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De trenes, estaciones y vías en desuso

“Toda percepción es una creación”, Dr. Oliver Sacks

El tren conlleva viajes, integración de caminos, conexiones, encuentros, despedidas, transporte.

El tren es una máquina mágica que en movimiento, fantasea y rompe la casa estática donde vivimos.

Como en el mago de Oz,  el tren es casi una casa volante, con vagones que nos ofrecen dormitorios, comedores, sala de lectura, sanitarios.

Es la casa que se convierte en transporte devorador de increíbles distancias, cuando se trata  de modernas máquinas, encontrando paisajes nuevos.

Pero en el pasado fueron aparatos más sencillos cargados también de sueños y alegrías.

La estación Paso de los Andes, al final de la calle Mitre, permanece quieta, descansando del trajín que tuvo en el pasado. El ómnibus local pasa a su lado en su mágico y lúdico recorrido alrededor de un pimiento y volviendo por el mismo sendero. Los viejos vecinos creemos sentir el andar de los viejos fantasmas que habitan la estación y saludan al transporte local nostalgiando tiempos idos de movimiento propio.

Dos trenes, uno local y otro internacional, incluyendo el de cargas, visitaban la estación.

El local se llenaba de alegría cuando iba a Potrerillos los domingos “picniceros”, lleno de familias con niños.

El internacional, con dos clases de pasajeros, primera y segunda, ofrecía  a la altura de Las Cuevas  un inolvidable café caliente, mientras que, detenido como cóndor en la cima de la montaña, esperaba el permiso aduanero para pasar a Chile.

La lenta cremallera elevaba al cielo los vagones alineados como juguetes en un campo de diversiones.

La desaparición de los trenes hizo que el abandono fuera cubriendo de olvido poco a poco a la vieja estación.

Sin embargo:

…algunos viejos vecinos aún podemos ver el almacén de la mamá de Rosita Miguel desde el que el tren cargaba mercancía hacia la montaña.

La frecuencia semanal que permitía acarrear leña, carbón, verduras, alimentos varios, creaba como un remolino humano alrededor del cual vecinos y amigos se regocijaban en la observación y la tertulia que provocaba el cargamento.

Han pasado muchos años. Se dice, se comenta, que los trenes podrían pasar nuevamente.

Hay simpáticos fantasmas en las ventanas de la vieja estación que nos cuentan cómo la mamá de Chela Cocucci disfrutaba de pasear por los andenes socializando, como otros lo hacían en nuestra plaza General Espejo, frente a la Iglesia del Perpetuo Socorro.

El viento se cuela por la galería abierta de la estación. Un grupo de fantasmas nostalgian abrazados  el paso de la medieval figura de barba larga del profesor y grabador Víctor Delhez, que seguramente amaba pasar por allí rumbo a su casa sin calles abiertas.

Sigilosos trenes nuevos volverán a poblar andenes, vías y viejos recorridos para deleite de la soñadora población de Chacras aunque ya no tengamos soldados del servicio militar que abordaban el tren en Paso de los Andes para ir a sus cuarteles en Uspallata…

Aunque ya no tengamos una figura como la de Perón que llegó a esta estación para inaugurar una máquina nueva…

Aunque ya no haya un guarda hilo, que cuidaba toda la línea eléctrica del ferrocarril y no haya telégrafo…

Onelia Cobos

1 Comentar este artculo

  1. Agustin Dijo:

    Buenísima nota!

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