Por Adolfo Mallea, arquitecto y vecino de Chacras

La Iglesia de Chacras es un reconocido ícono histórico y patrimonial de nuestra comunidad, considerado, quizás, el más importante emblema entre sus edificios y espacios de valor urbano-arquitectónicos.

El conjunto nave principal, salón parroquial y atrio mantienen una escala adecuada de volúmenes y espacios abiertos. La expresión arquitectónica o estilo se define fundamentalmente, por el carácter continuo y macizo de los muros, la adecuada y proporcionada relación con las aberturas y el logrado diálogo entre el volumen de la nave con la torre campanario; todo con una atinada remembranza de arquitectura colonial.

El equilibrio que hoy se percibe en los exteriores, a mi juicio, no admite ningún tipo de intervención o modificación que altere las fachadas y volúmenes originales, particularmente, las que dan hacia el espacio público, por el riesgo que implica perder ese logrado nivel arquitectónico. Lo contrario, una inoportuna remodelación, conllevaría el riesgo de “herir” irreversiblemente a dicho ícono.

En el año 2007 nos tocó abordar, junto a mi estudio, la remodelación total de la Plaza de Chacras de Coria, como parte de todo el sector urbano que la configura. En ese proyecto tuvimos en cuenta la relación del espacio plaza con la parroquia, es por eso que la fuente es lineal y se encuentra en eje con la torre del campanario. También fuimos responsables de realizar la guardería  parroquial que se encuentra al lado de la Iglesia en 1997. El mayor desafío fue no afectar el conjunto parroquial y en particular, la nave principal de la Iglesia.

Considero importante que en estos próximos trabajos se preserve la Iglesia, tanto en sus interiores como en sus fachadas. Sería oportuno, entonces, buscar una alternativa que permita realizar los refuerzos estructurales necesarios con delicadeza y diseñar las vías de escape manteniendo el espíritu arquitectónico original.