“La sociedad es la que está resistiendo”
El movimiento que enarbola la resistencia sociominera en nuestra provincia –avalada por casi la totalidad de la población- se prepara para marchar pacíficamente en Vendimia con la idea de que gobernantes y el mundo entero sepa que Mendoza rechaza la explotación minera metalífera. Causas y convicciones de una lucha social que ya debería resolverse políticamente. Habla un militante.
Por Adriana Sayavedra
Con prácticas extractivas que para algunos rememoran el saqueo de la colonización española por el cual toneladas de metales preciosos fueron arrancadas de las entrañas de nuestras montañas y embarcadas hacia tierras extrañas para solventar la industrialización de la joven Europa, la megaminería es resistida desde gran parte de la sociedad argentina. Pero también es avalada por algunos, generalmente los que la ven como una eficaz herramienta para la gestión pública, generadora de puestos de trabajo y pingües flujos de dinero.
Y es que el debate aún no está cerrado. A pesar de que el hoy gobernador Paco Pérez decidió dar por terminado el tema en pleña campaña, aún no ha sido archivado definitivamente en la legislatura. El antagonismo entre quienes defienden diferentes modelos de desarrollo productivo: el tradicional mendocino ligado a la agroindustria y más recientemente al turismo, por un lado, y quienes quieren adoptar el de la explotación minera metalífera, por otro, sigue en marcha y así será hasta tanto no se defina en el ámbito político.
Para entender las características de este enfrentamiento, desde el enfoque político, consultamos con uno de los primeros dirigentes que militó esta problemática, acompañando a la gente de Uspallata cuando se vio amenazada por la instalación de la Minera San Jorge y su proyecto de explotación de oro y cobre a cielo abierto.
Se trata de Roberto Vélez, sociólogo, militante social desde hace varios años y varias causas y dirigente provincial del FAP –Frente Amplio Progresista-, uno de los pocos partidos políticos que levanta la bandera contra la megaminería.
¿Cuál es la diferencia entre megaminería y minería?
La megaminería es la explotada por grandes grupos económicos, los únicos que tienen capacidad de financiación para invertir en estos emprendimientos gigantescos,
que invariablemente depredan y contaminan. Utiliza cianuro, pero también el xantato que es un sucedáneo del cianuro, pero que es tan nocivo como aquél, aunque traten de hacerlo aparecer como inofensivo.
Pero hay otra minería, no vinculada a los metales, que existió desde siempre en Mendoza y que nadie nunca cuestionó porque no depreda ni afecta al medio ambiente.
¿Porqué la megaminería es resistida por la gente?
Hay dos variables a tener en cuenta al momento de cuestionarla: en primer lugar la ecuación económica, que no cierra. La minería metalífera beneficia a muy pocos: los grupos interesados en la explotación, que van a ganar mucha plata en Mendoza y no le van a dejar nada a la provincia, salvo a sus socios locales que fueron quienes le hicieron la propaganda y tienen nombre y apellido a nivel político.
La otra es la del daño al medio ambiente. Con estos emprendimientos se pierden definitivamente recursos que son un capital para el futuro, nuestro y de las próximas generaciones. Si los dilapidamos no queda nada, porque no sólo se llevan el oro y el cobre, sino que en el barro para industrializar, se llevan 60 minerales más. O sea: dejamos que depreden, contaminen y encima se lleven la riqueza de todos a otros países. Todo esto a cambio de nada, porque el 3% de las regalías que deben dejar acá les es compensado económicamente por otros ítems.
¿Cómo le explicás eso a aquellas personas en cuyos criterios predomina el bolsillo y la visión del cortísimo plazo? ¿O a aquellos pueblos donde no existe otra posibilidad productiva y la explotación minera es un seguro contra el hambre?
Ellos añoran el desarrollo económico que prometen las empresas mineras, sin considerar las consecuencias para el futuro, ni el propio ni el de sus hijos.
