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Octubre, mes de Ciceri

La muestra comprende parte de la obra de este gran plástico mendocino, que hizo del ser humano, de sus alegrías y desvelos, el centro de su interés.

luis-ciceri

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Movilizado por una sensibilidad especial para las pequeñas grandes cosas de la vida del hombre, ya sea de campo o de ciudad, dejó plasmados en sus telas a personajes de la tradición mendocina: el viñatero, el tomero, los puesteros, los contratistas, al igual que músicos y artistas de circo. De ahí las reiterados reconocimientos gubernamentales que recibió por su aporte a nuestra cultura.

Artista social

A Ciceri tampoco le fueron indiferente las desigualdades de nuestro entorno, que lo llevaron a pintar a los humildes, a los que son explotados en su labor o los que abusan de su poder, como así también a portadores de ideales políticos como el Che Guevara, por quien sentía una fuerte admiración. “Un poco ácido a veces, otras irónico, pero nunca indiferente” relata su compañera Rosa Latife El Leil, “como expresionista se preocupaba de lo humano y social. Como artista, de la cultura popular”.

Un dibujante realista dentro del expresionismo, se autodefinió, a lo que podría agregarse de inspiración americanista, ya que la fuerte influencia de las imágenes precolombinas en la construcción de sus figuras no pasa desapercibida para el ojo crítico.

Solía explicar que “al disponerme a dibujar necesito contar con un tema, captarlo de la realidad cotidiana, sentirlo, luego concibo cómo graficarlo y es entonces cuando interviene el aspecto estético”.

Su vida

Había nacido un 30 de octubre, en 1934. En su paso por la escuela fue compañero de nuestro querido vecino Maneco Ruiz, con quien ató una amistad que duró toda su vida. Es más, conoció a Rosa, en la fiesta de 15 de Chicha de Ruiz, la querida Señorita Chicha de Vistalba.

Al año se comprometieron, como se estilaba en la época, y se casaron con permiso del juez –y el apoyo de la madre de Rosa- debido a que la novia sólo tenía 17 años y su padre, el famoso médico Ismael El Eleil se oponía totalmente a la relación, ya que

ciceri

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 tenía reservado a su hija un marido paisano y bastante mayor.

Con el tiempo, durante los ’60, Luis se convirtió en ilustrador y caricaturista del diario Los Andes y ejerció la docencia en la Escuela Superior de Periodismo y en el Instituto San Pedro Nolasco.

Más tarde se mudaron a la casona de calle Emilio Civit y Estado de Israel, en la Ciudad de Mendoza, donde Luis instaló su atelier. Allí, en 1977, luego de vaciar el living, abrió su taller de dibujo y pintura junto a otro grande, el maestro Orlando Pardo -otro vecino de Chacras-: Ciceri enseñaba dibujo y Pardo pintura. En ese lugar  se formaron artistas reconocidas como Rosa Bianqui, Perla Fragapane y Perla Reina, entre varios otros.

Con los años se vino a vivir cerca de su amigo Maneco, en Vistalba, maravillado por la paz del lugar. Entre él y Rosa construyeron “el ranchito”, hogar y taller al mismo tiempo, y desde donde ambos matrimonios, los Ruiz y Ciceri, mantuvieron la rutina de las juntadas de los sábados a la tarde.

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“No era muy sociable, cuenta Rosa, “sólo disfrutaba reunirse con sus amigos más íntimos”. Y nos regala una anécdota que lo pinta de cuerpo entero. “Una vez Maneco cayó a visitarlo con varios amigos que se habían juntado en su casa. A Luis no le gustó nada, entonces desde ese día acordó con su amigo y vecino que pondría una bandera de color azul para indicar si quería recibir a alguien o colorada, si prefería disfrutar la soledad”.

“Tenía un carácter muy fuerte”, sigue Rosa, “pero conmigo era distinto. Nunca tuvimos una discusión fuerte o algún conflicto importante en los 55 años que estuvimos juntos”.

 

 

Quién fue

Nacido en Mendoza en 1930, llevó su obra fuera de la provincia y del país en numerosas ocasiones. Es así que algunas de ellas quedaron en pinacotecas privadas de Europa y América.

En nuestra provincia podemos disfrutar de sus pinturas en varios lugares: en cada una de las quince ermitas de los Misterios del Santo Rosario, camino al Challao; en el Instituto San Pedro Nolasco, donde pintó la imagen de la Virgen de la Merced; en la Escuela Juan Gallo Lavalle, donde realizó el retrato del prócer; en la Sala de Periodistas de la Casa de Gobierno, donde dibujó cinco temas sobre los “Comunicadores”; en el Museo de Arte Moderno de Mendoza, en el de Bellas Artes de San Rafael, en la

Ciceri

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 pinacoteca de la UNCuyo, como así también numerosas portadas e ilustraciones de libros de autores argentinos.

Fue merecedor de numerosos premios importantes, tales como el Salón de Artes Plásticas de San Juan (1971) y en la X Bienal de Artes Plásticas de Mendoza en 1973. Luego decidió no presentarse más a certámenes, aunque siguió participando como jurado en varios Salones importantes de nuestra provincia. También fue reconocido por algunas instituciones de gobierno por su aporte a la cultura de Mendoza: Municipalidad de Luján de Cuyo (1989), de Godoy Cruz (1991) y por la Cámara de Diputados en 1992.

Horario de visita

 

Martes a viernes: 8:30 a 19 hs.

Sábados y domingos: 15 a 20 hs.

Lunes cerrado

Expresionismo: tendencia artística y literaria que se inicia en el Siglo XX, en un intento de representar la sensación interna y subjetiva que las cosas y seres producen en un pintor o escritor.

Entre los referentes de esta corriente encontramos a Picasso, Modigliani, Tamajo, Orozco, Sequeiros y, el más contemporáneo, el ecuatarioano Guayasamín.

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