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Después de tanta fiesta: Marzo

Va  terminando Febrero. Pasaron, para muchos, las ansiadas y merecidas vacaciones anuales. Atrás quedaron ecos de los tradicionales festejos departamentales que cada año convocan a mayor cantidad de público. Cada cual honrando y agradeciendo lo que la madre tierra provee. Muchos festivales, mucha fiesta. El del chivo, el del camote, el del orégano, el del damasco, de la Tonada… Y los carnavales, que van retomando poco a poco, la vigencia que supieron tener antaño. Aunque sin dudas, la Fiesta por excelencia  de los mendocinos es la Vendimia. Por su enorme arraigo popular, porque Mendoza es sinónimo de viñateros, de bodegueros y de sus buenos vinos. Y, sobretodo, porque de una buena o magra cosecha pende gran parte de la economía de la provincia y, consecuentemente del bienestar de miles de familias mendocinas. Los mendocinos que trabajan los viñedos saben bien que la Vendimia  tiene un significado mucho más profundo que el de un fantástico espectáculo en el Teatro Griego y que las 17 bellas jóvenes que disputan el cetro de Reina Nacional.

En fin, las fiestas se acaban y Marzo nos llama a la realidad. Este mes, y pareciera que ya es parte de la tradición, diversos gremios estatales deben acordar sus salarios con el gobierno. El mecanismo estipulado para tal fin es el “acuerdo paritario”, es decir un encuentro donde las partes -el gobierno como patronal y los gremios como trabajadores- se reúnen para acordar los salarios y las condiciones laborables. El primer sindicato convocado para este acuerdo es el de los docentes –SUTE-. El aumento salarial que consiga este gremio servirá de parámetro para el resto de los sindicatos. Lo triste y hasta patético de esta negociación es que todos los años se reitera la misma “historieta”. El gobierno comienza ofreciendo algo con la certeza que los trabajadores lo rechazarán. Así comienza un tire y afloje que durante días se parece más a una parodia que a una negociación seria y que generalmente termina con un paro docente que retrasa el inicio del ciclo lectivo. Intertanto, y sin mediar paritaria alguna, funcionarios públicos nacionales y provinciales “ajustaron” discrecionalmente sus sueldos a su conveniencia.

Este “volver a la cotidiana realidad” implica que, con fuerzas renovadas y mucho entusiasmo -a pesar de todo- sigamos apostando a un futuro mejor como individuos y comunidad. En este sentido Correveidile seguirá bregando por apoyar y difundir los proyectos comunitarios que redunden en beneficio de nuestro pueblo, incentivar las propuestas creativas en los distintos ámbitos culturales y prestando oídos a las diferentes necesidades de nuestros vecinos. Y, como no puede ser de otro modo, continuar insistiendo para ver concretadas antiguas promesas o proyectos truncos como las bicisendas, los minibuses, el reordenamiento vehicular -incluida la respectiva señalización y el respeto de la velocidad máxima en el radio céntrico- y otras ordenanzas municipales decretadas pero jamás hechas efectivas. En este sentido, hoy, la prioridad absoluta es darle una solución integral y definitiva al tema de la gestión de la basura. Nuestras calles lucen limpias, es cierto, pero a un par de kilómetros se levanta un basural que no cumple los mínimos requisitos de salubridad utilizado por los camiones municipales –y particulares- como vertedero. Un problema de ribetes financieros, culturales y de gestión, que reclama a gritos la implementación de una política pública en el área sanitaria, más que soluciones parches.

Más allá de todo esto y, a pesar de ello, seguimos siendo optimistas y agradecidos del lugar en que vivimos. Nunca olvidemos que con el granito de arena que podemos aportar cada uno de nosotros, seremos capaces de mejorar la calidad de vida de este hermoso pueblo: Chacras de Coria.

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