Libros: Ni ebrias ni dormidas
La socióloga y periodista, María Josefina Cerutti, antigua vecina de Chacras hoy radicada en Buenos Aires, presentó el 5 de noviembre pasado, su libro Ni ebrias ni dormidas. Las mujeres en la ruta del vino, en las instalaciones del Club Tapiz, de Maipú. Allí se dieron cita amigos, tíos y curiosos, además de muchas de las féminas que Marijó entrevistó, puesta en la tarea de dilucidar y contar el lugar que las mujeres ocuparon y ocupan en el universo del vino.
Como descendiente de productores vitivinícolas, la infancia de esta flamante escritora tiene la impronta del aroma de la tierra, del vino en el lagar y de los juegos con primos y hermanos entre viñedos, justamente acá en nuestro pueblo. Y aquí debemos aclarar que el bisabuelo de Marijó, Emmanuel Cerutti, fue uno de los pioneros de la industria vitivinícola en Mendoza, labor que su abuelo Vittorio continuó y afianzó en la vieja Chacras de Coria rural, aquella en que las fincas de viñedos, frutales y olivos ocupaban una parte importante de este bendito terruño que hoy transitamos a diario.
Con ese recuerdo metido en el alma, más la curiosidad propia de una mujer inquieta, en algún momento decidió desandar los caminos que las mujeres recorrieron en su relación con el vino. Fruto de sus investigaciones, lecturas y acopio de relatos de experiencias propias y ajenas, nació Ni ebrias ni dormidas. A lo largo de sus páginas Marijó, busca articular y responder una serie de interrogantes, tales como ¿Cuál fue el camino que llevó a las señoras a cosechar uva, a producir vino, a distribuirlo, a contarlo, a escribirlo? ¿Qué sienten cuándo toman? ¿Qué toman? ¿Cómo toman? ¿Dónde toman? Y en definitiva ¿por qué toman vino las mujeres?
Se trata de un entretenido ensayo histórico que recorre los diferentes espacios que la mujer ocupó dentro de la cultura vínica a lo largo del tiempo. Desde la Grecia Antigua en que las damas participaban de las fiestas dionisíacas, pasando por los tiempos oscuros en que fue relegada –“los burgueses nos echaron de la fiesta” cuenta Cerutti- y por lo tanto obligada a beber a escondidas ya que no estaba bien visto que la mujer bebiera vino, hasta los días actuales en que su rol se vuelve importante tanto en el relato como en la producción y disfrute de tan noble bebida.
“Las mujeres, dice Marijó, curamos también con vino. No sólo por mujeres, ni por brujas, sino porque estábamos en la cocina. Lo tomábamos a escondidas. Hoy volvemos a tomarlo en público. ¿Liberación femenina o necesidades del mercado?”./Adriana Sayavedra.
Dicen las entrevistadas
Lucy Pujols de Pescarmona
“Su lectura me dejó una gran nostalgia por todos los recuerdos que me trajo, como la presencia del vino en la mesa familiar, cuando a los niños nos daban vino con soda.
Esto me llevó a preguntarme si estamos educando a nuestros niños en la misma cultura. Más bien veo padres que ven poco a sus hijos y como para paliar esa situación los llevan a comer a Mc Donalds. Por otro lado, estoy segura que este libro va a generar otros libros similares, además de la alegría y diversión que ya nos provoca”.
Cristina Pandolfi
“Se trata de una compilación de recuerdos unidos con un sutil hilo conductor: el concepto de terruño que establece la autora, más amplio, más afectivo. Más allá de esto queda al descubierto el enorme trabajo de investigación que ha realizado María Josefina”.