Elba

 El tercer domingo de agosto es el día del abuelo. Lejos de aquella imagen de libro de primaria de abuelitos de anteojos, rodete, sombrero y bastón tejiendo o leyendo al lado de la chimenea, los abuelos de hoy,  siempre que se les permite, forman parte activa de la vida familiar. Muchos aún trabajan pero se dan el tiempo para ayudar con la crianza de los nietos, de llevarlos,  traerlos, cocinarles, cuidarlos y un gran etc.

Elba Lidia Barbieri es un ejemplo de estos modernos abuelos, jóvenes y activos, a quienes el paso d elos años no inmoviliza.

 Hace seis años, con sólo 80 añitos, decidió cambiar su vida, dejar su Mar del Plata del corazón, construir una nueva casa y venirse a Chacras para estar cerca de su hija, nietos y bisnietos. Para ella, vivir con alegría, optimismo y activamente es sólo una cuestión de espíritu, no de edad. Cuando vio que su hija y sus nietos ya con sus propios hijos tenían la vida muy complicada para juntarse y viajar a visitarla en Mar del Plata no dudó en vender su casa, en la que pasó los veranos durante más de cincuenta años, hacer la mudanza en menos de un mes y venirse al oeste.

“Si me acuerdo de cuantos años tengo me arrumbo” le dice a sus familiares cuando le reprochan con cariño sus osadías, como la de caerse de su bici al querer pasar de la calle a la vereda este verano en Mar del Plata con apenas 86 años.

 “Lo que me desespera es quedarme quieta” afirma.  Ella misma se encarga de sus cosas y siempre que puede evita pedir ayuda y “molestar” a sus seres queridos cuando algún malestar la aqueja.

Como no le gusta quedarse quieta, y como corresponde a la gente joven y activa, Elba va a yoga dos veces por semanay ahora, luego d esu caída entrena en bicicleta fija. Es miembro activo de la Parroquia y del Centro d eJubilados de Chacras y del de Carbometal y Las Glicinas. Va al cine, teatro o simplemente de paseo y de compras con sus amigas. Con una de ellas, quien pese a la resistencia de las autoridades aún maneja, se van regularmente a tomar baños termales a Cacheuta. Recorre los viveros comprando plantas para su jardín que, por supuesto, cuida ella misma Se mueve sola en micro para visitar a sus nietos y amigos a quienes deleita con un postre que prepara para la ocasión.

“Los años no me inhiben, no tengo dudas ni desconfianza de mis misma”, afirma. Siempre con proyectos y, luego de sus viajes a Buenos Aires, Mar del Plata y Chile, tiene agendados uno a las Termas de Río Hondo y otro a Córdoba.

Hace aproximadamente cincuenta años, Elba encontró, recortó y atesoró para toda la vida los siguientes pensamientos publicados en la revista Reader`s Digest allá por el año 1945*:

“La juventud no es un periodo en la vida. Es una disposición del ánimo. Es temple de la voluntad, calidad de la imaginación, vigor de los sentimientos, predominio del valor sobre la timidez, de la sed de aventuras sobre el deseo de reposo.

A nadie envejecen los años. El único envejecedor del hombre es el abandono de los ideales. Arrugas dejarán los años en el rostro; la apatía las deja en el alma

[…]

A los 60 años, lo mismo que a los 16, hay en el ser humano el anhelo de lo maravillo, el dulce arrobo de la noche estrellada, los propósitos y  hechos estelares, la intrepidez vencedora del acontecimiento, la alegría en el juego que es la vida, la inagotable, casi infantil apetencia que interroga: ¿y qué más?”

[…]

“Cuando estoy un poco depre leo esto y me levanto” afirma Elba.

*En la hoja del recorte de Elba, Reader´s Digest menciona que el mensaje completo, favorito del General estadounidense Douglas MacArthur y  del cual hemos tomado sólo un fragmento para esta nota aparece en el libro ”From the summit of years four score” de Samuel Ullman