De eso se trata OpenVinoDAO, la organización creada por Mike Barrow -más conocido como Mike Tango Bravo- para atravesar el nuevo mundo que vivimos y que nos interpela para abrazar un nuevo paradigma cultural.
Nos recibe en su finca de Perdriel, más precisamente en la calle Costa Flores, que da el nombre a su emprendimiento vitivinícola, en una soleada mañana de otoño mendocino.
La idea es conocer sobre su emprendimiento de fabricación de cajas de embalaje utilizando un proceso de biofabricación a partir de la inoculación de un hongo a los restos de la poda del viñedo.
Pero nos sorprende, recién sentados listos a comenzar la charla con un “¿qué te parecería construir una bodega en Marte?” Uaaaauuuu, y allí vamos: “Contame”.
-Estamos trabajando en un proyecto -aparte del resto-, a más largo plazo, que se llama Martian Wine Federation, la Federación de Vinos Marcianos. Se trata de preparar lo que será la primera bodega marciana.
-Suena a demasiada fantasía en el contexto bastante complicado hoy de nuestro planeta. ¿Por qué ir a buscar otro?
-Suena estúpido, ¿no? Pero si tenemos en cuenta que en el siglo XXI, por primera vez en la historia de la Humanidad podemos autodestruirnos como sociedad, ya que nos enfrentamos a grandes riesgos: armas nucleares o biológicas, que se nos escape de las manos la inteligencia artificial, la nanotecnología, o desarrollamos sin querer un supervirus que nos mate a todos, o el mismo cambio climático. Nunca tuvimos el poder y la capacidad de eliminar el proyecto humano como tenemos hoy. Esto es realmente preocupante.
Justamente por eso, deberíamos pensar en tener una colonia en Marte. Ya hay gente que está trabajando activamente en eso, además de SpaceX, la NASA…pensado en los próximos 10, 15, 20 años, como mucho. Tener astronautas viajando a Marte, fijar una base, una colonia, un centro de estudio, con gente que pueda pasar un tiempo allí. O sea, de convertirnos en una especie interplanetaria”.
Para Mike asumir y enfrentar los riesgos tan catastróficos que nos acechan como especie requiere de un trabajo conjunto entre países y sociedades “y no separarnos como hacemos ahora en diferentes clanes enfrentados”, opina “y la única manera de unirnos frente a un proyecto de tal magnitud es, o bien sufrimos una amenaza en común, o creamos algo tan inspirador que nos mueva los cimientos de lo que somos capaces de hacer. Algo que nos haga pensar: mierda, si podemos tener gente viviendo en Marte, ¿cómo no somos capaces de resolver el cambio climático o de apagar las bombas atómicas?”.
-Un objetivo en común para toda la Humanidad
-Si, así es. La última vez que tuvimos algo semejante fue en el año 1969 cuando el hombre llegó a la Luna. Eso tuvo como efecto colateral la gran inspiración que provocó en la gente reflejada en el arte, en la música, en muchos desarrollos científicos en los 70. O sea, no es frívolo fijarnos el propósito de convertirnos en una especie interplanetaria, si eso realmente nos despierta del letargo en que vivimos. Además, si no estamos haciendo lo necesario para ser una especie interplanetaria, ¿qué carajo estamos haciendo?
Y si vamos a tener una colonia en Marte debemos tener una bodega, porque una vez allí vamos a tener que cultivar comida. Y la uva es un alimento que llevamos 10.000 años cultivando. Es una fruta con las mayores concentraciones de azúcar, una planta perenne de la que sabemos un montón sobre adaptación y modificación genética. Sería algo muy emblemático del logro humano producir vino en Marte. Y, si vamos a buscar gente inteligente para ir a trabajar en un sitio tan inhóspito como ese y, además no va a haber vino, pues va a ser difícil de hacer el reclutamiento de cerebros ya que una misión a Marte implica un plazo mínimo de dos años.
- ¿En qué grado de desarrollo se encuentra MartianWineFederation.org?
