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La cocina de Ana en pandemia

Ana pertenece a una antigua familia chacrense: los Dottori. Su padre se dedicó a la construcción y posiblemente no haya casa del pasado en la cual no haya intervenido.

También se dedicó a celebrar la Vida, la comida, el buen vino, la familia y los amigos. En su casa, los fines de semana se convertían en verdaderas fiestas de piano, acordeón y guitarra.

Por Onelia Cobos

Ana creció en esta atmósfera de celebración. La cocina, la jardinería, la costura fueron tocadas por un entusiasmo y color muy singulares.

Hubo un tiempo en que decidió salir de la casa y trabajar en un restaurant del pueblo haciendo pastas. Pronto se hicieron famosas. El queso de rallar que ponía en los ravioles, ñoquis, agnolottis, spaguettis, parecía derretirse en una mágica lava blanca, construyendo apetecibles castillos que desaparecían muy pronto del plato de los comensales.

Familia de origen italiano, Ana sintió siempre la influencia cultural de la cocina italiana.

Sin embargo algo muy profundo pasaba en sus recetas de carne roja, pollo y pescado, donde jugaba con diferentes aromas de condimentos, como pimienta negra, ají molido, orégano, tomillo, comino, nuez moscada, ajo, pimentón, albahaca y puerro.

Así las cosas y pasado un tiempo, el restaurante donde trabajaba cerró, y Ana se refugió en el vergel de su casa entretenida siempre con la costura, la cocina y las plantas.

Cuando llegó el catastrófico 2020, arrastrando una pandemia universal inmanejable, Ana supo que tenía las herramientas exactas para enfrentar el aislamiento que impuso el sobrevivir. Desde temprano su cocina soltaba un delicioso aroma a cebolla y ajo, pimiento y carne a la olla.

El olor a empanadas, tartas, canelones, tortillas inundaba el espacio de su cocina pasando a la de los vecinos, que desde muy temprano sentían un hambre descomunal e imparable.

Al multiplicar  el tiempo de encierro por la PANDEMIA, Ana pudo dedicarse a full a la cocina .Su familia no paraba de pedirle sus ricos platos a los que  empezó  a agregar pedidos de los vecinos.

Para que la ayudaran invitó a jóvenes estudiantes a trabajar por turnos y sin querer queriendo FUE ARMANDO  UN PROYECTO CULINARIO DE GRAN ENVERGADURA.

Cuando  llegó la VACUNA  a la población  y sus habitantes normalizaron sus salidas , sus compras y los deliveries de los negocios  mermeraron ,la empresa de Ana era la única que había crecido de tal manera que tuvo que sostener la metodología del envío a domicilio y fue la fuente de  trabajo de  más de cien familias.

Ha pasado mucho tiempo . La comida de Ana ha pasado a ser  un ícono folclórico del la comunidad.

Ana  tiene muchas chicos y chicos cheff cocinando  en su negacio. Ella también ha acumulado  Tiempo. Ya no cocina. Supervisa.

Por las tardes se sienta en el fondo del jardín de sus casa a disfrutar de las mariposas y los colibríes que se agolpan en las rosas, retamas y aromos.

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