa artesanÃas culinarias, tortas, alfajores, bombones, bocadillos de todo tipo, aceitunas en almÃbar… Todo casero y con los productores a la vista. Un muchacho muy joven me ofreció probar licor de nuez. Acepté el invite: un diminuto vasito plástico tan grande como un dedal lleno hasta la mitad. BebÃ, es una forma decir, el licor de nuez. Mientras esas gotas exquisitas transcurrÃan por el paladar sucedió algo hermoso:
Me encontré, como teletransportado, a 1984 o tal vez pueda haber sido 1985 (últimamente la memoria se pone traidora). Estábamos en la cuadra de la panaderÃa Los Andes de los Collovati, una noche gélida de julio cenando con los muchachos de la Unión Vecinal Chacras de Coria.
La cuestión que paso a relatar se inició asÃ:
Organizamos una rifa para recaudar fondos para la Institución. Primer premio: un lechón. Obviamente, todos compramos algún número. La suerte recayó sobre Lucio Nápoli y el tano dijo: muchachos, nos lo comemos nosotros. Asà fue que el animalito terminó asado en el horno de la panaderÃa.
Los vecinos de siempre recordarán, seguramente con su cuota de nostalgia, los nombres de los comensales reunidos aquel dÃa. Silvano Savoy, Eloy Cruz, Luis del Giudice, Tito Prieto, Pedro, Lorenzo y Luis Collovati, Faustino ElÃa, Simón y Lucio Nápoli y el que suscribe.
Luego de la cena y ya de sobremesa se organizó una amistosa partidita de truco. Para los que no saben, la cuadra de la panaderÃa es un sitio siempre tibio, donde se amasa el pan y las tortitas.
Para definir a los contrincantes se recurrió al azar: se tiraron cartas y los tres primeros reyes serÃan compañeros contra los tres primeros caballos. La casualidad deparó que los tres Collovati -Pedro, Lorenzo y Luis- fueran el trÃo que se enfrentarÃan con Tito Prieto, Luis del Giudice y yo. Pobres los Collovatti, no ganaron ni un chico. Este suceso trascendió los lÃmites de la cuadra panadera y las gastadas perduraron varias semanas). Pero, para amenizar la partida, Luis, que tenÃa una despensa en calle Italia, se trajo una botellita de licor de nuez. Confieso no haberlo tomado nunca. Era la misma nuez con algún dulzor vuelta lÃquida. Nunca más tomé ese licor hasta que este chango catamarqueño tuvo la mágica gentileza de ofrecerme esta invalorable posibilidad de revivir aquel encuentro entre amigos.
Bastaron esas poquitas gotas de licor de nuez para que reflotaran estos hermosos recuerdos que yacÃan dormidos en mi memoria.
Hoy, a pocos dÃas del festejo del DÃa del Amigo, deseo recordar a aquellos amigos de la Unión Vecinal que ya no están. Se fueron y con ellos parte de la historia de nuestro pueblo.
Hombres honestos, cabales y solidarios que luego de haber cumplido con sus cotidianas obligaciones se hacÃan un tiempo, que pocos valoraban, para intentar solucionar los problemas que aquejaban a Chacras de Coria.
De aquella cena rematada con licor de nuez sólo quedamos para contarla: Pedro Collovati, Luis del Giudice, Silvano Savoy y yo. Los otros comensales ya partieron a donde no hay urgencias ni mezquindades.
Un abrazo inmenso para los amigos Simón y Lucio Nápoli, para el entrañable colega Faustino ElÃa, para Lorenzo y Luis Collovatti, para Don Eloy Cruz y para el amigazo Tito Prieto.
enero 25th, 2016 at 0:40
GRACIAS GABRIEL POR TAN BELLOS RECUERDOS SOBRE MI FAMILIA.