- Ya hay gente estudiando cómo vamos a cultivar plantas en Marte. Para llegar a tener un Malbec marciano hay que hacer primero una adaptación de la materia genética, es decir, buscar una cepa que se adapte a las condiciones marcianas. Sabemos que el regolite -el suelo marciano que no lo podemos llamar tierra-, es parecido a algunas tierras volcánicas de Malagüe. Hay que pensar también en cómo vamos a construir en Marte las máquinas necesarias para hacer vino, los procesos para usarlas, el tema del packaging y cómo lo vamos a fraccionar y todo eso. Por ahora estamos trabajando con Patricio Santos en el desarrollo de los protocolos de experimentos, diseño de procesos, el marketing, etc. La financiación de todo esto es parte del proyecto de Open Vino, de criptomonedas.
Las bondades de la biofabricación
-Hablando de packaging, uno de los motivos de esta entrevista son tus cajas de embalaje creadas a partir de un hongo.
-Las cajas de micelio para las botellas, con los restos de la poda, en lugar de la caja de cartón o de madera. Se hacen con solo dos ingredientes: los sarmientos triturados y un hongo que le inoculamos. Esto lo trabajamos con Stefano Gallerani, un diseñador industrial joven de Mendoza y con dos micólogos de Bahía Blanca, Pablo Postensky y Kevin Garners.
Mi interés es que otras bodegas se interesen en hacer crecer sus propias cajas de embalaje dentro de su bodega, su finca. Hasta ahora creo que somos los primeros en aplicar la biofabricación utilizando restos de la viticultura de la producción propia para hacer el packaging. Ya tenemos el hongo seleccionado y calificado.
Ahora buscamos una bodega que quiera tener la primicia de poner las primeras mil botellas en cajas de micelio. Yo lo voy a hacer con los vinos míos de Costa Flores, pero no puedo tener el impacto de marketing que una bodega grande puede lograr siendo la primera bodega en cultivar sus propias cajas. Tampoco queremos que se quede en una sola bodega queremos que se expanda.
Para eso yo no busco hacer una fábrica de cajas, ni hacer una venta de licencias o de patente.
La idea es facilitar el acceso abierto y gratuito, open source, a ese contenido. Sin embargo, para usar esa tecnología, a la que pueden tener libre acceso, deberían pertenecer a un círculo que se llama Open Vino DAO.
-¿Qué significa DAO?
-Significa Decentralized Autonomous Organization. Una DAO es una nueva manera de diseñar organizaciones que viene de la mano de la revolución de las criptomonedas. Una forma de crear nuevos mecanismos de financiación, de intercambio de valor y sobre todo de gobernación de organismos sin usar los sistemas tradicionales.
-¿Serían más bien horizontales y sin burocracia?
-Si, carece de una jerarquía tradicional, tampoco trabaja con acciones. Se trabaja con token, una criptomoneda que emitimos, en lugar de emitir acciones.
Por ejemplo, emitimos diez mil tokens. La gente puede comprar esos tokens y con eso están comprando un porcentaje de este DAO y también adquiriendo votos. Cada token representa una parte de la empresa, pero también representa un voto. La diferencia de hacerlo con tokens es que la gente puede entrar y salir de una forma mucho más fluida. Sin tanto procedimiento administrativo, todo es más fácil.
Hoy existen muchos proyectos con DAOs como nueva manera de organización. En el caso del packaging, por ejemplo, es una manera de formar parte de una comunidad: recibes la propiedad intelectual de cómo cultivar las cajas, acceder al precursor -el inóculo inicial del hongo-, a los primeros moldes y quizás una maquinaria o aportes. O sea, lo que necesitas para empezar. Pero para acceder a ello deberías ser miembro de la DAO.
Creas comunidad usando la DAO y creas un vehículo de promoción económica sin el tradicional licenciamiento con patentes. Porque eso es dar eternamente dinero a los abogados para proteger patentes y pelear. Y eso no es sustentable, no es mi objetivo crear un gabinete de poder, sino de extenderlo, pero a su vez, hay que financiarlo y eso viene dentro de Openvino.
-¿Qué es Openvino?
-Es el proyecto grande que abarca y financia todo esto: vino en Marte, cajas de biomasa, criptomonedas, todo es parte OpenVino, una organización que desde el 2017 venimos desarrollando con gente de Mendoza, Buenos Aires, Córdoba, España, Chile, entre otros.
En Openvino, básicamente desarrollamos tres cosas: tokenización, transparencia y trazabilidad.
