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Elecciones paso: más de lo mismo pero votantes con más poder

Dr. Alberto Montbrun

alberto.montbrun@gmail.com

‘Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos. La edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos, íbamos directamente al cielo y nos perdíamos en sentido opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual.

(Charles Dickens, Historia de dos ciudades)

En el escenario de la desaparición de los partidos políticos como elementos contenedores de propuestas y programas específicos, algo que se viene verificando en el mundo desde fines del siglo pasado, cuando la izquierda acuñó la “tercera vía” buscando conciliar capitalismo con redistribución equitativa, se produjeron consecuencias importantes. En el contexto actual las grandes opciones políticas en el mundo se debaten entre populismo y democracia republicana, más que en términos de derecha o izquierda. Eso, sumado al colapso de los viejo partidos, hace que las alianzas, cambios y recambios políticos de todo tipo se multipliquen al infinito y las posibilidades de arreglos y acuerdos son sorprendentes y – a veces – desopilantes.

Mucha gente ha criticado a Omar de Marchi por su separación de Cambia Mendoza, en su candidatura a gobernador, acusándolo de incurrir en defectos tales como el egoísmo, el personalismo y la excesiva ambición, sin advertir que éstas son características de absolutamente toda nuestra dirigencia política. Pero, aunque la lógica de la lucha por los cargos es inflexible, para las personas que votan se abren alternativas interesantes. La suma del original y outsider intendente de Las Heras, Daniel Orozco, a la fórmula del lujanino agrega pimienta a una opción que, en los papeles, muestra viabilidad.

La alianza que llevó a Cornejo al poder en 2015 contenía a la UCR pero también tenía, a la izquierda de Libres del Sur y el Partido Socialista y a la derecha del PRO, el Partido Demócrata, la Coalición Cívica ARI y el Frente Renovador de Sergio Massa. Entonces ¿cuál era su ideología? Pregunta incorrecta. Las ideologías (no los valores) cayeron con la sociedad industrial y la democracia de masas por no poder lidiar contra dos elementos centrales del mundo de hoy: el cambio vertiginoso del contexto y el incremento exponencial de la información. Sin embargo, esta desaparición no implica de ninguna manera la desaparición de los valores del capital social, entendidos como principios que hacen al mantenimiento de la convivencia armónica y a formas de resolver las diferencias naturales de cualquier grupo humano. Esos valores son en general transversales a toda la sociedad y se han articulado a lo largo de siglos.

La nueva alianza “La unión mendocina” ofrece exactamente a los mismos políticos de siempre, pero en un rejunte nuevo, aunque no menos interesante que el del antikirchnerismo “oficial”, que sigue expresado en la franquicia “Cambia Mendoza”. Incluso ésta última está oficialmente integrada por el PRO, aunque sus principales referentes acompañen al ex intendente de nuestro departamento. A fin de contener los votos de la derecha antiperonista, que podrían irse hacia este último, Cornejo eligió como compañera de fórmula a una militante de Patricia Bullrich, la médica Hebe Casado, de San Rafael, especialista en declaraciones provocadoras. Es que aparece un riesgo frente al muy posible triunfo de Cornejo: con un peronismo languideciente y que mucha gente se resiste a votar, la candidatura de De Marchi puede resultar atractiva para quienes cuestionan los aspectos más críticos de la gestión radical, como la ocupación de los organismos de control –Suprema Corte, Tribunal de Cuentas, Asesoría de Gobierno, Auditoría de Ética Púbica– todos titularizados por militantes radicales, más los problemas de inseguridad y crisis económica que hacen que la provincia esté en situación de deterioro de su empleo y producción.

Otra fauna interesante que aparece con el reciente proceso de nominación de candidaturas es la de los partidos y dirigentes “parásitos”, fenómeno muy estudiado en la literatura del tema. Se trata de aquellos dirigentes y partidos antiguos o ya en decadencia que, habiendo perdido toda representatividad, se “prenden” de espacios o liderazgos nuevos para seguir manteniendo el “sello” partidario. Así sobreviven y cada tanto ligan algún carguito.

Ahora bien, hay una buena. La Boleta Única Electoral abre, en este contexto, un panorama fascinante ya que ofrece la concreta posibilidad de que cada elector y cada electora marquen a los candidatos de su preferencia en los diferentes cargos. Se trata de un avance muy importante del cual Mendoza puede sentirse orgullosa.

¿Nueva política? ¿Política renovada y modernizada? ¿Aparición de nuevos líderes y referentes que superen el populismo, el insulto barato y los gritos histéricos? No pierda las esperanzas, amiga lectora, amigo lector. En 2025 votamos de nuevo.

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