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Ser chacrense

Pocos días atrás un comerciante, recién llegado a nuestro pueblo, con un nuevo emprendimiento, nos hizo un comentario que nos llamó la atención: “son raros los chacrenses”. No supimos a qué se refería con ‘raros’ ni a quiénes consideraba como ‘chacrenses’. Esta frase, dicha casi sin querer, nos provocó más dudas que certezas. Nos preguntamos, entonces, qué se podría responder a un recién llegado sobre lo que es ‘un chacrense’. Y no hay una sola y simple respuesta a este interrogante sociológico. Los que somos chacrenses lo sabemos, lo sentimos, aunque sea muy difícil traducir esto en palabras.

A partir de ese elemental suceso, una frase dicha al azar, se nos ocurrió intentar un esbozo de respuesta, aprovechando que en este número de Correveidile aparecen algunas notas dedicadas a antiguos y queridos vecinos del pueblo que nos relatan sus recuerdos y su nostalgia por la ‘Chacras de antes’. Revisando el archivo de nuestro periódico, releyendo cada una de las entrevistas o notas realizadas a nuestros queridos viejos vecinos de Chacras encontramos un hilo conductor, algo así como una matriz que permitiría vislumbrar o esbozar la idiosincrasia del ‘chacrense’.

Nuestros viejos, lo hacedores del pueblo, tienen algo en común: es gente sencilla, trabajadora, honesta, esperanzada y solidaria; y sobretodo orgullosa y amante de su terruño. Personas que anónima y silenciosamente fueron construyendo los cimientos de un pequeño pueblo, intentando concretar proyectos para el bien de todos.

Por temor a que la memoria nos haga una trampita, evitaremos dar nombres y apellidos. Seguro que los chacrenses memoriosos recordarán a algunos a quienes nos referimos. Es que este bendito pueblo ha tenido la suerte de contar con cientos de buenos vecinos. Médicos gauchos que nunca preguntaron por la billetera del paciente, enfermeros idóneos cuando el Centro de Salud recién comenzaba, maestros que formaron durante décadas a muchos de los que luego fueron dirigentes políticos… La lista sería larguísima. El peluquero de calle Italia, el inefable bicicletero imprescindible durante aquellos años que había más bicis que camionetas. Los constantes e incansables vecinalistas que fundaron nuestra Unión Vecinal. Gracias a su gestión se lograron importantes avances para el pueblo: alumbrado público, creación de la Escuela Técnica Enrique Mosconi, red de gas natural, etc. Así podríamos seguir mencionando a albañiles, carpinteros, panaderos, carniceros, profesores, deportistas como el gran arquero del Club Atlético Chacras de Coria que supo vivir en calle Viamonte, artistas de la plástica, de las letras, de la música, comerciantes que auspiciaban las famosas retretas en nuestra plaza y al placero que la cuidaba con tanto esmero que era foto obligada de todo turista que nos visitaba.

Todos ellos tuvieron algo en común: no se encerraron en sus viviendas, no construyeron muros para separarse del vecino. Por el contrario, estuvieron atentos a las necesidades comunes. Fueron gente sencilla y lo siguen siendo.

Toda comunidad sabe que si reconoce los valores de sus fundadores podrá proyectarse en el futuro sin perder ni olvidar sus orígenes.

No somos raros los chacrenses, aunque vamos quedando pocos. No es lo mismo habitar en Chacras que ser de Chacras.


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