En el acta de fundación de Mendoza, consta que Don Pedro del Castillo, decidido a establecer la ciudad y nombrar su cabildo, dispuso señalar la advocación de la iglesia mayor, nombrando a San Pedro, a quien tomó como patrón y abogado de la ciudad. Se carece de actas capitulares que den cuenta de cuándo se comenzó a rendir homenaje a Santiago como patrón de Mendoza de los primeros 5 años, lo cual impide fijar una fecha precisa. Pero en el acta del 22 de junio de 1566, consta la elección de Gabriel Cepeda como Alferez Real, a quien se le entregaría el estandarte y prestaría solemne juramento como era costumbre.
En los años siguientes, las actas consignan que en la víspera de Santiago, el Alferez recibía el estandarte y prestaba el juramento. Y en 1575, el acta del 24 de julio hace explícita mención del Apóstol cuando lo nombra «Patrón de las Españas y a quien esta Ciudad tiene por Patrón y Abogado». En esa misma acta se hace referencia a la ceremonia del paseo del estandarte durante los dos días. A partir de la fecha mencionada, la documentación posterior da testimonio de la reiteración anual de esta ceremonia como festejo establecido definitivamente.
En Mendoza se postula que Santiago es el escudo ante el problema natural que más preocupa en la provincia: los temblores.
Por ley provincial 4.081 (1976) se declara feriado provincial el 25 de julio en homenaje al Santo Patrono Santiago.
Procesión
Tradicionalmente, el pueblo mendocino ha acompañado la imagen del Santo Patrono en una procesión por las calles del microcentro. En las actas del Cabildo ha quedado registrada esta costumbre desde principios del siglo XVII, aunque en esos tiempos la procesión tenía lugar la víspera de la festividad de Santiago Apóstol. En la actualidad, el recorrido se hace el mismo 25. La imagen que la provincia veneró durante más de 400 años fue la del Santiago guerrero o «matamoros», que llegó a Mendoza desde España en el año 1600 y muestra al santo sobre un caballo, empuñando una espada y con dos musulmanes a sus pies, tal como se apareció a los españoles que luchaban contra los moros en el año 844.
Ese ícono fue reemplazado en 2001 por uno que muestra otra faceta del santo, la del Peregrino que predicó en Judea y Samaria y -según sostienen algunos- evangelizó España y organizó su iglesia. La figura, que desde entonces preside la tradicional procesión, fue tallada en madera por la monja Marta Morader, de la congregación de misioneras Claretianas. Las dos imágenes se encuentran en la parroquia de la calle Sarmiento, pero la que preside el altar es la del caminante.