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El aluvión que casi destruye a chacras hace cincuenta años

Por Carlos Campana

Hace cincuenta años, gran parte de Chacras de Coria sufrió una devastadora tormenta de lluvia y granizo, fue exactamente el 22 de diciembre de 1972, en las primeras horas de la tarde, tras un día de intenso calor.

El cielo se puso de un oscuro gris plomizo y a eso de las 14 horas una gran tormenta se abatió sobre los cerrillos de La Puntilla, lo que originó un verdadero aluvión cuya devastadora corriente terminó por seccionar la antigua ruta del acceso sudoeste a Mendoza. La abrupta abertura, de unos 12 metros de longitud se produjo en el viejo túnel ferroviario, por donde pasaban las vías del tren trasandino.
La creciente levantó rieles y arrancó terraplenes en un tramo de alrededor de 200 metros que rompió también el acueducto del río Blanco, derribando los postes telegráficos.
Pero eso no fue todo, ya que un importante aluvión se formó en la zona de Cacheuta luego de la intensa lluvia con granizo. Fue allí que una gran correntada descendió hacia Chacras de Coria.
Al parecer, el caudal de agua rebalsó rápidamente la capacidad de evacuación del puente sobre la ruta internacional, las piedras obturaron la boca de esta obra, por lo cual la corriente tuvo que buscar escape por el túnel ferroviario, ubicado unos 10 metros al sur. Inmediatamente, comenzó a socavarse la base del camino hasta terminar por derrumbar el murallón artificial que la ruta internacional forma en este sector.
Posiblemente la zona más afectada por la correntada, que adquirió características extraordinarias, fue la de calle Viamonte y Pueyrredón, conocida como la esquina de la Virgen, donde el agua alcanzó más de un metro de altura. El arroyo Sosa, es decir el que corre costeando la calle Viamonte, desbordó antes de cruzar esa arteria como consecuencia de un añoso eucaliptus que fue arrastrado por las aguas a lo largo de más de un kilómetro. Unos ochenta metros antes del cruce de ese cauce sobre la calle, el gran árbol produjo el atascamiento en un paso peatonal.
En ese lugar las aguas desbordaron y se desplazaron torrencialmente hacia las fincas vecinas, las que quedaron totalmente anegadas y con gran cantidad de piedras. También se rompieron las cañerías del agua potable, se produjo la caída de postes de energía eléctrica y  teléfono y se destruyó el pavimento.
Unos cincuenta metros antes de llegar a la intersección de Viamonte y Pueyrredón, especialmente la primera de esas arterias se convirtió en un verdadero río.
El agua inundó todas las casas vecinas y produjo la caída de dos precarias viviendas cuyos ocupantes afortunadamente lograron escapar unos minutos antes sin producirse víctimas.
Un automóvil que se encontraba a la altura de calle Viamonte al 4.000 fue arrastrado por las aguas. Su conductor pudo desviarlo por el puente de una casa, pero no pudo impedir que el vehículo cayera hacia un costado con grave riesgo de volcar, mientras sus ocupantes tuvieron que permanecer allí con el agua hasta la cintura corriendo grave peligro.
Varios viñateros de la zona también sufrieron cuantiosas pérdidas con este evento climático ya que sus fincas terminaron totalmente inundadas y las vides fueron  destrozadas por el granizo.
Aún hoy, numerosos pobladores de Chacras recuerdan  aquella  fatídica tarde, ocurrida a solo dos días de la Navidad de 1972, cuando las aguas bajaron con furor por un sector de nuestra localidad.

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