Si bien es utilizada desde hace varios años en distintos campos, especialmente en servicios, se ha logrado importantes desarrollos en la medicina y otros rubros, pero resta un trecho bastante largo para lograr la independencia humana. La opinión de un especialista local.
Por Francisco Guerrero
Por los servicios que dispone, seguridad, lugares turísticos y otras ventajas, Mendoza es la cuarta mejor provincia para vivir del país, detrás de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, que sumó el puntaje mayor en un modelo de inteligencia artificial, que coteja una serie de información y mediante cálculos matemáticos, determina un ranking -en este caso las provincias argentinas-. La noticia fue anunciada hace unos días y recorrió el país a través de los medios de comunicación y las redes sociales.
Un trabajo similar y prácticamente al mismo tiempo hizo otro usuario que también utilizó el modelo chatgpt de inteligencia artificial en la que personificó a las 23 provincias argentinas como villanos de películas. Para Mendoza, por ejemplo, el villano creado es un hombre vestido con racimos de uva, un saco de cuero, canoso de pelo medio largo y una expresión seria. El villano cordobés tiene rasgos similares al famoso y desaparecido cantante cuartetero Rodrigo, con un pelo teñido de azul. El diario Los Andes informa que este último trabajo fue realizado por un artista que utiliza la inteligencia artificial y tiene su cuenta en la red TikTok. Sus obras tienen más de tres millones de reproducciones.
Se trata de dos ejemplos de IA -inteligencia artificial- una herramienta muy difundida en todo el mundo, que se viene utilizando desde hace muchos años, pero que en los últimos cinco ha mostrado grandes avances en distintos campos y cada vez es más común su utilización en el ámbito laboral.
Infobae explica que ”Chatgpt es parte de una nueva generación de sistemas de IA que pueden conversar, generar texto e incluso producir imágenes y videos novedosos con base a lo que han aprendido de una amplia base de datos de libros digitales, escritos en línea y otros medios”.
También se conoció a mediados de febrero, que una chica polaca de 21 años dijo que había sido adoptada y pensaba que podía ser Madeleine MacCann, la niña británica que desapareció en 2007 en una zona turística de Portugal, cuando veraneaba junto a sus padres. La joven solicitó un estudio de ADN y en forma paralela, el diario La Vanguardia, de Barcelona, hizo un experimento con un modelo de IA para que determinara cómo se vería en la actualidad Madeleine, utilizando fotografías de la pequeña de tres años desaparecida. El sitio TN informó que se utilizó “la herramienta de IA Stable Diffusion, un potente motor de generación de imágenes que se basa en machine learning“. Y como resultado se obtuvo una imagen similar a la de la joven polaca que piensa que es aquella niña que desapareció hace 16 años. A la espera del ADN, sus padres adoptivos descartan totalmente esta posibilidad.
Parece un mundo de fantasía que es cada vez más real. Una tecnología que puede ser usada para mejorar la calidad de vida de las personas o, todo lo contrario, como desde hace décadas lo vienen planteando varias películas de ciencia ficción.
La IA se ha convertido en uno de los principales objetivos a desarrollar por parte de las grandes compañías del rubro y las grandes potencias mundiales, EE.UU. y China.
Y por casa ¿cómo andamos?
Sobre los trabajos en la provincia, Ignacio Bosch, profesor adjunto de la cátedra Inteligencia Artificial, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Mendoza, sede San Rafael, destaca que la IA es “un sistema matemático computacional, con tareas muy determinadas, pero siempre de la mano de una persona especializada”. Y explica, por ejemplo, que la IA se utiliza en medicina para observar imágenes para contribuir a un diagnóstico de un paciente. Agrega que hoy esa es la verdadera utilidad, la capacidad para poder contar con mayor información, pero el diagnóstico lo debe hacer el especialista, el experto, que en este caso es el médico.
Bosch hizo sus prácticas profesionales en el Conicet y trabaja en la empresa C&S Informática, cuenta que se especializó en bioingeniería. “Para recibirme tenía que hacer un trabajo final, hice mis prácticas en un laboratorio y me di cuenta que el trabajo que estábamos desarrollando con el microscopio era tedioso: debíamos mirar detenidamente, incluía técnicas manuales y procesos muy largos para obtener los resultados. Debido a ésto, se me ocurrió hacer un sistema inteligente con una interfaz para obtener resultados más rápido; sacar conclusiones y proponer hipótesis”. Resalta que la IA permite capacitar en menos tiempo, que sirve de apoyo que siempre lo podrá revisar el médico.
Por otra parte, aclara que en la actualidad se intenta aplicar la IA como una forma de vender productos, “pero realmente, la inteligencia artificial debería ser todo un sistema que piense como una persona. Hoy nos encontramos en una fase media: son modelos de IA que realizan tareas específicas, están sectorizadas, aun no se llega a la fase generalizada: un poder computacional que permita muchas tareas en una sola entidad”.