Salimos a la calle a dialogar con los vecinos acerca de su opinión y acatamiento de algunas normas de convivencia y la consideración por el prójimo en la vida en comunidad: respeto a la ordenanza de circulación máxima a 30 km de velocidad en el casco de nuestro pueblo, prioridad al peatón, evaluación de la gestión de los servicios municipales.

Este sábado Santo, la Plaza de Chacras está poblada de jóvenes que practican saltos en bici o patineta. Son pocos los adultos que deciden apropiarse del lugar. Una mujer, vecina histórica de Chacras que prefiere no revelar su identidad, se muestra indignada por el estado actual de este sitio: “Es una pena que se haya invertido tanto dinero para poner la plaza en condiciones y que esté como está”, dice. Sugiere, en cambio, que los jóvenes se reúnan en calles menos transitadas para realizar estas actividades. Por el contrario, Luis Toledo (70) está encantado con la destreza juvenil y asegura que los sábados llega desde el pedemonte a bordo de su bicicleta para renovarse con la energía de los chicos. Su zona, asegura, es tranquila, respetuosa y solidaria. Como ciclista, la cosa se complica: debe andar con suma precaución debido a la velocidad con que circulan los autos y colectivos por el centro del pueblo. “En vez de andar con cinco hay que ir con los diez sentidos”, bromea.

Luis Toledo, vecino del Pedemonte

En el caso de Laura (50), una abogada mediadora que prefiere no decir su apellido, se le viene a la cabeza el reclamo por la “baja velocidad, que debe ser menor de 30 km. y el riego, que desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche no se puede usar agua para el jardín ni para baldear”. Como vecina responsable, a las 9 pm la basura de su casa está ubicada en el canasto, pero asegura que en el barrio residencial donde vive desde hace 10 años las acequias sólo se limpian en época de elecciones, al igual que las plazoletas, que sobresalen por la falta de cuidado. Los pozos en las calles son otra queja que comparte.

Por su parte, Mariela Marianetti de Fessler (43) menciona el mantenimiento de la limpieza y el cuidado del medio ambiente como iniciativas que favorecen el respeto mutuo. Esta comerciante saca la basura a tiempo y dice que el camión recolector pasa por su casa, en pleno centro del pueblo, dos veces al día. A Mariela le preocupa que muchos de los árboles de Chacras toquen los cables de luz; también los agujeros en el asfalto y la falta de badenes para que los conductores bajen de una buena vez un cambio. En la esquina donde está ubicado su negocio, Pannocchia de Elía esquina Massolari, ha sido testigo ya, de algunos accidentes.

Mariela Marianetti, comerciante y vecina del pueblo

Roberto Villalón (68) vive en Chacras desde hace 15 años con algunas intermitencias. Este contador público dedicado a la construcción, conoce las normas de convivencia básicas, para las cuales es necesaria “la educación en todos los sentidos y el respeto por los demás”. Además de dejar los residuos a horario, transita de acuerdo a la velocidad máxima de circulación y se muestra a gusto con el lugar donde reside: “un pueblo cosmopolita y pacífico de gente educada”, dice. Si de reclamos se trata, a su mente viene el estado deplorable de las calles Besares, Almirante Brown e Italia.

César (37) es empleado de una ferretería del pueblo desde hace ocho años y vive en Carrodilla desde hace diez. Asegura que allí el tema es la “inseguridad” pero que a diferencia de Chacras, encuentra menos problemas de congestión en las calles, agudizado por la falta de veredas para el peatón. Como motociclista, se siente poco respetado: “El que tiene el coche más fuerte es el que pasa”, asegura resignado.

Los que tienen un problema son los vecinos de Lomas de Chacras. Luciana (34) y Martín (36) viven allí y no disponen de vehículo: “los colectivos no suben hasta allá y si lo hacen es con una frecuencia mínima. A veces quedan los chicos solitos en las paradas… Estamos olvidados. Tampoco tenemos gas y el recolector de la basura pasa una vez por semana”, dice esta pareja con niños que al igual que muchos de sus vecinos se encuentran disconformes con la falta de urbanización del lugar.

Luciana y Martín, de Lomas de Chacras