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Editorial de Marzo: Vendimia y Paro Docente

Ya es parte de una tradición mendocina que en este mes se festeje la Fiesta Nacional de la Vendimia. Vía Blanca el viernes por la noche, donde se muestran las candidatas al trono, Carrusel el sábado al mediodía, donde además de las reinas departamentales desfilan, frente al palco oficial, otros carros de otras reinas y diferentes agrupaciones gauchas. También sirve para protestar por reclamos sectoriales como la Asamblea del agua o el sindicato de los maestros. En fin, el mismo día a la noche en el Teatro Griego se hará la gran fiesta y al finalizar los mendocinos tendremos una nueva soberana vendimial.

Otro acontecimiento de mayor trascendencia es el inicio del ciclo lectivo para todos los niveles de educación en la provincia. Y todos los años, los mendocinos somos espectadores de una repetida película. Esta siempre tiene idéntico argumento. Se inicia con tratativas paritarias entre los miembros paritarios del gobierno de turno y los del gremio: SUTE.

Esta mala película sería del género suspenso, drama o tragedia. Inevitablemente comienza con una propuesta salarial del gobierno al sindicato. El gobierno ya sabe de antemano, que el gremio no la aceptará. Entonces se decide hacer un cuarto intermedio, para volver a reunirse y cada parte lleve nuevas propuestas. Fracasa. Lo que el sindicato pide el gobierno lo rechaza. Nueva reunión dentro de quince días con la promesa de acercar posiciones. Casi nada cambia. Sendas partes esgrimen los mismos argumentos. Por un lado, el gobierno, este y todos los que le precedieron, reconoce que los docentes están mal pagos y que merecerían ganar mucho más. Pero no les alcanza el presupuesto para pagar. Por el otro lado, el SUTE, con todo el derecho que les asiste, explica que su reclamo es sólo no perder poder adquisitivo. No quieren ganar más. ‘Solo empatar con la inflación’. Así cada una de las partes manifiesta sus argumentos hasta que al fin llega lo previsto. No hay acuerdo.

En el ínterin hay declaraciones diversas y hasta extrañas por las dos partes. El Gobernador dice que el secretario general del SUTE debería estar en un hospital psiquiátrico, el gremio argumenta que el gobierno miente sobre sus intenciones de otorgar un aumento real a los maestros. Y el final anunciado. Como matrimonio siempre malavenido se produce el divorcio. Claro, el que tiene la sartén por el mango es el Poder Ejecutivo y decide otorgar el aumento por decreto. Y el sindicato decide un paro. Tercer año consecutivo con el mismo desenlace.

Lo que olvidaron en el argumento es que los verdaderos protagonistas son los alumnos. La razón de ser de toda escuela son los alumnos. Ellos se perjudican cada vez que vivimos una situación como ésta. Y sus familias que tienen la incertidumbre sobre qué pasará. Por parte del gobierno dicen que hay que mandar los chicos a la escuela y el sindicato asegura que no habrá clases.

Seguramente, el único y definitivo remedio para este drama, sea que algún gobierno tome la decisión de aceptar que la educación es una inversión y no un gasto más de su presupuesto.

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