Por Carlos Campana
Muy poco se conoce sobre la vida de este político honesto que tuvo la provincia en el siglo XX. Más allá de toda bandería política, fue inclusive respetado y admirado por los políticos de la oposición. Lo más interesante es que por muchos años, este personaje destacado fue vecino de Chacras de Coria y murió en esta localidad. Se llamó Ricardo Videla y llegó a ser gobernador de Mendoza de 1932 a 1934, además de ocupar otros cargos, como Cónsul General de Argentina en Suiza y ministro provincial de Industrias y Obras Públicas del interventor federal José María Rosa.
Conozcamos un poco más sobre su vida y su trayectoria pública.
Muchas obras con pocos fondos
Ricardo Videla nació el 24 de agosto de 1880 en la Ciudad de Buenos Aires. Obtuvo el título de ingeniero y se especializó en el exterior. Se estableció en Mendoza, la tierra de sus padres, para ejercer su profesión. Durante los comicios provinciales del 12 de setiembre de 1931, ganó la fórmula del Partido Demócrata liderada por el ingeniero Videla junto a su compañero, el doctor Gilberto Suárez Lago, y el 18 de febrero de 1932, aquel asumió como primer mandatario. Al iniciar su gobierno, debió afrontar una difícil situación financiera por la repercusión de la crisis mundial, pero puso en orden las finanzas eliminando acuerdos de ministros y revisando previamente los gastos. Además, los funcionarios del Gabinete y el propio gobernador redujeron sus sueldos. Con estas medidas logró salvar la crisis y su acción marcó el comienzo de una larga etapa de acción fecunda y constructiva.
Durante su administración, se creó el Tribunal de Cuentas de la Provincia. La crisis no impidió que se concretaran numerosas e importantes obras públicas. Promovió la diversificación industrial a través de la ley de fomento, que eximía de impuestos a las nuevas industrias otorgaba créditos a las conserveras. También impulsó la producción fruti-hortícola y alentó la olivicultura, la exportación de frutas, los nuevos cultivos, el fomento a las granjas y la instalación de frigoríficos. Con respecto a la vitivinicultura, buscó asegurar la genuinidad de vino y el embotellamiento en origen y dio beneficios impositivos a las cooperativas que elaboraran y exportaran este producto.
La salud tuvo prioridad durante su mandato al construirse el pabellón para niños y la sala de maternidad en el hospital Emilio Civit y otros nosocomios en el sur de Mendoza con su equipamiento de última generación para esa época. La educación fue una de sus mayores preocupaciones y se emprendió una campaña de alfabetización local, la construcción de edificios escolares y la sanción de la Ley de Jubilación del Magisterio, una norma por la cual los docentes venían peleando desde hacía muchos años. En turismo apuntó al fomento y revalorizó los sitios sanmartinianos por la ruta hacia Chile, desde Canota hasta el paso del Bermejo.
Honesto luchador
En 1946 aceptó integrar la fórmula gubernamental con el doctor Félix R. Aguinaga en representación del Partido Demócrata Nacional, pero fue derrotado en los comicios del 24 de febrero. Un año después se radicó en la Capital Federal donde se dedicó al manejo de firmas mendocinas, especialmente en vinos y frutos. Regresó a nuestra provincia por sus graves problemas de salud y distintos sectores políticos de la Legislatura, en conocimiento de la difícil situación económica por la que pasaba Ricardo Videla, propició concederle una pensión que él nunca pidió y que rechazó. Igualmente, la sanción de esa ley fue el único homenaje que el gobierno de Mendoza le rindiera en vida.
El ingeniero Videla fue un apasionado por la historia, en especial la vida y obra de San Martín, a quien estudió con gran profundidad. Realizó infinidad de conferencias sobre temas sanmartinianos. Entre sus publicaciones se destacó “San Martín gobernador”. Fue además miembro de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza. Falleció el 27 de agosto de 1960.