Muestra

Una vez más , la experiencia artística invitándonos a pensar, a reflexionar sobre el mundo y el homo sapiens”como amo del destino de todos los seres vivos”.

Lamentando no haber podido ver la muestra, celebramos haber recibido fotos por mail y no podemos eludir la tentación de compartir con Correveidile, las reflexiones, a título personal, que nos provoca la exhibición.

Partiendo de la creencia de que la obra artística deja de ser del autor en

Obra

cuanto mensaje significativo, y pasa a ser recreación interpretativa de cada una de las sensibilidades  a la que llega, diremos que las obras nos han empujado muy rápidamente hacia atrás , hacia el origen del mundo en un juego caleidoscópico de transformaciones.

Quedamos encandilados por las primeras formas antropomórficas y aladas con aspecto de mariposas multicolores. Fuimos mariposas en el principio o vibración  cromática en transformación y evolución? Fuimos aurora boreal antes  de metamorfosearnos en humanos ¿

Observamos volumínicos cuerpos, formas  metálicamente recubiertas de ataduras, algunas con brazos cubiertos de pelaje animal conectando a la bestia con la obstinada necesidad de buscar forma humana. Los cuerpos sin cabezas, luego con ellas, en una redondez sin caras , sin ojos, sin bocas , como si una máscara como agujero negro espacial se hubiera instalado sobre los hombros.

Obra

Creemos ver corazas, chalecos, armaduras con resabios de escamas dinosáuricas agobiando las figuras, que en un primer momento, aparecen solas, singulares como si no pudieran  acceder a la compañía de ninguna otra. Así llegamos a la reunión de tres o cuatro figuras juntas, ahora con cabezas, sin definiciones en el rostro. Este encuentro nos  hace pensar que comienza la residencia colectiva en la Tierra .

Aparentes escamas en algunos cuerpos nos trasladan a un origen marino.

El tiempo es una reflexión impuesta en la evolución de las imágenes.

También sentimos muy fuertemente la impresión de un “homo” atrapado en

Arte

una etapa guerrera de la cual, históricamente, no puede salir aún. Esto a partir de un sugerido ropaje soldadesco.

El tiempo nos llega como dimensión donde todas las edades coexisten desde las raíces mismas de los comienzos.

Hemos situado al hombre en su pasado que puede ser su presente y sospechamos su futuro en un reciclaje de eterno retorno al no lograr trascender el mal que lo acompaña.

La necesidad de arrimarnos a la obra para recibir el impacto de los materiales, del tamaño y de la luz que la sostienen,  alimenta la esperanza  de poder ver en Mendoza esta muestra que la Universidad Nacional de Cuyo está tratando de organizar.

La obra de Nora Correas ha sido y sigue siendo una extraordinaria convocatoria al más profundo pensamiento filosófico del hombre sobre la Tierra.

Onelia Cobos

.