Arquitectura y Patrimonio: Entre otras construcciones que rodean a la Plaza San Martín de Ciudad, se encuentra la del Banco de la Nación Argentina.
Por Carlos Campana
Una obra de tipo monumental, académica, sobria, que desde hace casi 111 años perdura en el tiempo. La instalación del Banco de la Nación Argentina en nuestra provincia se remonta a fines del siglo XIX.
El 15 de febrero de 1892 abrió sus puertas al público mendocino y su primer gerente fue el ex gobernador de Mendoza, Elías Villanueva. Originalmente el Banco funcionó en la Av. San Martín al 1630 hasta su traslado al nuevo edificio situado en la esquina de las calles Necochea y 9 de Julio.
La gestación del nuevo edificio comenzó en 1900 pero se tardó siete años para adquirirlo al Estado Nacional. En ese sitio se ubicaban los cuarteles del Regimiento 1º de Cazadores y el 4 de febrero de 1905 fue protagonista de la revolución armada que se produjo contra el gobierno nacional y que también estalló en Mendoza, al mando del doctor José Néstor Lencinas. Tropas del ejército leales al presidente Manuel de la Quintana, a las órdenes del teniente Basilio Pertiné -abuelo de la esposa del ex presidente Fernando de la Rúa- pusieron gran resistencia en ese lugar y finalmente vencieron a los insurgentes. Las instalaciones del Cuartel del Regimiento 1º de Cazadores quedaran totalmente destruidas, lo que hizo que después el terreno fuese adquirido por la entidad bancaria.
El edificio original se inauguró el 29 de setiembre de 1910 y en 1923 se proyectó una ampliación, pero su construcción se demoró hasta 1929 y fue concluida en 1932. El autor del proyecto original de este edificio fue el ingeniero Juan Molina Civit, especialista en edificaciones contra temblores y funcionario del Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
La estructura es de ladrillo sunchado con armazón de acero, los cimientos y el sótano son de hormigón armado. Entre otros detalles tiene mosaicos que fueron traídos especialmente del Reino Unido y en su interior se destacan las columnas monumentales y el cielo raso casetonado y decorado. En el exterior tiene un sistema de columnas monumentales sobresalidas, de carácter estructural, con grandes ventanales con arcos de medio punto. De las varias modificaciones que sufrió la estructura original se conserva su reloj y es uno de los pocos edificios que permanece con su función original.
El mismo es Patrimonio Cultural de la Ciudad de Mendoza, por la Ordenanza Nº 3037/91.