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Tenés la cara de lo que escuchás

Hace mucho que sabemos que cuerpo y mente no van por separado.

Ahora han demostrado que si sonreís, aunque sea fingido, en tu cerebro pasan cosas buenas.

“Lo poco que como es veneno” decían los viejos si se discutía en la mesa.

Cuánta verdad!!!

Y, todavía, no aprendemos. Y me refiero a los que llevamos medio siglo o más sobre el planeta, no a los pibes que, afortunadamente, van por otro andarivel.

Los veteranos, arrancamos a la mañana escuchando radios mendocinas. Cada uno, con su emisora de la infancia “clavada en el dial” aunque sea digital.

Pero, qué pasa con esa costumbre que nos parece tan inofensiva como normal?

Ojo! Nos amarga el día y nos cambia la cara!

Basta con escuchar un ratito, por internet, radios de Buenos Aires, para darnos cuenta de que el formato local es nefasto.

Los porteños tienen como columnistas fijos a psicólogos, escritores, sexólogos, músicos, nutricionistas, actores.

Un grupo de gente dispuesta a pararse ante la vida con tus mismas dudas existenciales, con tus mismas tristezas y tus mismas alegrías.

Y si sacan a un oyente al aire es para charlar un ratito, para interactuar con él, diga lo que  diga.

Nuestras radios líderes (ponele) adoptaron el formato noticias con un poco de humor homofóbico, aporofóbico y sofovichesco que atrasa

y arrancan con el odio del día y lo editorializan con el vómito envenenado en forma de “participación” de oyentes grabados, más enojados con la vida que los conductores.

Ni siquiera cumplen ese viejo rol de educar, de formar.

Antes, se podía decir que algo era verdad porque “lo escuché en la radio”.

¿Ahora? Largan sin filtro opiniones de mendocinos medievales diciendo barbaridades, dándole, así, a la mediocridad la chance mediática de generar adeptos.

Pensemos que, por decisión propia, estamos acompañando los primeros mates de la mañana con la peor frecuencia para nuestra salud mental: el gesto de enojo.

En 3 minutos calentamos el ambiente, decía una vieja publicidad.

Les aseguro que 3 minutos, por cualquier medio, sobran para enterarse de todo lo malo que nos rodea y  para no vivir en una nube de pedos.

El resto es amargarse gratis.

Alguno dirá que si no me gustan para que las escucho!

Es verdad.

No es mala idea.

(Recomiendo “yutubear” al doctor Mario Alonso Puig y sus técnicas contra el estrés  Gestiona tu cara y gestionarás tus emociones.)

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