El pasado 4 de agosto, el teléfono de esta querida habitante chacrense no paró de sonar. Con un desayuno amoroso, un núcleo cercano de familiares celebraron su vida. Tal vez cuando cumpla 101 pueda realizarse la fiesta que muchos soñaron para ella, en las calles alrededor de la Plaza.
Por Onelia Cobos
Desde Junín, provincia de Buenos Aires, a Chacras de Coria. Muy jóvenes eran Francisco Aníbal y Chicha Franco. Ella modista. Él joyero y relojero. Muy pronto ambos eran dos bellísimas personas, queridas en el lugar.
Juntos habitaron el tiempo desde lugares distintos. Él desde la artesanal y mágica capacidad de corregir el devenir diario, en juguetes con manecillas que se columpiaban sobre números estáticos: los relojes.
Y ella, desde la calma y la sin prisa de su trabajo creador de prendas de vestir, en una época “sin apuros ni corridas”, como fue el pasado en el pueblo. Instalada en una vibración terrena armónica y envolvente, su cercanía siempre ha producido el relajamiento de los sabios.
Poseedora de una salud impecable, una memoria intacta, toda su condición humana parece estar fuera del desgaste natural. Conoce el arte del ocio. Su relación con amigos y vecinos has sido siempre una transición al espacio creador y al disfrute de la comunicación.
Un elegante reloj de pie en el living de su casa mantiene el carácter fantástico del lugar y hace de la casa de troncos donde vive, un escenario de cuentos y aventuras.
La corta calle Delhez, sin salida a otra arteria, preserva el ensueño chacrense felizmente resguardado en la entrada de su hogar.
El año pasado, vecinos y familia, imaginaron un festejo comunitario en las calles de Chacras de Coria para este año, en el que cumplió 100 el pasado 4 de agosto. Estamos en el medio de una pandemia descomunal y universal que hace imposible todo encuentro.
Pero anhelamos que cuando pase este apocalipsis, el tiempo saldrá de su escondite, renovado, y buscará calles alrededor de la Plaza. Habrá globos de colores, flores y descorcharemos vino tinto para brindar con Chicha, por el privilegio de haberla tenido 100 años y muchos más seguramente, como ser tan singular y único, que ha podido hacer de las cosas simples de la vida, diamantes para el asombro.