Archivo | marzo 4th, 2021

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Tres lujaninos ganaron el NASA Space Apps Challenge

Entre más de 26.000 participantes y 2.303 presentaciones de todo el mundo, el equipo “Zonda Incorporated”, integrado por Sebastián Calvera, Sergio Dubón, Julieta Porta y Wenceslao Villegas (Guatemala), resultó uno de los ganadores de la hackatón internacional NASA Space Apps Challenge que se desarrolló en octubre de 2020.

El proyecto “Flut Mapper” obtuvo el primer puesto en la categoría Euro Data Cube Award de la competencia creada por la NASA y organizada en varios puntos del país por The Mars Society Argentina, que es parte de la Fundación Mendoza Crear. “Flut Mapper es una herramienta que ayuda a las sociedades a determinar el costo de recuperación de infraestructura después de una inundación. Mediante el uso de imágenes satelitales, configura un mapa para una región específica con especial atención a las ubicaciones de infraestructura crítica, las instalaciones de servicios esenciales y las características topográficas. A través del monitoreo en tiempo real, la herramienta puede evaluar la magnitud de una inundación y estimar el costo que produciría”, explicaron sus realizadores lujaninos: Sebastián Calvera, Sergio Dubón, Julieta Porta y Wenceslao Villegas (Guatemala).

El equipo Zonda Incorporated tiene ahora la oportunidad de mejorar la idea del proyecto con el entorno Euro Data Cube, para lo cual posee una licencia de 1 año y 5000 euros proporcionados por la ESA (Agencia Espacial Europea). Inicialmente, el premio también incluía la posibilidad de visitar las instalaciones de la NASA, lo cual se vio obstaculizado por la pandemia. De todas maneras, el próximo el 12 de marzo se realizará una ceremonia virtual donde se reunirán los equipos ganadores de la hackaton y diferentes líderes de la NASA.

Categorías premiadas

La edición 2020 del Nasa Space Apps Challenge se realizó de manera virtual en 230 ciudades alrededor del mundo y en esta oportunidad premió a proyectos de 7 categorías: mejor uso de datos, de tecnología, impacto galáctico, inspiración, concepto de misión, uso de ciencia y Euro Data Cube Award.

Las tradicionales menciones de honor se otorgaron a equipos de Estados Unidos, Brasil, India, Perú, Ucrania, Alemania, Nigeria, Reino Unido, Australia, Argentina, Guatemala, Costa Rica, Brunei, Italia, Jamaica, Macedonia y Bangladesh. La mención argentina fue para el equipo CANIX de Bariloche.

Según comunicó la organización del evento, “los proyectos ganadores consistieron en soluciones inspiradoras, innovadoras e impactantes y en todos los casos mostraron el increíble alcance y los usos potenciales de los datos de código abierto de la NASA y agencias espaciales asociadas de Europa (ESA), Japón (JAXA), Canadá (CSA) y Francia (CNES)”.

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Editorial: Estilo Pueblo -->

Editorial: Estilo Pueblo

Muchas veces la nostalgia nos devuelve hermosas imágenes que solo existen en el recuerdo, sobreviven en aquellas personas que las compartieron y disfrutaron. Hoy, en nuestro pueblo, lamentablemente van quedando pocas personas que añoren, nostálgicas, a la Chacras de antes. Cuando se vivía y respiraba ‘el estilo pueblo’. Estilo por demás sencillo, sin normas escritas para practicarlo. Sin embargo, las costumbres ordenaban el ritmo social y cotidiano de cada uno de sus habitantes. El respeto, la tranquilidad, la cordialidad y la solidaridad eran pautas sobreentendidas para lograr un buen vivir. Esas imágenes nostalgiosas nos llevan a pensar que la Chacras de entonces era más vivible, más sensata y hasta más bonita. Que tenía un estilo propio y único, que la distinguía de cualquier pueblo vecino. Su plaza, su parroquia, el bar del Elio, la esquina de la Virgen, la peluquería de Botarelli o de don García, la estación Paso de los Andes, el Correo y su jefe Quiroga, la panadería de Pedro Colovati y la bicicletería de don Cobos.

El progreso es ineludible y necesario. No se puede vivir eternamente en el pasado. Hoy tenemos más comodidades, más medicinas, mejores comunicaciones y, en definitiva, más confort. Hoy no se justificaría ir a buscar agua potable al surtidor de la calle Newbery o a la carretela de don Salcedo con su reparto de carne, ni al simpático y destartalado micro azul del Nene vendiendo verdura fresca a domicilio.

Nos preguntamos si ante este avance inevitable del progreso, no sería preciso reflexionar, meditar un poco y establecer alguna medida para que Chacras no pierda su ESTILO PUEBLO. Ya hemos perdido bastante. Sería una larga lista enumerar a las viviendas familiares convertidas en locales comerciales. En calle Italia ya quedan muy pocas casas habitadas por familias. O a los viñedos devenidos en barrios privados… Para muchos, tal vez para los recién llegados, esto es el progreso. Y es cierto: es una forma ‘del progreso’, pero no la única.

En muchos lugares de nuestro país, en pequeños pueblos, sus habitantes regulan muy bien los cambios que se producen en su comunidad. No quieren alterar ‘su estilo’ de vida. Porque a su entender viven bien y así son felices.

Borrar parte de la historia de Chacras con una topadora es tarea sencilla pero irreversible. Transformar en baldío cientos de años de algo que fue protagonista de nuestro pasado no tan lejano nos llena de tristeza.

Nos estamos refiriendo a la casona de Viamonte donde topa Mitre. La conocimos personalmente, hicimos una nota y tomamos fotos de vecinos que ya no están. Esta casa en su frente tenía una placa: 1908 PJ. El número corresponde al año de inauguración y las iniciales son de su propietario original Pedro Jelacich. Aunque comenzó a construirse en 1882 por un croata venido a estas tierras escapando de la violencia de su país. Llegó un contingente importante y se emplearon en la construcción del ferrocarril trasandino.

Durante muchos años en esa casa funcionó El Topón. Tenía bar, carnicería, salón de juegos, restaurante, cancha de bochas, chacinería y en la parte del fondo una bodeguita y viñedo. En la época que funcionaba la Carbometal, el restaurante supo albergar a más de cien comensales diariamente. Claro, solo había menú.

En 1955 vino a Chacras Luis Sandrini a dirigir y actuar en una película: “Cuando los duendes cazan perdices”. Él y gran parte de su elenco paraban en el Hotel San Francisco. Pero Sandrini fue a comer al Topón, se hizo muy amigo de doña Elena, la propietaria y luego muy asiduo a su restaurant. Cada vez que Sandrini pasaba por Mendoza su visita a doña Elena era infaltable.

Ahora hay un baldío ignorante del pasado.

Foto: Cachilo Púrpura

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