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Don Ramón Bajinay: el vecino de calle Pueyrredón en el Chacras de ayer

Por Onelia Cobos

Una vez más.
Una vez más el otoño ha comenzado en Chacras, soltando al aire cantidades innumerables de hojas enredadas en el viento.
Parecen caer al suelo cubriendo, tapando, disimulando calles, veredas, entorno,  recuerdos.
Nuestra querida y vieja calle Pueyrredón luce engalanada de rojo a la altura de Álzaga.
Allí una coqueta fila de árboles rojizos engalanan la vereda de la  propiedad privada de la familia Pulenta.
Exactamente al lado, un antiguo cartel de madera decía Finca Don Ramón. El cartel ya no está. Tampoco Don Ramón.
Pero esta mañana, mi mente ha descorrido viejas memorias del lugar, al caminar esta vereda.
Algo pareció decir  “hace tiempo y a lo lejos”.
La singularidad de este querido vecino nos asombró desde saberlo autodidacta, y la mano derecha de don Quinto Pulenta, empresario que inició el gran emporio del vino en Cuyo.
Era sanjuanino, poseedor de un tercer ojo abierto de nacimiento, que le permitió percibir el mundo y su gente desde profundidades insondables.
Sagaz, inteligente, sabio, dueño de una riqueza espiritual que le hizo comunicarse con el mundo amándolo, disfrutando del crecimiento del otro, pudo hacer de la Amistad un culto personal.
Profundo conocedor de la condición humana, distinguió fácilmente amigos de enemigos, el bien del mal.
La familia que fundó fue el centro básico alrededor del cual se movió  con total convencimiento de ocupar el correcto lugar en este mundo.
Querido por muchos, él quiso a muchos más.
El poder disfrutar con la prosperidad y crecimiento del otro, lo hizo inmensamente popular en muchos ámbitos de la vida.
Su fidelidad familiar, laboral y existencial le permitieron construir paradigmas de vida de solidez permanente.
Amó Chacras.
Al comenzar el verano, se trasladaba a su finca y no volvía a  su departamento de calle Necochea hasta el invierno.
Las empanadas de Doña Ema fueron la presencia constante en los asados de sus domingos y con el tiempo se convirtió en
uno de sus más cumplidores y queridos clientes y vecinos.
La personal caligrafía de su letra cuando escribía,  nos reveló la misteriosa y marcada singularidad con la que vienen al mundo algunos seres a señalar caminos anticonvencionales.
Su finca  fue apadrinada en el pasado por la actriz Olga Zubarry y Don Quinto Pulenta.
Amó el boxeo y viajó con Locche a Japón, acompañándolo y aconsejándolo después en el manejo de su éxito.
Junto a Elba, su compañera y esposa de toda la vida, con quien construyó  un envidiable equilibrio de tiempo compartido,
Ramón Bajinay queda en nuestra memoria de un pasado chacrense de valores y lujos del alma.

Don Ramón, miembro de la Comisión, iza la bandera en el Club de Leones de Maipú.

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