El trabajo, el hambre y el déficit social son problemas de las cúpulas partidarias incapaces de haber desterrado la desocupación, ni resolver problemas
tan importantes como el de la vivienda, salud, seguridad, educación.
Los 3000, 4000 puestos de trabajo que prometen es solo al principio, después ya no los necesitan y serán mucho menos. Otro cuento. Esto es un chantaje, porque las necesidades de los pueblos donde se está llevando a cabo la lucha, son responsabilidad de las administraciones públicas.
No podemos cambiar puestos de trabajo por eliminación de los recursos naturales que tenemos. Habría que pensar, por ejemplo, en cómo incorporar valor agregado a los productos primarios y así crear fuentes de trabajo sustentables.
Por otra parte, está el tema de la contaminación y en Mendoza particularmente el del agua. Si sabemos que el Estado no es capaz de controlar ni a una fábrica de lavandina que arroja residuos en los canales de riego …¿cómo vamos a controlar a San Jorge, por ejemplo?
Pero, aún suponiendo que efectivamente fuera controlada, igual existe un riesgo y frente a este riesgo, no podemos arriesgarnos. Siempre frente a la duda, se impone el interés social, el interés público. Además, los recursos naturales tienen que ser explotados por nosotros mismos. Experiencia nos sobra, hemos tenido una empresa petrolífera nacional, empresas energéticas nacionales ¿cuál es el problema, entonces, de que seamos nosotros los que explotemos esos recursos de una manera sustentable, que no afecte ni a la gente ni al medio ambiente?
¿Cómo se resuelve definitivamente esta encrucijada?
Combinando la lucha social con la política, que será cuando la resistencia contra San Jorge tenga expresión partidaria y electoral. Los partidos tradicionales no pueden mostrarse abiertamente en contra de la minería metalífera ya que ellos la avalaron firmando actas y acuerdos. Entonces argumentan que no hay que meter la política en esto. Y yo pregunto ¿cómo no metamos la política si después el tema se resuelve políticamente en los concejos deliberantes y en los parlamentos?
¿Por dónde empezar?
Por derogar toda la legislación menemista que no es ni nacional ni popular. Hay que dar vuelta todo. La ley 7722 ha puesto coto al uso del cianuro, puede mejorarse, pero hay que defenderla. Especialmente ahora que quieren hacerle modificaciones.
Todo depende de que se mantenga la resistencia social. En la medida en que se mantenga unificada, participativa y democrática, y que se exprese, no van a poder con la gente.
Ahora será en la Vendimia
Así es, pero que quede claro que nadie va actuar en forma belicosa, ni agraviante. La única intención es tener presencia social multitudinaria para que los gobernantes nacionales y provinciales, y el mundo sepan que en Mendoza no queremos megaminería contaminante. Esa es la responsabilidad de este movimiento plural tan amplio que, sin plata y sin violencia, logró parar la instalación de San Jorge. Por lo menos por ahora. Si somos capaces de seguir juntos, lo pararemos definitivamente.
Seis razones para decir NO a la megaminería
1
Se trata del saqueo de nuestros recursos naturales no renovables.
2
Envenena irreversiblemente el medio ambiente.
3
Afectará el agua, recurso vital de Mendoza, en un contexto de escasez mundial y crísis hídrica local.
4
El Estado no tiene condiciones operativas para controlar.
5
El xantato es tan peligroso como el cianuro.
6
La ley 7722 prohíbe la utilización de sustancias peligrosas.
DESTACADO
Caso paradigmático y punto de inflexión de la resistencia antimegaminera fue el pueblo de Esquel, en la provincia de Chubut, cuando en 2003 el 80% de su población se pronunció contra el proyecto de la Minera El Desquite. Allí nació el No a la megaminería.
Mantener la resistencia y gobernantes abiertamente comprometidos contra la minería metalífera: las dos garantías de que los mega emprendimientos transnacionales no persistan.