¿Por qué “boleta única” ya?

Recientemente un grupo importante de miembros del Congreso –diputados y senadores, tanto del oficialismo como de la oposición– ha impulsado para la instancia electoral nacional de este año el llamado sistema de “boleta única”. Pero también nuestra provincia tiene la concreta posibilidad de implementarlo en sus propias elecciones de renovación de la Legislatura y concejos deliberantes. En este caso no se necesitaría modificar ninguna ley.

Por Dr. Alberto Montbrun – alberto.montbrun@gmail.com

¿Qué es eso de la boleta única?

Nos vamos a referir a la “boleta única” en general, dejando en claro entonces que hay un marco legal para las elecciones nacionales –donde se ha presentado la propuesta– y un marco legal para las elecciones provinciales que ya permite la utilización del sistema a decisión del gobernador.

La “boleta única” es un tipo de papeleta electoral en la que en un solo papel o boleta, que el presidente de mesa entrega al votante, aparecen todas las opciones en juego para los diversos cargos. El o la votante marca o señala la opción de su preferencia para cada cargo en juego.

En el sistema actual cada partido lleva una “boleta sábana” de varios tipos de candidaturas (diputados y senadores nacionales, diputados y senadores provinciales, concejales) que son normalmente colocadas completas por los votantes. En la boleta única, en cambio, el votante debe, sí o sí, optar y marcar su opción en cada cargo que se elige. Obviamente también puede no marcar ninguna opción. En ese caso el voto se considera en blanco.

¿Y qué ventajas tiene?

La boleta única aumenta sensiblemente la autonomía decisional del votante al dar la posibilidad de poder elegir distintas listas de candidatos de distintos partidos sin la incómoda necesidad de estar cortando las boletas. Es menos complicado para optar.

La boleta única permite terminar con el gasto astronómico de la impresión de boletas que auspicia todo tipo de negocios oscuros. Con el sistema de boleta única la boleta se entrega exclusivamente a cada votante al momento de votar. No se puede repartir con anterioridad.

Además el sistema evita un vicio grave de nuestras elecciones: la sustracción de las boletas de los partidos que no pueden garantizar tener fiscales en todas las mesas y apoderados en todas las escuelas. La triste experiencia política de la Argentina indica que las boletas de los partidos más pequeños, que no pueden garantizar este control son rápidamente “desaparecidas” por el acuerdo o la indiferencia o la complicidad de los partidos más grandes.

Al tener que marcarse cargo por cargo y aparecer todas las opciones en la boleta única se evita también el “efecto de arrastre” que genera el llevar algún candidato o candidata conocido y presentable en la actual boleta sábana y después una cantidad importante de personas que no se sabe para nada quiénes son o qué trayectoria tienen pero igualmente resultan elegidas.

Córdoba y Santa Fe llevan ya varias elecciones con este sistema que, además, observadores internacionales han reconocido que es mucho más seguro, confiable y económico que cualquier otra opción incluido el voto electrónico.

La cuestión en Mendoza

En Mendoza la posibilidad de la utilización de la boleta única es una opción que tiene que decidir el gobernador y que está contemplada en el artículo 17 de la ley electoral 2551.

Aún si no cambiara el sistema nacional y no se separan las elecciones, lo mismo podría utilizarse la boleta única en Mendoza. Ambos sistemas –el actual nacional de boleta partidaria y el posible provincial de boleta única– son plenamente compatibles. El presidente de mesa le da al votante su sobre y la boleta única y éste entra al cuarto oscuro. Allí marca en la boleta única su preferencia provincial y agrega la boleta nacional de su preferencia que se encuentra en el cuarto oscuro (para 2021, Mendoza renueva sus tres senadores y cinco diputados nacionales). Mete todo en el sobre y de ahí derechito a la urna.

En Mendoza se está conformando un colectivo de organizaciones en torno a la Fundación Nuestra Mendoza que acompaña un movimiento nacional por el tema. Actores sociales, empresarios, ciudadanas y ciudadanos interesados en impulsar un cambio en la forma de elegir a nuestros gobernantes y transparentar el proceso electoral, empoderando a la ciudadanía al dotarla de mayor capacidad de decisión.

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