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Lujaninas ejemplares en el Mes de la Mujer

Correveidile quiso destacar a mujeres referentes de Luján de Cuyo por su aporte a la comunidad y por sus luchas cotidianas. Perla Guevara, Alejandra Navarría y Lidia Leguizamón, nos cuentan acerca de los proyectos donde vuelcan sus energías, y reflexionan en torno de esta relevante fecha.


Por Renata Piola

Muchos países del mundo realizan esta conmemoración ligada a las luchas de las mujeres por lograr la participación en la sociedad en pie de igualdad con los varones. Son muchos los derechos ganados y muchos también los que resta conquistar para que, efectivamente, la mujer pueda disfrutar de una vida libre de discriminación y de violencia.

Perla Guevara

Es docente. Fue maestra de escuela primaria y directora maestra del Centro de Educación Básica de Alumnos de Luján de Cuyo, donde se jubiló. Estuvo a cargo de la supervisión de los Centros de Alfabetización del departamento. “Cuando terminó ese programa me convocaron del Centro de Jubilados de Luján, en 1989, para integrar la Comisión Directiva, y actualmente soy la presidenta. Ofrecemos para nuestros 600 socios desde servicios de podología, enfermería, y masoterapia, a talleres que son subsidiados por PAMI, y además tenemos profesores de la Municipalidad que colaboran. Hace 25 años pertenecemos al Programa de Pro Bienestar, de PAMI, y entregamos mensualmente 300 bolsones de mercadería para aquellos abuelos que están en situación de riesgo”, refiere Perla.

“Desde el Centro de Jubilados enviamos un abrazo grande a todas las mujeres del departamento, sin olvidarnos de aquellas anónimas, que desde distintos lugares, como uniones vecinales o comedores comunitarios, trabajan diariamente por mejorar la comunidad y la vida de quienes están cerca de ellas. A ellas, nuestros mayores respetos, porque sabemos de lo loable de la terea que realizan diariamente”.

Perla, la docente blonda, en una reunión con amigos.

Alejandra Navarría

Es licenciada en Comunicación Social, egresada de la UNCuyo. Trabaja desde los 24 años en comunicación institucional y medios. Hace cuatro años comenzó a practicar Yoga y, movilizada por su deseo de profundizar aquello que le interesa, comenzó el profesorado. Su proyecto Yoga por los Caminos del Vino tiene gran aceptación en la comunidad, y cuenta con la adhesión de diversas organizaciones, el Gobierno de Mendoza, y la Alianza Mendocina de Yoga.

“El emprendimiento me brindó la oportunidad de unir varios universos que atraviesan desde hace años mi vida: las relaciones públicas, el vino, la producción de eventos, la comunicación, el yoga, y la solidaridad. Me hace profundamente feliz, me llena de desafíos y me mantiene en constante invención y movimiento. Ahora se viene el costado que incorporará el producto al enoturismo, apuntando además a captar público extranjero. Esta acción, se redobla en valor cuando apostamos a compartir los beneficios y logramos reunir mucha gente que además de pasar un buen momento, sabe que con su aporte colabora con FundaFem, la entidad que preside el doctor Francisco Gago y que ayuda a las mujeres de bajos recursos a prevenir y detectar precozmente el cáncer de mama”, dice la comunicadora.

“Aplaudo y abrazo la posibilidad de que hoy las mujeres se escuchen más, se animen más y crean en su grandísima capacidad de intervenir en la sociedad a partir de su amplísimo abanico de habilidades. Y me parece indispensable el cambio de conciencia, la evolución que toda la sociedad está teniendo al respecto”.

Lidia Leguizamón

La referente del Comedor Comunitario Pancitas llenas, relata que ante la crisis del año 2000, comenzó a participar de trueques para recaudar créditos que le permitieran comprar alimentos para ayudar a otros. “Comencé entregando viandas de comida a un grupo de niños que pasaba pidiendo por mi casa y a los pocos días se había multiplicado la cantidad de personas de todas las edades”. Fue así como con el apoyo de su familia decidió abrir la cochera de su casa cuatro veces por semana para brindar el almuerzo y apoyo escolar, con la colaboración de otros vecinos. “Hemos pasado por diferentes situaciones en estos 19 años: económicas, sociales y personales.  Los niños que en un primer momento recibí, hoy ya son hombres y mujeres que envían a sus hijos al comedor, otros, por suerte o porque tuvieron otras posibilidades, pudieron de algún modo salir de la marginación y liberarse de muchas de las marcas que deja la pobreza”.

“Creo que hemos sido construidas como mujeres desde nuestras casas, desde épocas diferentes en sociedades y culturas particulares y el resultado de esa construcción es lo que muchas veces nos ha dejado en desventaja. Es por ello por lo que a mis 68 años creo que es importante poder deconstruirnos y renovar la mirada hacia lo femenino, persistiendo en aquello que nos apasione, en mi caso, ayudar a otros”.

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