Existen objetos puramente ornamentales, creados sin otra finalidad que la de procurarnos goce estético o transmitirnos algún mensaje. Eso es arte. Por otro lado, también hay obras de arte entre los objetos realizados para satisfacer alguna necesidad material a condición que incorporen belleza y creatividad. En el caso de los objetos de barro creados por Agustina Ricco, ambas premisas se cumplen. Y lo mejor de todo es que para comprobarlo con sus propios ojos, los tenemos cerquita nuestro, en la plaza de Chacras.
Por Adriana Sayavedra
Desde hace más de diez años, Agustina viene armando, todos los domingos, su puesto de la feria de la plaza donde vende las tazas, platos, cancos, jarras, mates y demás maravillas nacidas de la originalidad y el libre juego de su imaginación. Hoy, ya madre de dos hijos, muchas veces es su marido, José, también artesano y artista de clown, quien ocupa ese lugar que Agustina supo construir.
Ninguna de estas piezas está realizada con moldes, ninguna es igual a la otra, por lo que podemos decir que estamos en presencia del verdadero arte, aquel que no admite ni fabricación en serie, ni la utilización de modelos copiados.
Los materiales que utiliza son la pasta blanca –o barro que le dicen- de mayor dureza, lo que lo hace más resistente para el uso cotidiano. De formas orgánicas –inspiradas en las existentes en la naturaleza, pero modificadas-, Agustina da mucha importancia a la comodidad para el uso cotidiano: que el pico vierta bien, que sean cómodas para la mano –o sea anatómicas-, etc.
Para decorar utiliza óxidos y pigmentos que dan, junto con los esmaltes, los colores y las texturas. Los esmaltes –vidrios-, además de la función decorativa, cumplen un rol utilitario porque impermeabilizan las superficies, facilitando la limpieza, y además sirven como excelentes contenedores de líquidos. Todos los materiales son seleccionados teniendo en cuenta que no contengan tóxicos.
Agustina, con su impulso creador, ha logrado mantener viva la expresión artística de nuestro pueblo, de la que debe sentirse una orgullosa partícipe.
Agustina Ricco, hermosísima en su puesto de venta.
