Buenos Vecinos: Orígenes de la Cancha de Chacras
Por Victoria Alfonso
Es miércoles por la tarde y un zonda furioso nos lleva hasta la casa de él.
Nos está esperando, impecable en su pantalón negro y su camisa a rayas celeste y blanca. Jesús Wenceslao Reinoso, “Wence”, y sus 93 años están felices de recibirnos y poder hablarnos de quien fuera su “segunda mujer” -entre risas apunta Cacho Piccione-: la cancha de fútbol de Chacras de Coria, inaugurada en 1943 y que aún esta aquí, cruzando la Panamericana.
Pero antes de eso, hay mucho para escuchar y disfrutar de Wence. Nació en La Rioja, el 3 de julio de 1920, a los 17 años un hermano le avisó que había trabajo en Mendoza y para acá se vino. A Chacras, precisamente. Antes de establecerse, trabajó también en San Juan, en la cosecha; en Rufino -limite de Córdoba y Santa Fe- en la cosecha del maíz, entre otros destinos. “Conocí mucho de mi país”, asegura Wence.
Se instaló en la esquina de la Virgen, donde años más tarde conoció a quien fuera su compañera, Hilda Pessi, mamá de Maria Ester, su única hija quien hasta hoy vive con él.
Empezó trabajando en las obras de colocación de tuberías desde el Río Blanco de Potrerillos hasta el Cerro de la Gloria. “Amaba ese trabajo, zarandeaba la arena para hacer los caños”.
Luego entró a trabajar en la Bodega Martínez –hoy Rosell Boher- donde empezó como temporario en la molienda de la uva: “hacíamos grapa del orujo, pero la verdad es que hacía de todo, lo que me pidieran, siempre me gustó trabajar y la verdad es que era muy bueno; por eso al año siguiente ya me ascendieron y fui hasta jubilarme, capataz. Tenía a todos los trabajadores a mi cargo”.
Destaca muy especialmente a sus empleadores, la familia Martinez “nunca conocí gente tan linda”.
Por aquellos años empezó el sueño de la cancha y el esfuerzo para hacerlo realidad. “Todo Chacras colaboró. Quien fuera vicegobernador, el Sr. Tabanera, nos dio $5000 para poder emparejar el terreno; ayudaron también muchísimo la familia Agustín, la familia Elías, Don Ramon A. Quiroga, Emilio Fiorentini; muchos, muchísimos trabajamos juntos para hacerla. Terminabamos de trabajar y nos íbamos para alla todos, todos los días. ¡Sacabamos las piedras nosotros mismos!”. “Se inauguró en 1943. Yo no jugué nunca porque ya era grande, tenia 25 años”.
Del primer equipo recuerda a Roberto Coria, Quique Rodriguez, al DT, el Nene Elías y su gran amigo “Cachito” Piccione, el arquero. “Como era hincha de Boca y muy bueno, yo le decía el Gatti de Chacras”. Y este Gatti recuerda con una enorme sonrisa que siempre les regalaba comida y bebidas.
Todavia hoy ama el futbol, aunque hace tres años que no vaya a la cancha. Hincha de River, admira a la famosa “Máquina”, la mítica formación de la década del 40, con una delantera histórica entre quienes estaban Adolfo Pedernera, Ángel Labruna, Félix Losteau, entre otros. Más acá en la historia, le gusta el Burrito Ortega.
Hace 18 años, “no se porqué” quedó ciego; pero su mundo está lejos de ser oscuro, lo inundan de luz quienes lo aman. “Mi hija es lo más grande de la vida. Si no fuera por ella hubiera desaparecido hace rato, me cuida como si fuera un bebé y seguro lo hará hasta que yo me vaya.” “Viene mucha gente a visitarme; sobrinos, amigos como Cachito, las amigas de mi hija.”
“Escucho mucha radio, mucho deportes y mucha música. Me gustan mucho las tonadas, sobre todo las que pasan los domingos, las que cantan los Hermanos Barros, o los Osorio”.
El zonda sigue soplando fuerte y nos vamos despidiendo, agradeciendo a Wence el beso, la foto, la tarde, tanto trabajo y alegría, la cancha, el habernos recibido… Y al partir, lanzamos una promesa azarosa: ¡Hasta la próxima tonada, Wence!
febrero 6th, 2014 at 22:00
mi querido wence!! que alegria ver esta nota ,yo siempre leo este periodico que es muy lindo y me acerca un poquito a mi chacras de coria que tanto extrano,me emocione mucho verte yo siempre te llevo en mi corazon porque sos una persona especial para mi con tus 93 anos de mucha saviduria me accuerdo la ultima visita que les hice y te tengo presente como a maria siempre a hilda que se nos adelanto tambien muchos recuerdos lindos de mi infancia ,espero que dios te cuide hasta mi proxima visita a la argentina para verte te mando un beso grande
febrero 10th, 2014 at 11:17
Una linda historia de “Wence” Reinoso. A “Güence”, como les decíamos los nietos de Don Bernardo Martinez y de Doña Encarnación Rosell Boher, lo conocí de niño. Tengo las imágenes de su persona, también de Doña Hilda y de María guardadas en mi memoria, creo yo, desde el “inicio de mis recuerdos”.
