Por Onelia Cobos
Dos nombres evocadores de los viejos y entrañables valores de Chacras . Dos soñadores caminantes de utopías hechas realidad.
Creyeron ambos, obstinadamente, que la ignorancia y el olvido podían combatirse desde las aulas.
Dos espíritus morales, creyentes de que es posible aún la justicia, convencidos ambos que el ser humano es perfectible.
Dos optimistas del alma, producto de la esotérica capacidad para soñar que confiere Chacras a quienes pisan el centro de su emblemática plaza de las retretas y se dejan envolver por su magia.
Chela, fundadora de la biblioteca popular, enseñándonos que los grandes proyectos se hacen cuando el que sueña es acompañado por el prójimo solidario mimetizándose en el hacer común.
Chela, docente por vocación, permanente estimuladora de alumnos, disciplinadora en el amor, mirando y empujando siempre al que menos podía.
Silvano, carpintero, alimentando siempre una ilusión casi salvaje por la creación de escuelas.
Vecino fundador de la emblemática primera Unión Vecinal del pueblo. Consiguiendo la instalación del gas entre muchos otros logros comunitarios.
Desfilan en la charla las ´´crecientes” o inundaciones de calles como Pueyrredón, el incendio de Chantire, las bicicletas del pasado como casi único transporte, los caballos que acercaban a las personas a Godoy Cruz y desde allí el tranvía hasta el “centro”…….
El café se ha enfriado, nadie repara en ello.
Uno tras otro siguen fluyendo los recuerdos del pasado tejiendo una sutil red configuradora del perfil de nuestro Chacras.
Los dos recuerdan que fueron compañeros de grado en la Escuela Teresa O’Connor, la escuela de la magnolia grande en el patio chico.
Los dos siguen soñando sueños grandes para Chacras. Transitan la década de los 90 o casi.
Constituyen patrimonio vivo de nuestro pueblo del Asombro.