Es verdaderamente lamentable cómo nos empecinamos en estropear y contaminar todos aquellos lugares que por su belleza elegimos para disfrutar de buenos momentos con familia y amigos. Indefectiblemente después de nuestro paso quedan por allí montañas de residuos que testifican y confirman lo poco solidarios que seguimos siendo -en general- con nuestro entorno y con el otro.
¿Costará mucho hacerse cargo de los deshechos propios, metiendo todo en una bolsa para luego depositarla donde corresponda, y si no encontramos ningún depósito llevarlo hasta el basurero del domicilio particular de cada uno?