Cuando “descubrí” esta nota me retrotraje en el tiempo. Los recuerdos de mi infancia me llevaron a los tiempos compartidos con la Familia Reinoso. Siempre recuerdo a “Güence” bien dispuesto para su trabajo en la bodega, también, para “cuidarnos” y prevenirnos de los riesgos que corríamos debido a nuestros propios juegos infantiles dentro de las mismas instalaciones de la bodega. Casi que era como un “vigilante” nuestro durante las siestas del verano, pues ésta era nuestra hora preferida para hacer fechorías porque la bodega “estaba a nuestra disposición” porque se habían interrumpido las actividades del días. Cómo no recordar cuando “Güence” con sus propias manos nos ayudaba a construir en el taller de la bodega nuestros autitos de carrera que luego disfrutaríamos por los callejones de la finca.
Cómo no recordar las rodajas de pan casero con manteca recién horneado por Doña Hilda en su horno de barro de la casa. Y… las empanadas jugosas “devoradas” por nosotros en la misma puerta del horno.
Cómo no recordar a “Güence” “vestido de domingo”, bien peinado y con un broche en la manga de su pantalón, sobre su bicicleta de carrera con el manubrio “rotado” hacia arriba, pedaleando por la calle Pueyrredón camino a la cancha de Chacras.
Cuántos lindos recuerdos de mi niñez junto a la Familia Reinoso tengo guardados en mi me memoria.
Pasados casi sesenta años y haciendo una mirada retrospectiva ahora, a propósito de escribir estas líneas, debo reconocer que Don “Güence” y Doña Hilda nos tuvieron mucho cariño y también mucha paciencia a los nietos de Doña Encarnación y de Don Bernardo.
Envío un abrazo grande a “Güence” y a María.
febrero 10th, 2014 at 21:06
Que lindos turs recuerdos, Eduardo Martinez Wurster!!!
febrero 11th, 2014 at 18:01
Adriana:
Gracias por tu comentario. En honor a la verdad, mis recuerdos sobre la Familia Reinoso y sobre las viviencias en la Bodega de los Abuelos Encarnación Rosell Boher y Bernardo Martinez Martinez en nuestros años de niñez y de adolescencia se remontan a “otra” Chacras de Coria, muy distinta a la de hoy.
Cada vez que vuelvo a Chacras y paso por la calle Pueyrredón, por la Bodega de los Abuelos, la Calle Mitre, la Parroquia, la Estación del Tren, entre otros lugares, tomo una vez más las mismas fotos e inexorablemente me vienen a la memoria todos esos recuerdos muy sentidos.
Mi familia me pidió hace tiempo que esas anécdotas las volcara en “papel” para que no se perdieran, tal como ha ocurrido con la memoria y las historias de esos hombres hacedores de “la Chacras de Coria” que conocimos y que la modernidad ha transformado.
Una parte de esas historias ya las empecé a escribir, por cierto, empezando por el principio, el origen de las Familia Rosell Boher y Martinez Martinez. Hoy sigo recopilando información y cada día descubro nuevos datos que volcaré en próximas relatos. Estoy convencido que la redacción de esas historias de vida no tienen punto final, porque siempre aparecerá un dato nuevo que generará una historia nueva, o aflorará una historia “perdida en el tiempo” que merecerá ser rescatada. Yo al menos me he propuesto escribirlas para que la memoria de “nuestros viejitos” no se pierda en el tiempo, para que nuestras raíces estén siempre presentes.
Si te interesa leer algunas de esas historias “viejas”, en mi blog “Historias de mi Familia” ya he publicado 29 Capítulos. Ese blog lo puedes encontrar en el siguiente sitio web:
http://eduardomartinezwurster.blogspot.com.ar/
Nuevamente, gracias por tu comentario y recibas mis saludos, Eduardo.
junio 2nd, 2014 at 17:24
Buen dia, lei que Don wenceslao vivía en la esquina de la virgen, y ese lugar es muy recordado por mi familia porque mis bisabuelos maternos fueron quienes colocaron la virgen traída desde Francia. Mi madre es Maria Julia Flores Lescure, nacida precisamente en chacras de Coria