La tokenización implica habilitar a las bodegas a emitir su propia moneda digital, respaldada en su vino. Se declara ante el INV cuantos miles de litros de vino se produjo en tal cosecha y con eso se calcula la cantidad de botellas que va a haber de ese año.
El primer año que lo hicimos fue en el 2018, con 16.384 botellas de esa cosecha por las que emitimos 16.384 criptomonedas, que se llaman MTV-18. Hay una cantidad finita de esa moneda, nunca va a haber más. En lugar de dólares o pesos o euros, emitimos MTV-18: cada moneda representa una de esas botellas. Ese sería el respaldo.
La gente puede comprar esos tokens y guardarlos dentro de su billetera digital y pasado tres años podía canjear ese token por la botella. O, si no quiere esperar ese tiempo que necesita el vino, puede vender sus tokens o puede comprar.
OpenVino es el primer proyecto en el mundo de trabajar con la tokenización de vinos. Ya llevamos seis años haciendo tokens de nuestro vino de Costa Flores y ahora ya arrancamos con bodegas acá en Mendoza, en España y en otros sitios para que ellos empiecen a tokenizar.
De momento vamos a empezar con 5 a 10 bodegas en el 2024. Es gratuito para la bodega tokenizar. Con eso pueden generar su propia moneda y abrir un nuevo canal: puede pagar gente, marketing, influencers y embajadores de marca y hacer cosas que da vida a esa moneda.
Argentina, referente de la criptoeconomía
Según Mike, nuestro país es uno de los punteros en estas esferas. “La cantidad de proyectos y desarrollos que se ha hecho en Argentina, muchos desde Mendoza, es asombroso. Muchos de los países están mirando cómo está funcionando en Argentina y qué cosas se pueden hacer acá tanto con tecnologías de afuera como de acá. Tenemos unos huevos de oro y hay que sacar provecho. Lejos de prohibir la criptoeconomía, tenemos que cultivarla porque somos un país referente. Y Mendoza, dentro de Argentina, no se queda atrás”.
-Es algo tan nuevo, que es difícil de entender
-Exactamente, es difícil de entender porque es un cambio de paradigma. Al igual que cuando hace 30 años apareció el correo electrónico y reemplazó al fax. Pero comprender cómo funciona la criptomoneda; cómo cambian las organizaciones con las DAOs, a priori parece algo súper complejo, pero no lo es. Debemos dar el cambio de tuerca que necesitamos, no podemos esperar 20 años para que se imponga este sistema. No tenemos ese tiempo tampoco. Debemos resolver esto antes de que lleguen los robots asesinos.
La Transparencia y la autocertificación
El segundo ítem de la dinámica de OpenVino abre la posibilidad a las bodegas para autocertificar sus procesos: vinos orgánicos, su huella de carbono, o aptos para veganos, o denominación de origen, single vineyard, Malbec 100%, o lo que quieran certificar. Para eso, hoy se paga a una empresa externa. En cambio, el sistema de blockchain otorga las herramientas para autocertificarlos.
En el caso de que surja algún conflicto, se resuelve frente a una corte descentralizada que se llama Kleros, que se encarga de resolver disputas sin entrar en el sistema legal actual.
La trazabilidad
Cada botella Costa Flores lleva un código QR distinto en la contraetiqueta. Ese código habilita una vía de interacción con Mike y de ingreso al mundo de OpenVino.
“El bebedor del vino puede escanear ese QR y yo hago algo súper invasivo: lo invito a sacarse una selfie y compartir su opinión sobre su experiencia tomando mi vino. A cambio le doy una participación, un token de OpenVino DAO y le permito crear un NFT, un token digital que documenta ese momento y su opinión. Y es que, si vos abriste una botella de mi vino y lo tomaste, has convertido parte de lo que yo produzco en tu cuerpo. Entonces, si tomas esa molestia de tres minutos de darme tu impresión, yo te doy parte de la empresa: un token de OpenVino.
Ese token podés venderlo por plata, votar en decisiones sobre la plataforma. O podés reinvertirlo. Se llama you drink it, you own it. Vos lo tomas, te convertís en socio.
- ¿Están funcionando ya o van a ponerlo en práctica pronto?
- Estos tres aspectos están abiertos y gratuitos para las bodegas, listos para ponerlos en práctica. Ya lo estamos haciendo en Costa Flores, pero ahora lo abrimos a otras bodegas que ya están ingresando.