La amistad es, seguramente, el vínculo más frágil y, paradójicamente, el más fuerte que pueda existir entre las personas. Esta fragilidad manifiesta una secreta fortaleza.

Entre los amigos no hay un contrato formal que los una, como en el matrimonio. Tampoco, necesariamente, hay una relación consanguínea como con los padres o hermanos u otros parientes.

Los amigos se necesitan entre sí justamente porque no se necesitan. No están obligados a cumplir determinados roles, ni a rendir cuentas ni a dar explicaciones.

Es seguro que casi todos nuestros amigos fueron productos del azar. No los elegimos concientemente. Sólo se instalaron en nuestras vidas para compartirla sin requerimientos. Y sin embargo esta casualidad que implica el encuentro de dos almas nos marca para siempre.

Quien no tiene un amigo es como aquel que llega a la noche sin haber disfrutado del mediodía. O como escribió Paul Bourget “Una amistad es una obra maestra hecha a dúo”.

Hay muchas formas de dar lo mejor de nosotros a nuestros amigos. La sonrisa, el beso, el abrazo, el silencio prudente, un ramo de flores y, por sobre todo el respeto.

La Chacras de antaño se caracterizó por ser un PUEBLO DE AMIGOS. Pocos habitantes, todos conocidos y solidarios. Había una amistad más tácita que manifiesta. Pero todos contaban con ella, con la certeza de que mi vecino es mi amigo; sin desconfianzas ni incertidumbres.

Correveidile desde hace diez años viene sugiriendo e invitando a todos los vecinos del pueblo a mantener y fortalecer estos vínculos amigables. Todos podemos tener gestos amistosos para lograr una sana convivencia.

Con los árboles, esos viejos silenciosos y amables que crecieron a la vera de acequias para brindar sombra y sosiego en las calurosas siestas estivales. Esos añosos amigos que hoy están siendo talados para que puedan entrar vehículos a barrios privados.

Con los animales abandonados a su suerte. Mayormente perras que vagan tristes y sin caricias.

Con los peatones y ciclistas que quieren disfrutar de las bellezas de nuestras callecitas cada vez más invadidas por intrépidos conductores de poderosos vehículos.

Con los que no tienen voz para hacer valer sus legítimos reclamos.

Con el arte y la cultura para que realmente esté al alcance de todos y para todos.

Con los nuevos vecinos que de a poco se van quedando en el pueblo.

Celebremos otro día del amigo. No sólo con los que ya lo son sino también con los que aún pueden serlo.

Los amigos son aquellos que te levantan cuando los demás ni siquiera saben que te has caído.