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Editorial: Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia

Este día es un feriado nacional inamovible de Argentina que se conmemora cada 24 de marzo. La fecha remite al último golpe de Estado y busca generar memoria y conciencia colectiva para que los golpes de Estado y las violaciones de los derechos humanos no se repitan “nunca más” y sus autores sea enjuiciados y castigados. La dictadura cívico-militar que se instaló el 24 de marzo de 1976 impuso un régimen de terrorismo de Estado que causó que decenas de miles de personas fueran asesinadas, desaparecidas, violadas, torturadas y exiliadas. Las organizaciones de derechos humanos, los sindicatos, el movimiento estudiantil, los movimientos sociales y muchos partidos políticos hacen referencia los 30000 desaparecidos que fueron víctimas de la última dictadura militar y cuya presencia en la sociedad actual se invoca, en cada conmemoración, al grito: 30000 detenidos desaparecidos ¡Presentes!¡Ahora y siempre!

Es saludable que la sociedad no olvide su pasado. Es justo que se manifiesten en las calles reivindicando la verdad y la justicia. Que se enseñe en todas las escuelas la historia del llamado “proceso de reorganización nacional”

Hoy nuestros jóvenes y no tan jóvenes no fueron partícipes directos de esos nefastos años. Pasaron 45 años desde aquel fatídico 24 de marzo. Se respiraba en el aire que ‘algo’ iba a suceder. El gobierno de Isabel Martinez viuda de Perón hacía agua por todos lados. El ‘brujo’ José López Rega manejaba los deshilachados hilos del poder. Comandaba una banda de asesinos y ladrones llamada “la triple A”. Básicamente su misión fue hacer desaparecer a cualquier persona considerada subversiva. Montoneros y el ERP eran las dos agrupaciones armadas mayoritarias que realizaban distintos actos terroristas principalmente contra militares y empresarios.

El gobierno de facto que causó el golpe de estado el 24 de

marzo de 1976, justificó sus nefastas acciones diciendo que

había una guerra contra la subversión. Explícitamente declaró que su propósito era el exterminio de los subversivos. Invadió los medios de comunicación con mensajes para concientizar a la sociedad del peligro que representaban esas ideologías extranjerizantes. Los noticieros de todas las radios y televisoras intervenidos llamaban a la sociedad a unirse a esta guerra antisubversiva. Muchas personas interpretaron el mensaje ingenuamente. Así comenzó una especie de ‘casa de brujas’ en los barrios donde los vecinos denunciaban como sospechoso a Fulano porque tenía el pelo largo y volvía tarde de noche con una guitarra y escuchaba rock a todo volumen. Otros porque hablaban de injusticias y abusos cometidos por ‘’las fuerzas el orden´´ a plena luz del día.

Todos veían circular despaciosamente a los tristemente célebres Falcon verdes sin chapas patentes para concretar algún operativo. Pero el silencio temeroso se apoderó las mentes. Cuando un vecino desaparecía el murmullo afirmaba: ‘algo habrá hecho’.

En las facultades los profesores dictaban sus clases bajo la vigilancia de un soldado armado con un fusil. En todas las facultades echaron a excelentes profesores por presuntos subversivos y se tuvieron que exiliar. Muchos estudiantes sufrieron el mismo triste destino. El delito era pensar diferente y eso era intolerable para la dictadura que exigía un pensamiento único.

Este Proceso terminó definitivamente en 1983 con las elecciones democráticas que llevaron a la presidencia de la Nación a Raúl Ricardo Alfonsín. Fueron 7 años de la dictadura más sangrienta y corrupta de nuestra historia

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