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REGALO DE CUMPLEAÑOS Y SOTTOGOVERNO

Por Dr. Alberto Montbrun

alberto.montbrun@gmail.com

El regalo que la vicepresidenta le hizo al presidente para su cumple pareció un poco cínico ya que es la historia de un fracaso. No obstante se trata de un libro notable, que agotó en pocos meses varias ediciones. Más allá de muchos comentarios que ha suscitado, tiene un aspecto poco resaltado y que aquí compartimos.

A fines del año pasado se publicó el libro de Juan Carlos Torre “Diario de una temporada en el quinto piso. Episodios de política económica en los años de Alfonsín” (Edhasa, CABA, 2021). Allí el autor, Doctor en  Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, relata su experiencia como mano derecha del Ministro de Economía del gobierno de Raúl Alfonsín, Juan Vital Sorrouille y las infinitas complicaciones para llevar adelante un plan económico en este bendito país.

Como además de sociólogo es buen historiador, llevó un diario de la gestión donde no solo escribió y relató sus propias vivencias sino que también fue registrando prolijas entrevistas en grabaciones. Muchos de los personajes centrales de aquél proceso, como José Luis Machinea, Adolfo Canitrot o Mario Brodersohn conversaban largamente con el cronista cada vez que volvían de negociar con el FMI en Washington o cuando venían a Argentina negociadores de la deuda externa, problema crónico de nuestra patria.

Torre no trepida en destilar las internas radicales, las contradicciones entre discurso y realidad, las operaciones de Nosiglia o la Coordinadora y también señala como telón de fondo permanente la nula colaboración del sindicalismo y el PJ en los primeros años de nuestra democracia, en los cuales los problemas eran los mismos de ahora: deuda externa, FMI, cosechas promisorias y sequías infames, inflación, emisión, recesión, retenciones, falta de inversión, tarifas, salarios y más y más. Ya sabemos cómo terminó ese gobierno.

Pero lo que más me entusiasmó del libro, puesto a imaginar alternativas a futuro, (o por pura envidia) son las referencias a algo que el autor pudo analizar en Uruguay, Chile y España, en sus respectivos procesos de transición a la democracia y que no se verificó en Argentina: la existencia de un “sottogoverno” o gobierno subterráneo. Esos “sottogoverno” implicaron un espacio de entendimiento estrecho, informal y de mucha confianza entre líderes que, ante la opinión pública, mantenían posiciones duras y antagónicas pero, conscientes de lo que se jugaba, eran capaces de no extremar ningún enfrentamiento y priorizar siempre el interés del país y del sostenimiento de la democracia por sobre intereses personales o partidarios.

Liber Seregni, (Frente Amplio), Julio Sanguinetti y Jorge Battle (partido colorado) y Luis Alberto Lacalle (partido blanco) en Uruguay; Adolfo Suárez (derecha franquista), Felipe González (PSOE) y Santiago Carrillo (PC) en España; Aylwin, Lagos y Frei de la coalición de centro izquierda con pinochetistas en Chile conformaron estos espacios donde, en reserva y discreción, se debatieron y acordaron cuestiones cruciales.

Tal vez el caso más fuerte de “sottogoverno” fue el de España donde las conversaciones reservadas de los líderes permitieron acceder a un buen resultado en tres cuestiones esenciales del proceso de transición: 1) los Pactos de la Moncloa, que a partir de un acercamiento de todos los partidos y muchos sindicatos permitieron frenar la inflacionaria indexación de salarios; 2) la nueva Constitución Nacional, que preservó una monarquía atenuada con el aval “distraído” del PSOE y el PC que públicamente estaban en contra y 3) la resistencia cívica cerrada, compacta y activa contra la intentona de golpe militar del Coronel  Tejero en 1981.

En Argentina han sido escasos las experiencias de un sottogoverno. Tal vez la unidad de los partidos frente al levantamiento carapintada de Semana Santa de 1987 podría ser un ejemplo pero no avanzó hacia una política de Estado con respecto al problema y se dejó que Alfonsín cargara solo el costo de la Obediencia Debida y el Punto Final. El Pacto de Olivos y la reforma constitucional de 1994 fueron un ejemplo interesante. En nuestra provincia, sin dudas la reforma policial impulsada por el gobernador Lafalla en diciembre de 1998 fue un caso paradigmático al implicar negociaciones reservadas y casi secretas entre el gobierno peronista y radicales y demócratas que permitieron llevar adelante una política de consenso en un tema crítico como fue la reforma policial.

Sería bueno ejercer la práctica del diálogo con más frecuencia.

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