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La oposición en su laberinto

Dr. Alberto Montbrun

alberto.montbrun@gmail.com

Una democracia activa y sana supone la existencia de opciones concretas que implican, para las personas que votan, la posibilidad de elegir programas, líderes, propuestas y conductas diferentes…o iguales. Sin embargo, cuando las oposiciones incurren en conductas similares a los oficialismos, empezamos a confundirnos.

La política es, en gran medida, lucha por el poder. Claro que en todos los partidos hay militantes, sobre todo jóvenes, cuyos ideales pasan por mejorar la calidad de vida de las personas, combatir la pobreza, el desempleo o la inflación o contribuir a disminuir la delincuencia. Pero la lucha por el poder prevalece. En los últimos meses, acompañando el deterioro del gobierno nacional, la posibilidad de un triunfo electoral de la oposición en las elecciones de octubre aparece, para muchas personas (no me incluyo) como segura. Esto ha desatado, tanto a nivel nacional como en varias provincias, una notoria lucha por las candidaturas que, lejos de “uniformar” al electorado detrás de programas y propuestas, lo fragmenta y fracciona en personalismos que no terminan de entenderse del todo.

A nivel nacional, la oposición nucleada en “Juntos por el Cambio” muestra una importante atomización. Es que uno de sus principales partidos, el PRO, que gobierna desde hace años la Ciudad de Buenos Aires, presenta como precandidatos a la presidencia a por lo menos dos personalidades muy competitivas, como son Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. Este último, jefe de gobierno porteño, fundador del PRO y especie de “Macri bis” por su trayectoria juntos, expresa una firme voluntad de dialogar y construir consensos, algo que, en la Argentina decadente de la grieta, no parece vender mucho. Patricia, ex ministra de seguridad, cultiva un discurso duro, intransigente, severo y de oposición total a cualquier diálogo con “los malos”. Además, coquetea con Javier Milei, que es el emergente antisistema más importante de los últimos años. Las fotos del autodenominado “anarcocapitalista” con Bolsonaro o Trump –o su alianza con el hijo del genocida Bussi– encanta a mucha gente. ¿Cuál es su propuesta o cuál ha sido su actividad legislativa? Cero. Como diputado nacional no ha presentado un solo proyecto de ley, ni uno. Eso sí: sigue sorteando su dieta todos los meses y eso –a falta de otra cosa, fuera de insultos a diestra y siniestra– le da mucho prestigio.

Otra pre candidata, con menos chancesy un poquito patética, es María Eugenia Vidal. Su ética es francamente desopilante. Siendo vicejefa de gobierno porteño, se proclamó “orgullosamente bonaerense” y de la mano del triunfo opositor del 2015 llegó a la gobernación de Buenos Aires. En 2019 perdió la reelección y, cuando se esperaba que encabezara la lista de diputados nacionales de JxC en la provincia… ¡se pasó de vuelta a la Capital Federal porque no quería salir segunda! Ese día borró de su Twitter su “orgullosamente bonaerense”. ¡Ay mamita! ¡Y pensar que son los dueños de la ética! Finalmente está el propio Macri, el socio del silencio que juega al misterio. Solo se sabe que viaja mucho, sobre todo para descansar, y que charla mucho con Milei.

En la UCR la precandidatura presidencial del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, parece una fija, aunque con cero chances frente a los pesos pesados del PRO. Ni Alfredo Cornejo (ya lanzado en Mendoza), ni Martín Lousteau –con aspiraciones en CABA– ni Facundo Manes (si alguien sabe por dónde anda que lo cuente) aparecen con chances para disputar ese cargo. Pero quien se agregó a última hora, desde su propio partido, sin muchas posibilidades pero con un bagaje de decencia incuestionable, es Lilita Carrió. Su espacio en Mendoza, en la elección de 2021, fue por afuera de JxC y asociado a los tradicionales “gansos” (que ahora apoyan a Milei). Gente que va y viene. Pero no vaya a pensar que es cuestión de cargos, son cuestiones de principios, cuestiones morales.

¿Y las propuestas? Las propuestas de JxC son un enigma, adentro de un secreto, adentro de un misterio. El discurso de todos los partidos de la alianza postula: “Nuestros equipos están trabajando juntos en las propuestas para sacar adelante el país y ya están listas”. Y cuándo se les pregunta en qué consisten dicen: “bueno, no las podemos decir porque no sabemos cómo va a estar el país cuando nos hagamos cargo”. ¡Ah! Qué bueno es poder contar con gente tan seria.

¿Y por casa cómo andamos? En Mendoza, aunque es oficialismo, JxC también tiene sus bemoles. Alfredo Cornejo se ha postulado a gobernador y hasta ahora parece que enfrentará en las PASO a Luis Petri. Fácil. Pero, por otro lado, nuestro vecino y ex intendente Omar De Marchi, quiere ser gobernador pero no quiere ir a una PASO contra Cornejo por temor al poderoso aparato radical y entonces parece que iría “por afuera” con otro rejunte de partidos y partiditos.

Pero no se inquiete, querido lector, querida lectora. Para todos estos líderes, lo medular, lo verdaderamente irrenunciable son los proyectos, los principios y valores que quieren aplicar para dignificar y mejorar nuestras vidas. Si usted está pensando que todas estas internas y disputas tienen como objetivo los cargos, bueno… tal vez acertaría.

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