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El riesgo mendocino

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¿Qué seguridades nos dan los edificios de Mendoza? Los especialistas se consideran muy confiados con las construcciones realizadas según el código actual de 1987. Ahora bien, existen vulnerabilidades. Todo lo edificado antes de 1970, por ejemplo, fue construido siguiendo el criterio de los ingenieros que intervinieron. Una buena prevención sería llevar adelante una política crediticia a fin de analizar esos edificios y reforzar sus estructuras.

De toda la Argentina, Mendoza y San Juan fueron las provincias que más sintieron el último terremoto con epicentro en Chile, y teniendo en cuenta que otros terremotos ya han destruido en el pasado nuestras ciudades o partes de ellas, del fenómeno sísmico del otro lado de la Cordillera pasamos de inmediato a sentirnos como frente a un espejo preguntándonos qué tan preparados estamos nosotros como ciudad y qué haría de suceder con los edificios sismo-resistentes, si es que realmente lo son.

Tendemos a la incertidumbre, creada por esa fuerza impredecible de la naturaleza y también generada por la imagen del colapso chileno. Aunque hay que aclarar que sólo fueron ciertos edificios nuevos en la ciudad de Concepción y hoy sabemos que en ese caso puntual fallaron los controles, no así las exigencias de cálculo estructural. Es más, Chile tiene un código más actualizado que el de nuestra provincia y se revisa cada tres años. Con lo cual este dato ha llevado a muchos a pensar que estamos en peores condiciones.

El ingeniero Guillermo Silvestri es uno de los profesionales que mayor experiencia tiene por haber sido docente en varias facultades y haber participado en el cálculo de edificios en las tres etapas que conviven en Mendoza en cuanto a reglamentaciones. Su razonamiento permite entender el alto grado de seguridad que proporciona el código actual pese a que indudablemente en breve se introducirán nuevos conocimientos que mejorarán el desempeño de las estructuras sismo-resistentes.

Dónde estamos parados: “El terremoto en Chile se produjo por la rotura o gran falla en el encuentro de la placa de Nazca que se desplaza hacia el este y la placa Sudamericana. Este fenómeno, en Mendoza no se puede producir. Es muy poco probable que en algún hipocentro de Mendoza se diera un sismo de esa magnitud. Además, ya que el sismo está a más 500 kilómetros de distancia de Mendoza, es la intensidad la que debe interesarle a la gente. Esta se mide por la escala de Mercalli modificada que va desde levemente perceptibles hasta la destrucción total. Siempre, la destrucción causada por un terremoto está en función de su intensidad y la resistencia de las estructuras a las sacudidas. El sismo que tuvo Chile alcanzó una magnitud de 8,8 en la Escala de Richter. Una magnitud mayor que el sismo de Haití, sin embargo, en Haití murieron 200.000 personas y en Chile han muerto 1.000, ¿por qué? Por la calidad de la construcción.

El fenómeno sísmico: “Hay que tener en cuenta que la escala de Mercalli es una escala en función de los daños producidos en cada zona. Cada grado indica si ha sido perceptible por algunas personas o casi todas las personas, si se movieron los edificios, si se ha producido una fisura en el adobe, roturas de vidrios en los edificios altos, si alguna mampostería se fisuró, etc. Si el epicentro es demasiado lejano generalmente el período de duración es largo, pero si el hipocentro y el epicentro está muy cerca – como ocurrió en 1985 en la ciudad de Mendoza- , la vibración es mucho más rápida. O sea, el resultado de la intensidad de un sismo, depende no solamente de la magnitud y la lejanía sino también del tiempo. Por ejemplo, si el sismo de 1985 cuya intensidad fue de casi 7, hubiese sido más largo, habría producido daños gravísimos.

Construcciones anteriores a 1970: “Hasta ese año no existían códigos que hablaran de la prevención sísmica. ¿Qué hacían entonces los ingenieros? Pues en base a algunos conocimientos y libros escritos, calculaban de acuerdo a lo que a ellos les parecía. Pero no había nada bien definido. En San Juan después del sismo del 44 se hizo un código más exigente que el de Mendoza. En el año 1970 aparece ya el código que establece el coeficiente zonal que hay que multiplicarlo por otros coeficientes. Y en 1987 aparece el código que está en vigencia. O sea, dos años después del sismo. En él se puso un coeficiente que es tres veces mayor al que había en el año 70, o sea que triplicó las exigencias respecto de las décadas anteriores.

Lo que viene: “Un edificio tiene que ser dúctil en su comportamiento estructural. Dúctil quiere decir que  tenga grandes deformaciones antes de llegar a una rotura. Una rotura dúctil es una rotura que avisa. Afloja un punto, se empieza a fisurar algo y a deformarse, y entonces uno empieza darse cuenta y eso da tiempo a salir. En cambio, las roturas por corte son tremendas porque no son dúctiles, son roturas frágiles. Es importante que si se tiene que romper, que lo haga por flexión y nunca por corte, porque en ese caso va a colapsar. En los nuevos avances de la ingeniería sismo-resistente y en el nuevo código que va a salir en Mendoza, todas estas cuestiones de la ductibilidad están siendo muy bien estudiadas y eso en base al aporte de grandes ingenieros que han venido varias veces a Mendoza y que son lo más avanzado en el mundo en estructuras sismo- resistentes”.

Seguridad: “El código actual de construcciones no sea un gran código. Ha sido generado y organizado por gente de mucho conocimiento y provoca construcciones que son muy seguras en Mendoza. Quien cumple con este código en una casa de 2 o 3 pisos que esté seguro que no se le va a caer. En este momento, todos los edificios sean altos o bajos que se calculan a partir del código vigente y han sido bien controlados, tienen un alto grado de seguridad para los sismos que puedan venir. Porque la función fundamental de un diseño y de una construcción sismo-resistente es salvar vidas humanas y después hay roturas que son inevitables. Lo que pasa es que muchas de esas roturas tienen que ser posibles de ser arregladas sin un costo exagerado. Pero es inevitable sufrir daño de acuerdo a un sismo en la zona que vivimos.

Vulnerabilidades: “Pensemos en todas las construcciones de adobe con cimientos húmedos, en todos los edificios que tienen 6 o 7 plantas o más que se calcularon antes de 1970 cuando no había ningún código. No significa que no sean antisísmicos, pero si llega a venir el sismo que prevé el código actual, puede sufrir daños muy grandes. Lo cual nos pone ante una tarea de gobierno como el dar créditos blandos para que los arquitectos y los ingenieros trabajen junto a esos consorcios a fin de reforzar esas estructuras como es el caso del  ex hospital Ferroviario o de la escuela Normal.

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