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Urbanismo: “Levedad en las obras”

En nuestra edición anterior –Número º126-  publicamos varios anuncios del gobernador Francisco Pérez sobre distintas obras a realizar en nuestro pueblo, confirmados luego por el intendente de nuestro departamento, Carlos López Puelles.

Una de dichas obras es la ampliación, asfalto y prolongación de calle Liniers hasta el Carril San Martín, previa construcción de un puente sobre el canal Cacique Guaymallén. Y es precisamente este proyecto que ha originado el debate entre algunos vecinos preocupados por el devenir de nuestra comunidad.

Es así que aparece, tras el anuncio, una instancia de estudio para establecer la conveniencia de dicha obra ya que no son pocas las voces que se alzan poniendo en tela de juicio las consecuencias urbanísticas que podría aparejar para la calidad de vida de los vecinos de Chacras.

Más allá del recurrente debate sobre el asfalto en todo el proceso de desarrollo demográfico de nuestro pueblo, al que no escapa la posibilidad de asfaltar Liniers, el problema que originan las intervenciones en esta calle es que al abrirla al Carril San Martín, conectaría directamente esta transitada avenida y el Acceso Sur con el centro mismo de Chacras: la plaza. Algo que nunca debe hacerse, como es inducir gran cantidad de vehículos en forma directa hacia el ya bastante congestionado corazón de nuestro pueblo.

Consultamos entonces sobre este tema a un entendido, el arquitecto Adolfo Mallea, antiguo vecino de nuestro pueblo, quien sostiene que “las intervenciones urbanas no pueden ser elaboradas tomando en cuenta un solo aspecto, como, por ejemplo, la circulación cómoda en automóvil. Se debe evaluar también desde la perspectiva de los usos del suelo, de la preservación de espacios públicos y privados, de los valores patrimoniales y ambientales, etc.; y, en ese marco, al momento de considerar el tema de la movilidad urbana, se deberá tener en cuenta, además de los vehículos particulares, el transporte público, y las sendas para peatones y ciclistas”. Y, parafraseando al arquitecto platense Ruben Pesci, explica una de las máximas del urbanismo y título de esta nota, norma que debiera regir toda intervención en la traza de un pueblo o ciudad, ya que de esta manera se preserva el equilibrio y la calidad de vida de sus habitantes.

Con respecto a la problemática de la calle Liniers, el arquitecto opina que se debe evaluar no solamente desde la perspectiva de una sola calle sino que hay que considerar la solución desde toda la trama del pueblo.

En este sentido explica que “no debe inducirse el tránsito inevitablemente hacia el centro del pueblo, en nuestro caso, la plaza. Más bien se deben crear alternativas de conexión que faciliten las derivaciones hacia otras vías de circulación y, a través de ellas, a los distintos barrios y lugares del distrito” y asegura que “no habría que sacarla directamente al carril porque generaría conflicto vial en dicha avenida. Mejor sería construir derivaciones marginales al espacio canal Cacique Guaymallen-FFCCC, a modo de conexión norte sur,  y que permita, a través de los nudos viales existentes -Besares, Pueyrredón, Alte. Brown etc-, salidas al carril San Martín o al Acceso Sur”.

En forma similar el arquitecto propone hacer una colectora norte sur, hacia el límite oeste del distrito, aprovechando parte del espacio de las vías del ferrocarril.

“Siempre estas intervenciones deben hacerse a escala reducida, no excesiva, sin ensanchar las calles y sin que afecte las arboledas, acompañándolas, además, con obras de baja complejidad y que definan en lo inmediato una trama de ciclovías, sendas peatonales y pistas de salud. En la configuración de esa trama, se puede aprovechar la traza ya existente de las vías y los marginales del canal Liniers-Viamonte”, sostiene convencido y confirmando lo elaborado en varios de sus trabajos por el desarrollo urbanístico de nuestro pueblo y hace una acotación relevante: “Todas estas intervenciones, que en el fondo implican una revalorización del espacio público, traen aparejados tangibles beneficios  de integración social y mejoras en la seguridad urbana”.

Integración y espacios de encuentro

Para este vecino amante de Chacras, una ciclovía y sendas peatonales que pasen por los barrios surgidos sobre las vías, al oeste de calle Besares, los integraría al funcionamiento del pueblo. Ejemplos de cómo este tipo de intervenciones logran buenos resultados en la integración y seguridad de las comunidades puede observarse en la ciudad de Medellín, Colombia, y en algunas ciudades de Israel donde prácticamente se erradicaron los problemas de la inseguridad originada en la marginación, según nos contara en alguna oportunidad el abogado penalista y vecino de Chacras, Alejandro Poquet.

En el mismo sentido aporta Mallea al explicar que “sumar espacios de encuentro, sin hacer grandes obras ni inversiones, representaría también un aporte a la vida urbana. En este sentido, los lugares destinados a los juegos y esparcimiento de niños, implican una importante convocatoria social; hay varios lugares para ellos: el espacio norte de la sede de la delegación municipal, plazas y plazoletas de los barrios, etc.”.

Excesivo uso del vehículo particular

Militante del nuevo paradigma urbanístico que sostiene que debe legislarse pensando en el hombre y dejar de hacerlo para el automóvil, Mallea recomienda “considerar el uso eficiente de los espacios públicos y el mejoramiento del transporte público, estimulando en la gente que se maneje de otra manera, con otros ritmos, como los que surgen de circular en bicicleta o de caminar”. “La calidad de vida tiene que ver también con darle a la gente la oportunidad de manejarse con otros ritmos”, enfatiza.

Un ejemplo de esto es lo que sucede en nuestro pueblo los días domingos, cuando la gente, propios y ajenos, deja su automóvil alejado de la plaza y camina; en esos momentos la plaza actúa como verdadero lugar de encuentro, ampliando sus límites para dar lugar a una multiplicidad de usos sociales.

Por el contrario, ejemplos de lo que no debe hacerse, existen varios. Uno muy ilustrativo es el caso de la ciudad de Boston, en Estados Unidos, que fue prácticamente desestructurada cuando se crearon varias autopistas que dividieron la traza de la ciudad, en pleno apogeo del automóvil como símbolo de status socioeconómico. Hoy la misma ciudad ha sido reestructurada con costosísimas obras –un lujo que el país del Norte puede brindarse, pero no nosotros-, como playas de estacionamiento y vías de circulación subterráneas, para dar lugar a plazas, espacios verdes públicos y volver a conectar los distintos barrios. Un error que no nos podemos permitir en nuestro pueblo, ya que, según explica Mallea “las cosas que se hacen hoy no podemos darnos el lujo de deshacerlas mañana; lo que hoy parece una solución, si no se implementa en forma integral y en el marco de la “levedad”, puede significar la destrucción de los verdaderos valores urbanos y sociales de un lugar”.

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“Las cosas que se hacen hoy no podemos darnos el lujo de deshacerlas mañana; lo que hoy parece una solución, si no se implementa en forma integral y en el marco de la “levedad”, puede significar la destrucción de los verdaderos valores urbanos y sociales de un lugar”, sostiene Mallea.

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