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SUAVITER IN MODO, FORTIUM IN RES

He sido, sigo siendo y seré un docente de alma, corazón y vida. Entré en la esfera secundaria en 1962 y obtuve mi jubilación en 1994. A los claustros universitarios me incorpore en 1972 y aún sigo frente a alumnos.

Durante ese largo período he ido observando con pena profunda la evidente decadencia en la educación, empobrecimiento en los planes de estudio, cada vez más “facilismo”, por parte de las autoridades, que con el argumento de “contener”, abandonaron la disciplina y decadencia evidente y estrepitosa en la cantidad y calidad educativa.

Siendo aún niños de la primaria, la maestra era considerada una segunda madre y la escuela, un segundo hogar. Primaba la disciplina y, aunque había díscolos, no se dudaba en aplicar medidas correctivas. En el aula reinaba el silencio, y durante el recreo y solo durante un momento se permitía, siempre bajo la atenta mirada de celadores, maestras y la directora, liberar los impulsos agresivos que nunca llegaban a los tremendo resultados de hoy.

Se  practicaba la enseñanza paso a paso y acabadamente como lo habían propuesto Froebel y Pestalozzi, y entendiendo que toda la educación es siempre una superación ética de los instintos, se estimulaba constantemente la curiosidad del alumno, bridándole los elementos para que él mismo aprendiera a desentrañar las dudas que tuviese, no como ahora, que no solo no se corrige, sino que se estimula la búsqueda por internet, cuando éste es un gran instrumento pero para el que ya conoce un tema y no como solución rápida y fugaz a una pregunta.

Los padres era respetuosos de los educadores y nadie se hubiese atrevido a enfrentarse con una maestra o directora. Ahora es el niño el que tiene la razón y ¡guay! Que una maestra se atreva a reprender, ¡MI NENE NO SE TOCA!

Durante el secundario no se aprende nada. Esa es la sensación que tiene hoy cualquier adolecente que Ud. interrogue. No solo no saben nada, si no que no han sido acostumbrados al esfuerzo, al trabajo, que trae la recompensa del deber cumplido. Se sigue la línea light, del menor esfuerzo, del fácil e inmediato éxito, al mismo tiempo que no se tolera la frustración de obtener una merecida y mala nota, aplazo o descalificación. Esas  son las generaciones que estamos formando. Pero, de seguir así, el orgullo de haber sido el país mas culto de Sudamérica se volverá un mito y nuestras inteligencias habrán sido desperdiciadas lastimosamente.

Por ese motivo escribo éstas líneas. Es tranquilizador, oportuno y refrescante el discurso dela la electa Ministro de Educación, señora Inés Abrile de Vollmer, cuyos planes incluyen una profunda revisión de todo lo mal hecho, para volver a un sistema de valores que retome la buena senda, el criterio razonable y el incremento de la exigencia. No veremos pronto sus frutos, seguramente, pero como veníamos no se podía seguir. Ojalá, señora, sepa rodearse de un buen equipo, gente que tenga vocación en serio y no sea un burócrata más en el flamante equipo de gobierno.

Por eso, el título de mi artículo: “Suave en el modo, fuerte en las cosas.”

José Enrique Marianetti

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