¿Por qué?
Cada lugar
y cada objeto.
Cada color,
cada perfume…
¡¡¡En qué dolor profundo
se resumen!!!
En qué martirio
al alma mía consume el tiempo
vacío ahora,
sin dar lugar a racional consuelo.
¿Por qué moriste, amor…?
Ni mi desvelo podrá otra vez traerte
para calmar mi anhelo.
La muerte pudo más.
Mi viejo corazón, envuelto en hielo,
cesará de latir con tu recuerdo.
José Enrique Marianetti
Del Poemario A mis dos amores y un ocaso