El Merendero María Silvia

La vecina y autora de la columna de Neurociencia, Cecilia Ortiz, visitó el espacio de Junín, a donde llevó donaciones para repartir entre la comunidad con la que trabaja María junto a sus hijos.

Philips es una localidad de Junín, a unos 56 km de la Ciudad de Mendoza. Debe su nombre a la estación de ferrocarril que existía allí. Tiene una escuela secundaria y cuatro primarias.

María vive allí y junto a sus hijos abrió un merendero al que bautizó “María Silvia”, en honor a su mamá. Ellos se encargan de ayudar a 200 niños, algunos con patologías neurológicas importantes. Hacen todo a pulmón y no reciben ayuda del Gobierno, sólo de quienes con su generosidad, aportan dinero o alimentos.

Cuentan que ahora, desde la pandemia, los niños no comen ahí pero sí, religiosamente, concurren cada día a buscar su ración y de paso se llevan algo para el resto de su familia.

María tiene los brazos fuertes y la mirada más profunda que he visto. Su sonrisa es maravillosa. Sus hijos, como centinelas, la ayudan.

Su generosidad es tan inmensa como la suma de sus brazos, su mirada y su sonrisa: “Esto es lo que me gusta hacer”, me cuenta, y habla de los niños como si fueran suyos.

Gracias a la colaboración de muchos vecinos de Luján de Cuyo, pudimos acercarle mercadería y ropa para el invierno.

Ella, agradecida, envía un GRACIAS a todos y nos saluda con esa mirada profunda, esa sonrisa maravillosa y el ajetreo de sus brazos fuertes.

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