Alejandra Ciriza tiene una larga trayectoria como docente, investigadora y activista del
movimiento de mujeres. Cada aspecto de los múltiples recorridos en clave ciudadana seguidos por las mujeres ha sido abordado metódicamente en trabajos académicos, siempre con la debida preocupación por servir a la sensibilización, formación y la más amplia difusión social de la perspectiva de género.
Por supuesto, el hecho de que algunas mujeres hayan alcanzado espacios de poder –en varias esferas de la sociedad- es un asunto valorado positivamente por Alejandra, aunque para la investigadora lo mejor de todo es que nos sirven para pensar.
“Por alguna razón el feminismo es la revolución más grande de la historia, afirma. Y aclara: “Es muy bueno que las mujeres hayan llegado hoy a ocupar espacios tan importantes en cuanto al valor simbólico – los casos emblemáticos son los de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner en la Argentina y de Dilma Roussef en Brasil -, ahora bien, para transformar las relaciones de dominación patriarcal hace falta mucho tiempo, porque es un cambio que no es sólo responsabilidad de los que mandan sino de cada uno de nosotros, hombres y mujeres. Y es un cambio que tiene que verificarse en la práctica cotidiana, dicho de otro modo, la revolución tiene
que pasar para todas”.
“Este momento no deja de ser complicado en realidad. Si una mujer es una de las mercancías más valiosas, si en los barrios más humildes hay redes de prostitución, por dar dos ejemplos terribles pero reales, quiere decir que sigue existiendo esa histórica dominación patriarcal que significa que se puede controlar el cuerpo de las mujeres y por consiguiente hacer mella en todo lo que respecta a su autonomía”, reflexiona Alejandra Ciriza.
En el caso de las presidentas Cristina y Dilma, Alejandra apuntó una observación muy puntual: “Es cierto y notable que América Latina vive un momento interesante, vimos cómo por primera vez un obrero accedió al poder en un país como Brasil que es muy clasista, lo cual habla de un cruce de subjetividades e historia política que hace posible que hoy dos mujeres detenten el poder. En otras palabras, se plantea qué tiene que ver la biografía, la trayectoria individual con lo colectivo y no puede dejar de apuntarse que tanto Cristina como Dilma tienen determinadas características, ambas han sido
militantes políticas, han conquistado el poder en el marco de una coyuntura política favorable. Y lo que es más interesante aún, pueden ejercer ese poder porque tienen una experiencia política previa, de otra manera no se las podría tolerar. El problema es que al mismo tiempo aparecen como seres excepcionales, no como cualquier mujer, con lo cual me parece que en realidad nos falta mucho camino por recorrer”.