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El aporte del arquitecto al desarrollo sustentable

Pileta

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Uno de los graves problemas actuales en el mundo es el tema energético. Por ejemplo, en nuestro país, se estima que las reservas de gas y petróleo sólo alcanzan para un par de décadas más, un tema no siempre tenido en cuenta  a la hora de diseñar nuevas edificaciones.

En contrapartida, la arquitectura bio-climática propone métodos constructivos simples y de bajo costo, eficientizando inteligentemente los recursos. Replantea la idea acerca de la función de la arquitectura de proveer espacios habitables desde el confort térmico con el menor impacto posible sobre el medio ambiente y el menor uso de energías posible de energías no renovables.

Estas son las ideas que el arquitecto vecino Alejandro “Chicho” Oliva aplicó en la construcción de su casa, casi veinte años atrás.

Una casa bio-climática

Interior

Interior

El hogar que Chicho diseñó para vivir con su familia fue concebido con la idea de utilizar el sol y a las plantas como fuente y reguladoras de energía, respectivamente. Esta es una de las características de las casas bioclimáticas, como ésta: utilizar sólo elementos pasivos, como los nombrados, para lograr el confort climático.

Se diferencian de las casas solares, porque éstas incorporan elementos activos en la arquitectura como motores u otros dispositivos que regulan la temperatura mecánicamente.

En lo de Chicho, la única calefacción que se utiliza es el acumulador solar del piso y la de unos botijones sellados con agua tratada que se calientan con el sol que reciben durante el día. Según nuestro vecino éstos “levantan una temperatura tal que, ya a las seis de la tarde casi no se pueden tocar. De esta manera siguen arrojando calor dentro de la casa hasta la medianoche”.

Este sistema de calefacción no tiene ningún tipo de contaminante porque no es producto de la combustión, sino del sol.

Antisísmica

Galería

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La estructura de la casa está hecha en madera de quebracho colorado. Todas las uniones están resueltas con placas metálicas soldadas. Las paredes internas son tabiques livianos para que la estructura de madera acompañe el movimiento sísmico de los tabiques.

El ladrillo de las paredes externas no tiene traba, está armado con barras de hierro para una mayor flexibilidad. Esto explica que no haya rajaduras por ningún lado de la casa.

Plantas reguladoras de energía

La inclinación de los aleros está proyectada para seguir el recorrido del sol con respecto al solsticio de invierno y de verano.

En el solsticio de verano el sol no penetra a la vivienda, “no alcanza a tocar los escalones de la carpintería” grafica Chicho. Por el contrario, en pleno invierno, el sol va bajando y las enredaderas de hojas caducas, al ir perdiendo sus hojas, dejan que el sol inunde el interior de la casa con su luz y calor. “De esta manera, va calentando el acumulador solar del piso, que es el que después entrega energía calórica al interior de la vivienda”.

Descalzos en invierno

El acumulador solar del piso está relleno con áridos acomodados y muy

Interior

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apisonados para que exista mayor contacto entre las partículas de arena y otros elementos. Este sistema funciona tan bien “que los chicos andan descalzos en pleno invierno”, asegura su creador.

El tema del aislamiento es fundamental en la arquitectura bio-climática. Se trata de lograr que la temperatura de la casa sea lo más pareja posible, entre los 20 y 22º, con la mayor optimización de recursos. Temperatura de confort, que le dicen.

Según Oliva, en la arquitectura convencional, el 90 % de la temperatura se pierde por el mal aislamiento del techo. Por ello, él utilizó aislamientos cruzados para evitar puentes térmicos; esto es: cielo raso de tablero de 2 cm de espesor, forrado con barreras de vapor –rollos de pvc que reemplazan al plástico negro clásico-; un aislamiento de 5 cm de placas de telgopor superpuestas, la membrana, lana de vidrio y, finalmente, chapas.

Las barreras de vapor son clave en este proceso de aislamiento. No sólo el techo las incluye, sino también todas las paredes de la casa.

Como la temperatura exterior no coincide con la interior, se produce un contraste entre lo frío y lo caliente. Este traspaso de temperatura va a condensar, produciendo una barrera de vapor que deja el calor abajo –o sea dentro de la casa- y evita que se pierda.

Invento propio

Botijones de barro hechos por un maestro del Plumerillo, que actúan como colectores solares. Se trata de gabinetes cerrados, llenos de agua, que se calientan con el sol, a los que se les agrega una válvula de seguridad para evitar una explosión por si levantan mucha temperatura. Algo así como una olla de presión, que irradia calor al interior de la  vivienda. Una forma de contribución al ahorro energético. “La idea es que el calor no se vaya, que quede adentro”, explica el arquitecto Oliva.

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